El cine de superhéroes ha cambiado lo suficiente como para convertirse de un género de riesgo a una apuesta segura en taquilla y contar con suficientes ejemplos como para hacer una lista de mejores películas de superhéroes. Tanto así como las peores.
No obstante, su mayor cambio radical también en su capacidad para madurar y hacerse cada vez más interesante, prolífico y sólido.
En especial durante los últimos años, la calidad de las historias basadas en las más singulares historias del cómic se ha convertido en pequeñas obras artísticas que sorprenden por su calidad y mirada novedosa sobre el género. Sin un orden en particular, hacemos un repaso a lo mejor del cine de superhéroes.
10) X-Men: Días del futuro pasado, de Bryan Singer (2014)
Este semi reboot de la franquicia original logró revitalizar la saga sino y dotar de una desconocida tridimensionalidad a sus personajes principales. Especialmente cuando una sucesión de malas decisiones cinematográficas parecían haber golpeado de manera sensible la integridad de los rostros más emblemáticos de los mutantes más queridos del cómic.
Pero el X-Men: Días del futuro pasado, disponible en Disney Plus, de Singer rescató lo esencial de una trama por momentos dolorosa y casi siempre brillante. Y además, la dotó de una mirada poderosa que revitalizó a los personajes.
El Magneto de Michael Fassbender se convirtió en símbolo integral del mal racional, mientras que James McAvoy creó una nueva versión de Xavier humana, dividida entre el miedo, el amor y el deber. Como si eso no fuera suficiente, Hugh Jackman brinda a su Lobezno viajero entre líneas temporales una fortaleza asombrosa y le convierte en el centro de atención de una película formidable e impecable a todo nivel.
Quizás el experimento más atrevido de la saga y, sin duda, del cine de superhéroes.
9) ‘Shazam!’, de David F. Sandberg (2019)
Nadie — ni siquiera DC — esperaba que esta película basada en un superhéroe no demasiado popular de la editorial se convirtiera en el éxito en que se convirtió. Pero se trató de una apuesta arriesgada que resultó bien. Una de las películas más adorables de los últimos años que logró el milagro de sacudir los cimientos del universo expandido de DC y darle un segundo aire, además sino de interconectar sus diferentes historias con una rara mezcla de sutileza, sentido del humor, ternura e inocencia.
Por supuesto, todos lo sabemos: la gran estrella de la función es Zachary Levy, que en un evidente y más que brillante homenaje a Tom Hanks en Big encarna al superhéroe más joven de la pantalla con momentos de singular sentido del humor, humanidad e inocencia.
Por si todo lo anterior no fuera suficiente Asher Angel y Jack Dylan Grazer crean un dúo dinámico cuya química vale oro puro. Especial mención para la dirección de Sandberg, llena de guiños a la cultura pop y al resto de la película del estudio. Un brillante ejercicio de imaginación.
8) Capitán América: el soldado de invierno, de Joe Russo y Anthony Russo (2014)
El guion de Stephen Markus y Christopher McFeely se sigue considerando brillante, una película de espías de enorme en el contexto del género de superhéroes. Elegante, con una sofisticada mirada narrativa, pero en especial una reflexión sobre la naturaleza dual del bien y el mal que rara vez se incluye en películas del género, se trata de una de las joyas de la corona del Universo Cinematográfico de Marvel.
Además de sus virtudes formales, Capitán América: el soldado de invierno –disponible en Disney Plus– es también la presentación de una idea que seguiría siendo de considerable interés en el resto de las películas que involucran al Capitán América: su madurez espiritual y la concepción del héroe líder, que el actor Chris Evans encarna con sutileza y una profunda compasión.
Del héroe incorruptible e impasible del cómic, el Capitán América cinematográfico es una combinación afortunada de lo simbólico y lo humano, lo que permite comprender sus virtudes y algunos de sus defectos.
El hombre perfecto también puede ser falible y los hermanos Russo se encargaron de recordarlo.
7) Avengers: Infinity War, de Joe y Anthony Russo (2018)
Antes del estreno de Avengers: Infinity War, ahora disponible en Disney Plus, varías voces críticas se preguntaron en voz alta si sería posible que un escenario como el que imaginaban los hermanos Russo para el final de la primera parte de la conclusión de la fase tres del Universo Cinematográfico de Marvel podría tener un resultado exitoso.
Se trataba de un complicado recorrido por varias líneas temporales y argumentales paralelas, y un prodigio de buen hacer narrativo para intentaría mezclar las personalidades dispares y con frecuencia, en franco contraste de los personajes. Eso sin cuenta con múltiples escenarios en que se desarrollaría los eventos y, también, las historias de varios de los rostros emblemáticos que habían poblado el recorrido en pantalla grande de la casa de las ideas por más de diez años y que habría que concluir de un modo u otro.
La película demostró que estaba a la altura de las exigencias del público y que además se convirtió en un experimento afortunado que desconcertó, maravilló y conmovió a los millones de fans de la exitosa franquicia Marvel alrededor del mundo.
Nadie sospechaba —nadie más que quienes habían escuchado con atención a Mark Ruffal — el final del film y para cuando la pantalla se llenó de cúmulos de ceniza, el siniestro silencio que antecedió a los créditos de cierre dejó estupefacto a buena parte de la audiencia.
Después de que todo el Universo Cinematográfico de Marvel gravitara alrededor de la amenaza de Thanos (Josh Brolin) de hacer desaparecer a la mitad de la vida existente, la consumación de quizás uno de los actos de crueldad más despiadados del mundo del cómic, llegó a la pantalla grande con todo su dramatismo e insólita tensión.
La desaparición física de muchos de los héroes favoritos de la audiencia estremeció a los seguidores del MCU y les dejó aturdidos en espera de la conclusión, que tendría la complicada misión de no sólo terminar con buen pie la que se llamó “la película definitiva de superhéroes” sino brindar una apropiada redención a sus personajes favoritos. ¿Podría hacerlo?
6) Avengers: Endgame, de Joe y Anthony Russo (2018)
Si la grabación de Avengers: Infinity War, disponible en Disney Plus, fue toda una estrategia planeada para evitar filtraciones de información, la conclusión en Avengers: Endgame se convirtió en el secreto mejor guardado del cine.
Los fans se dieron a la tarea de revisar foros, de escudriñar fotografías y hacer conjeturas durante casi un año, mientras Marvel se negaba a brindar la más mínima pista de lo que ocurriría en la que sin duda sería su película más colosal, poderosa y sin duda, el cierre emocional de un largo trayecto del público con sus héroes favoritos.
Para el momento de su estreno, la película despertó una verdadera reacción colectiva a la altura de éxitos icónicos como Star Wars: colas de fans en todo el mundo comenzaron a formarse días antes de la premiere oficial y aunque la mayoría de las entradas estaban vendidas semanas atrás, un grueso número de seguidores comenzó a comprar boletos subastados por E-Bay a precios exorbitantes.
Finalmente, el 22 de abril del 2019, las puertas de los cines se abrieron y los fans pudieron asistir a uno de los eventos más emblemáticos de la década. A pesar de sus casi cuatro horas de duración, la película se convirtió en un instantáneo de taquilla y un colosal triunfo de crítica.
A nivel formal, la película es una secuela directa de Avengers: Infinity War y decide tomar el camino más complejo para revertir las consecuencias mortales del chasquido de Thanos.
El guion es una sólida reinvención del habitual viaje en el tiempo y aunque hubo quejas sobre los conceptos científicos utilizados por los guionistas para narrar la historia, la película logra cerrar de manera apropiada todas las preguntas que dejó su predecesora. Como si eso no fuera suficiente, tuvo varias de las escenas más icónicas de la historia del cine de superhéroes y un clímax conmovedor que abrió las puertas para lo que sea que ocurra en la venidera cuarta fase.
Colosal, excesiva y extraordinaria, la película representó el punto más alto del Universo Cinematográfico de Marvel.
5) Deadpool, de Tim Miller (2016)
A este mercenario bocazas le tomó años y todo el poder — que entonces no era tanto — de Ryan Reynolds en la industria para llegar a la pantalla grande.
Tuvo que enfrentarse a la desconfianza de los ejecutivos, cientos de revisiones de guion, a los fracasos fílmicos de Reynolds y al hecho de que el estudio no parecía especialmente interesado en llevar al cine un héroe grosero, que rompía con frecuencia la cuarta pared y que necesitaría una clasificación de adultos para funcionar. De modo que la película fue de mano en mano, hasta que finalmente un ejecutivo le tomó la palabra Reynolds — quien también financió parte de la filmación — y dio luz verde al proyecto.
Lo siguiente que sucedió es que este mutante que no quiere ser héroe y tiene un dudoso sentido del humor se convirtió en un éxito de taquilla extraordinario y obtuvo una recaudación tan colosal que le convirtió por años en la película con clasificación R más rentable, título que perdió hace poco de manos del Joker, de Todd Phillip.
Pero el éxito logró algo más: convirtió a Deadpool en una referencia obligada de un nuevo tipo de superhéroes, uno mundano, en ocasiones grotesco, pero sin duda necesario en el impoluto y de vez en cuando aburrido, universo superheróico.
4) Wonder Woman, de Patty Jenkins (2017)
El Universo Cinematográfico de DC atravesaba quizás el peor de sus momentos y la decisión de llevar al cine la historia de Wonder Woman por primera vez no parecía la respuesta inmediata la crisis.
Sobre todo, después de varios fracasos taquilleros y en especial un deslucido historial de películas que no lograban despertar del todo el interés del público. Pero, aun así, el estudio y la editorial tomaron el riesgo: contrataron a una actriz no demasiado famosa y pusieron el proyecto en manos de una directora con una visión interesante pero no muy conocida. Quizás, no sería el triunfo que necesitaban, pero sí una honrosa adición a su cada vez más confuso universo cinematográfico.
Resultó que sí era exactamente lo que DC necesitaba: Gal Gadot encarnó a Diana de Themyscira con un formidable y poderoso carisma, que dotó a la película de una solidez asombrosa a la vez que la dirección de Jenkins convertía a las Amazonas en totem de fortaleza y firmeza.
El resultado es una película con un colosal potencial y un encanto que todavía resulta difícil de definir.
3) Joker, de Todd Phillips (2019)
Cuando el director de la trilogía Resacón en las Vegas anunció que trabajaba en una versión del archienemigo de Batman nadie dio un céntimo de confianza al proyecto. Ni siquiera Warner Bros, que optó por desalentar al director disminuyendo drásticamente el presupuesto original y poniendo todo tipo de trabas para su filmación. Pero Phillips insistió e incluso aportó dinero de su bolsillo para asegurar la marcha de la producción.
Cuando Joaquin Phoenix aceptó el papel de Arthur Fleck/Joker, algunas cejas se levantaron con curiosidad y otras con interés. Las primeras fotografías mostraron a un monstruo de rostro colorido e inquietante que la audiencia no supo cómo encajar y cuya imagen aumentó la expectativa hacia lo que Phillips podía estar filmando.
Para cuando el primer trailer se liberó, fue evidente que lo que estaba por nacer era una obra de ruptura (o así se le llamó) y quizás la reinvención más desconcertante de uno de los personajes emblemáticos de DC.
La película no cumplió del todo con las expectativas, pero sí puede presumir de haber reescrito la historia de las películas de superhéroes. Con su subtexto de crítica social, su monstruosa mirada sobre un tipo de mal que rara vez se ve en pantalla y unas cuantas escenas icónicas, Joker se convirtió en un verdadero terremoto que sacudió los cimientos del cine de superhéroes.
La película dividió a la crítica y al público, le valió su primer Oscar a Pheonix y dejó un rasero muy alto para la próxima producción del estudio. Todo un éxito sin precedentes que quizás sea muy complicado de emular en el futuro.
2) Logan, de James Mangold (2017)
Mangold tiene una especial capacidad para narrar historias desde una perspectiva adulta y en especial aquellas que involucran una mirada renovada a géneros cinematográficos específicos. En Logan logró crear un western a partir de uno de los cómics más conocidos de Mark Millar, y además crear una atmósfera poderosa que dotó al sólido guion de una rara belleza crepuscular.
La despedida de Lobezno del mundo de los X-Men y de Hugh Jackman del personaje es todo un homenaje cuidadoso al material original, y a uno de los géneros tradicionales del cine estadounidense.
Con sus largos planos pulcros, una versión de uno de los mutantes más emblemáticos vencido por la edad y el mundo hostil que le rodea, es una cuidadosa revisión del universo superheróico en una clave adulta, conmovedora y poderosa.
Quizás uno de los mejores films de la rica filmografía de su director y también, del último lustro.
1) Spider-Man: Into the Spider-Verse, de Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman (2018)
Miles Morales ya era un éxito en el mundo del cómic antes de llegar por la puerta grande a este extraordinario ejercicio de metalenguaje y de inteligencia visual, que tiene sin duda uno de los mejores guiones de los últimos años ya sea en el cine animado y tradicional, a lo que además hay que añadir un fastuoso apartado visual que sorprendió al público y maravilló a la crítica especializada.
Pero además Spider-Man: Into the Spider-Verse es mucho más que sus bondades formales: es un camino del héroe planteado de manera brillante, limpia, inteligente y transgresora. Una mirada emocional a uno de los héroes favoritos del mundo del cómic, un homenaje al universo del superhéroe y a la inocencia del autodescubrimiento.
Todo encarnado en la figura de uno de los héroes más carismáticos de los últimos años y sus diversas encarnaciones dimensionales. En conjunto, la película es una celebración total a todo lo que hace extraordinario al cine de superhéroes, a Spiderman y a cada elemento del mundo del cómic que nos hace seguir siendo fanáticos años tras año. Quizás uno de los momentos más altos del género.