Las películas de superhéroes no siempre han sido un éxito. Cuando Iron Man, de Jon Favreau, llegó en 2008 al cine, nadie podría presagiar lo que vendría después. Hasta entonces, las películas de superhéroes habían sido una apuesta de alto riesgo: con honrosas excepciones como las de Batman y Superman (cuyas franquicias habían sobrevivido con resultados desiguales a través de las décadas), el cine que intentaba adaptar los universos superhéroicos del cómic no las había tenido todas consigo.

Este nuevo intento con un Robert Downey Jr. con aires de estrella de rock y un director lleno de buenas ideas pero desconocido fue recibido con cautela. Hubo quien alabó el experimento, el tono desenfadado del film y en especial su considerable personalidad. Y cuando se convirtió en el éxito de taquilla del año, más de un fan lo celebró, pero sin atreverse a esperar algo más. ¿Había sido obra de la casualidad? ¿Se repetiría el éxito de Favreau y sus películas de superhéroes?

Diez años después, ya tenemos las respuestas a esas preguntas: el cine de superhéroes se ha convertido en un éxito comercial histórico y sus ramificaciones se extienden a todo nivel, convirtiendo al subgénero en una robusta adición a la cultura pop que involucra al cine de acción y aventuras.

Con casi cuatro películas por año, tanto Marvel como DC se aseguran que la audiencia no olvide del todo el poder de los grandes héroes y todo apunta a un futuro en las que el fenómeno se vuelva incluso más rentable y poderoso, el de las películas de superhéroes.

Pero mientras ese futuro se acerca (y tendremos que esperar al posible fin de la pandemia para saberlo), hagamos una lista de las peores películas de superhéroes de los últimos años.

Las peores películas de superhéroes

10) Los cuatro fantásticos, de Josh Trank (2015)

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La película lo tenía todo para convertirse en un éxito de taquilla lo suficientemente resonante como para traer de vuelta a la familia superheróica por excelencia.

Con un reparto de lujo que incluía Miles Teller, Kate Mara, Michael B. Jordan, Jamie Bell y la dirección de Josh Trank, que ya había sorprendido en su magnífica Poder sin límites de 2012, el film levantó una considerable expectativa entre fans y medios especializados.

Eso claro hasta que los problemas detrás de cámara comenzaron a ser públicos: Trank acusó a Marvel de “coartar” su libertad creativa, los actores se quejaban de tensión en el set y ejecutivos no identificados declararon a fuentes del medio que el film estaba destinado a convertirse en un fracaso, debido a la disparidad de opiniones entre el director y los productores por el resultado final.

Lo fue: la película es uno de los pocos estrellones en taquilla de Marvel y un clavo en el ataúd de la carrera de Trank, que de ser una de las grandes promesas de Hollywood se convirtió prácticamente en un paria.

¿Y qué tal resultó la película? Una mezcla poco efectiva entre la esencia de Poder sin límites y una visión lóbrega, desordenada y sin sentido del mundo de los superhéroes. Marvel se aseguró de pasar la página y alejarse lo más rápido posible del que aun se considera su peor producto cinematográfico.

9) Green Lantern, de Martin Campbell (2011)

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Ryan Reynolds aún era ese actor canadiense que agradaba mucho a todos pero seguía sin tener un nombre propio. Blake Lively era la chica de moda y Mark Strong un tipo duro inglés a quien la audiencia apenas reconocía. Juntos, formaron parte de uno de los despropósitos más temerarios de DC y, quizás, una de las peores películas de superhéroes filmadas jamás.

Con su aire mediocre, su batería de efectos especiales a medio terminar y su historia que intentó abarcar la amplia y rica mitología de uno de los héroes más extraños de la editorial, la película fue fracaso en todos los sentidos posibles.

Su recargado apartado visual — el exagerado uso de pantallas verdes fue motivo de burlas por años —, un guion lleno de baches y una mirada sobre lo heroico entre lo ridículo y lo blando, la convirtieron en el hazmerreír no solo del cine, sino de los fans que no dudaron en criticar con fiereza a la película.

Eso claro, los que acudieron a las salas de cine para verla: incluso Reynolds confesó hace poco que ni él había visto la película jamás.

¿Un dato curioso? El ahora exitoso director Taika Waititi tiene un papel relevante en el film.

8) Suicide Squad, de David Ayer (2016)

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DC estaba en problemas: su universo cinematográfico se estaba convirtiendo en un cúmulo de fracasos taquilleros y de crítica, por lo que se dedicó de manera intencionada a buscar un gran éxito que pusiera las cosas en su lugar.

Y decidió que Suicide Squad, un pequeño experimento argumental que agrupaba películas de superhéroes y que pensaba adaptar un Universo no muy conocido del cómic de la editorial, lo fuera. De pronto, la película — que hasta entonces se consideraba un eslabón entre líneas temporales del universo cinematográfico DC — se convirtió en centro de interés del estudio y se exigió a Ayer que se convirtiera en “un fenómeno”.

El director se encontró entonces con la trágica e incómoda misión de no solo revisar el material filmado, sino prácticamente volver a comenzar a grabar la historia.

De inmediato, el rumor corrió por la pólvora por los medios especializados: la película tendría algunos reshoots — que en realidad abarcaron casi la mitad de la película — y se reformuló el enfoque sobre algunos personajes. La decisión afectó al Jocker de Leto, hasta a la Harley Quinn de Margot Robbie, lo cual añadió presión al ya caótico set y al director, que comenzó a quejarse de las exigencias cada vez más urgentes de los estudios.

Y como no podía ser de otra forma, el resultado terminó por reflejar la situación detrás de cámara: la película que llegó a las pantallas de cine fue un despropósito en guion, con una puesta en escena burda y una historia tan desordenada, que incluso los más fanáticos de DC tuvieron que admitir la derrota sobre las películas de superhéroes de la casa.

Por si no fuera suficiente, la película se convirtió en una extraña disyuntiva para WarnerBros: a pesar de ser un resonante éxito de taquilla mundial, los gastos de la doble filmación, seguros y marketing (que tuvo que rehacerse a mitad de campaña) la hicieron muy poco rentable. Carpetazo y al siguiente proyecto.

7) X-Men: Apocalypse, de Bryan Singer (2016)

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Que el actor Oscar Isaac decidiera ponerse en la piel de uno de los grandes mutantes del Universo de los X-Men se convirtió en una noticia que celebrar para los fans. También lo fue que Sophie Turner interpretara una jovencísima Jane Grey y que el elenco de las exitosas X-Men: First Class de Matthew Vaughn (2011) y X-Men: Days of Future Past (2014) de Bryan Singer, regresara al cierre de la trilogía.

Nadie esperaba el despropósito que encontrarían en pantalla: a la película se le acusó de apresurada, de ser en exceso ambiciosa y no tener la suficiente fuerza argumental para abarcar todas las líneas abiertas. De malgastar un personaje como Apocalipsis (al que Isaac brinda un tono melancólico y amargo que desconcertó a los fans), de tener todo tipo de problemas en líneas temporales y de un final mediocre para una trilogía extraordinaria.

Incluso, la película atravesó un moderado escándalo cuando uno de sus posters de promoción — que mostraba una lucha cuerpo a cuerpo entre Apocalipsis y Mystica, de nuevo interpretada por Jennifer Lawrence — fuera acusado de ser una apología al maltrato de género.

Al final, el film se convirtió en un éxito de taquilla incómodo que apenas logró cubrir los costes de producción, muy altos en las películas de superhéroes.

6) Dark Phoenix, de Simon Kinberg (2019)

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En medio de los avatares de compra y venta de FOX, la película que cierra la franquicia X-Men en el estudio llegó como un cúmulo de despropósitos que decepcionó a la audiencia y tiene el dudoso honor de ser el colofón de una franquicia que merecía un mejor destino.

Para la ocasión, Sophie Turner se pone de nuevo en la piel de Jane Grey. Pero si antes se le había señalado de interpretar con cierta debilidad a uno de los personajes emblemáticos, en la película de Kinberg parece olvidar el origen formal y esencial de una de las historias más importancia en el Universo X-Men. La actriz parece confusa y un poco incómoda la mayoría del tiempo, mientras que Jessica Chastain tiene toda la pinta de querer salir del set a la menor oportunidad posible.

Eso sin mencionar que la película debió cambiar su final a pocas semanas de su estreno por parecerse demasiado a otra, que nadie mencionó pero que todos supusieron — con razón — era el éxito de otras películas de superhéroes del Universo cinematográfico de Marvel, Capitana Marvel. de Anna Boden y Ryan Fleck, que también se estrenó el mismo año.

5) Thor: The Dark World, de Alan Taylor

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La primera parte de Thor fue operática, un poco absurda, pero nos obsequió con el mejor villano Marvelita hasta entonces. Un Loki en plena forma encarnado por Tom Hiddleston, que convirtió la película en motivo de interés a pesar de las críticas a la actuación de Natalie Portman (que no parecía en especial feliz encarnando al interés amoroso del Thor de Hemsworth) y el guion un tanto melodramático dirigido por el británico Kenneth Branagh.

Con todo, se consideró a la película como un buen punto de entrada al universo de los nativos de Asgard y abrió el interés por nuevas historias.
De modo que el fracaso de argumento y público de The Dark World fue un golpe considerable para la historia, que tuvo que lidiar con malas críticas y un escándalo moderado que incluía las declaraciones de Portman, esta vez enfurecida por el trato que los ejecutivos de Marvel dieron a Patty Jenkins, quien originalmente dirigiría la película.

Así como también las quejas de Christopher Eccleston, que no dejó declarar su descontento con su papel y el enfoque de su villano. La que debía ser una mirada nueva a Asgard, se convirtió en uno de los puntos más bajos del Universo Cinematográfico de Marvel.

4) Justice League, de Zack Snyder, con la colaboración de Joss Whedon (2017)

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No hay nada que no se haya dicho sobre esta catástrofe fílmica a todo nivel. Los problemas son tantos y tan variados que ya forman parte de la historia del cine.

Desde las peleas y discusiones en plató, las críticas al llamado Sad Batman de Ben Affleck, la polémica por la salida por razones no muy claras de Zack Snyder de la silla del director, los reshoots innecesarios, el sentido del humor artificial, la edición apresurada, los personajes cuya importancia fue reducida cuando no directamente eliminada, el enfoque demencial de la historia, los terribles efectos especiales — atención a los cielos naranjas y carmesí -, el mostacho digitalmente eliminado de Henry Cavill, el aspecto de las Amazonas, el segundo escándalo debido a las declaraciones de Snyder sobre una película distinta que se había quedado en la mesa edición…

La lista es tan larga y extrema que podría resumirse en que esta película, marcó el final de una etapa para DC.

Para bien o mal, el estudio y la editorial comprendieron que algo iba muy mal y decidieron tomarse su tiempo —un poco, al menos— para analizar lo que ocurría detrás y frente a la cámara, lo que a larga resultó la mejor decisión para el ahora Universo expandido DC.

¿Qué más queda por decir? Quizás la expectativa alrededor del Snyder Cut, que tiene la complicada misión de zanjar de una vez por todas uno de los debates más largos y extraños del mundo superheróico.

3) Avengers: Age of Ultron, de Joss Whedon (2015)

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Después del resonante éxito de Marvel con The Avengers en 2012, todo parecía indicar que su inmediata continuación sería una forma de ampliar y profundizar el universo de los superhéroes más queridos del cine.

Mucho más cuando el villano titular tendría la voz de James Spader, el magnífico malvado de la serie Black List y conocido por su extraordinario registro vocal.

La película resultó una decepción menor: aunque no es del todo terrible — hay muchas más escenas rescatables de lo que podría suponerse — , la debilidad de Ultron como el malvado robot cuyo objetivo es enfrentarse a su creador, termina por resultar poco creíble.

Además, la película comete de uno de los errores habituales de las secuelas de grandes éxitos: en su intento por superar a su predecesora lleva todo a un nuevo nivel. Más grande, más extravagante, más llamativo, la segunda parte de la ya clásica The Avengers, no obstante carecía del encanto y el buen ritmo de la original y terminó por convertirse en una pequeña vergüenza bajo la mesa de las producciones del Universo Cinematográfico de Marvel.

2) Iron Man 2, de Jon Favreau (2010)

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Un éxito de crítica y público como Iron Man era difícil de superar, pero Marvel estaba tan confiado en su personaje y en su historia que lo intentó… con malos resultados.

No es que Iron Man 2 sea completamente desdeñable: incluye la primera aparición de Black Widow de Scarlett Johansson, además de tener a ese secundario de lujo como lo es Sam Rockwell como el desalmado traficante de armas y a un grotesco Mickey Rourke como Whiplash.

En conjunto, la película padece del mismo mal de Avengers: Age of Ultron: es excesiva, estrafalaria y carece de la elegancia transgresora de la original.

Hay demasiado de todo y mal utilizado. Favreau intentó llevar al siguiente nivel la fantasía mecánica y argumental que convirtió en un triunfo la primera aparición del hombre de acero y solo logró aburrir a la audiencia por la interminable sucesión de maravillas técnicas y escenas ruidosas.

Un bache más o menos doloroso en la brillante carrera de Tony Stark.

1) Venom, de Ruben Fleischer (2018)

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Venom prometía lo que muchos fans esperan desde hace un buen tiempo: una película adulta, macabra, excesiva y oscura que hiciera honor a uno de las criaturas preferidas de buena parte de los seguidores del Universo del Spider-Man.

Esta parecía ser la oportunidad de oro: Sony parecía tan confiada en su producción que dio carta blanca — o eso fue el primer rumor en escucharse — a Fleischer para crear una película siniestra y violenta, que aspiraría a la clasificación para adultos. Además, con Tom Hardy — actor fetiche de Christopher Nolan — para encarnar a Eddie Brock, el alter ego del Simbionte favorito de todos ¿qué podía salir mal?

En este caso, todo. El estudio tuvo un brusco viraje en su óptica sobre el film y decidió suavizar su contenido para hacerlo apto para todas las audiencias, lo que provocó que las mejores escenas — que jamás han visto la luz — del Simbionte en plena acción se quedaran en la mesa de edición.

El nuevo enfoque provocó un brusco cambio en la esencia de la película, que fue criticada por un argumento absurdo, efectos especiales de pacotilla y convertirla en lo que se llamó burlonamente “una película romántica” al mostrar la relación entre Brock y la criatura alienígena que ocupa su cuerpo, como un juego de chistes y situaciones irrisorias.

Con todo, la película fue un enorme éxito de taquilla y se espera su secuela en algún punto del próximo lustro, si la pandemia lo permite, claro.