Hace tiempo que el tema Baby Shark ya no resuena a todas horas en nuestros oídos. Pero lo que no nos contó esta canción es lo duras que pueden llegar a ser las condiciones en las que crecen estos animales. Sobre todo los tiburones de punta negra (Carcharhinus melanopterus), sobre los que habla un nuevo estudio publicado este miércoles en la revista científica Journal of Experimental Biology.
Los resultados de este estudio apuntan a que los bebés de tiburón de punta negra nacen y crecen en condiciones muy duras. Los arrecifes en los que se crían les dan comida y seguridad, pero más que guarderías en los que criarse tranquilamente, les hacen vivir en condiciones extremas. Los cambios drásticos en las temperaturas y los niveles de oxígeno en el agua son dos de los factores "extremos" de estos hábitats. La investigación se realizó dentro del santuario de tiburones más grande del mundo: el santuario de tiburones de la Polinesia francesa.
"La verdad es que no es un lugar agradable, en términos de condiciones ambientales", ha comentado en un comunicado de prensa la coautora y profesora asociada Jodie Rummer. Tanto Rummer como el otro autor del estudio trabajan en la Universidad James Cook de Australia. Los extremos de las aguas poco profundas pueden significar altas temperaturas y bajos niveles de oxígeno, que pueden ser una tensión en el mejor de los casos.
Las aguas poco profundas en las que crecen estos pequeños tiburones pueden tener características tan extremas como altas temperaturas y niveles bajos de oxígeno. Y esto significa que los punta negra tienen que ser duros desde que nacen para poder sobrevivir. De hecho, en cada parto pueden nacer hasta cuatro bebés, pero lo más probable es que tan solo uno de ellos sobreviva.
¿Por qué los hábitats son tan extremos?
Parece ser que el problema de que todo esto suceda es de un solo enemigo: el cambio climático. Una vez más, la crisis climática se erige como un grave problema para la biodiversidad.
A pesar del cambio climático, parece que estos pequeños tiburones no se rinden tan fácilmente. "Descubrimos que la tasa de crecimiento y el metabolismo de los tiburones bebé son resistentes a los cambios de temperatura que enfrentan actualmente en estos hábitats poco profundos", ha comentado en el comunicado Ian Bouyoucos. Este estudiante de doctorado en el Centro de Excelencia ARC para Estudios de Arrecifes de Coral en la Universidad James Cook es el otro autor del estudio.
"También encontramos que los tiburones con una mayor tolerancia a temperaturas más altas tenían una mayor tolerancia a los bajos niveles de oxígeno, lo cual es realmente prometedor", añade Bouyoucos.
Cambio climático
Sí, los jóvenes tiburones parecen sobrevivir a estos cambios. Sin embargo, tal y como advierten los autores de este estudio, "a medida que las aguas se calientan con el cambio climático, las poblaciones futuras están amenazadas". Si bien los santuarios podrían eliminar con éxito la amenaza de la sobrepesca para estos tiburones, no protegen contra su segunda mayor amenaza: el cambio climático.
"Sabemos que los ecosistemas oceánicos saludables necesitan depredadores saludables, y que los depredadores saludables necesitan ecosistemas saludables, no se puede tener uno sin el otro", comentó la doctora Rummer. Pero, "si estos ecosistemas se desintegran bajo el cambio climático, los tiburones bebés caen en una trampa". Es decir, no aprenderán ni a cazar ni a sobrevivir mientras crecen.
"Si eligen hábitats menos duros, pierden sus alimentos y protección. Si permanecen dentro de los viveros seguros y poco profundos, sufren los efectos del calentamiento de las aguas y la disminución de los niveles de oxígeno. Es una trampa".
Lo más probable es que los tiburones no puedan seguir habituándose a estas condiciones para siempre. "Ya hay fluctuaciones extremas y máximos extremos en las aguas poco profundas. Y las condiciones solo están empeorando", cuenta Bouyoucos.
Por desgracia, solo es cuestión de tiempo que los bebés tiburones de punta negra dejen de adaptarse tan rápido como el clima cambia. Y terminen desapareciendo. Y un ecosistema desequilibrado solo nos llevará a un desastre ecológico. Por el bien de Baby Shark quizás es hora de hacer algo efectivo. Y frenar de una vez por todas el cambio climático.