Olympus anunció esta semana su decisión de dejar de fabricar cámaras fotográficas este mismo año. Venderá esta división al fondo de inversión Japan Industrial Partners (JIP), el mismo que compró la marca Vaio de portátiles a Sony en 2014.
Aunque se espera que JIP continúe explotando la marca Olympus y Zuiko (sus objetivos), es más que probable que se centre en el mercado nipón, como en gran medida ha pasado con Vaio.
En un comunicado firmado por el CEO de Olympus, Yasuo Takeuchi y su contraparte de JIP, ambas compañías anunciaban la decisión amparándose en los tres años de pérdidas que la pata de fotografía había dado a la empresa esta década. A partir de ahora Olympus se centrará en lo que ya llevaba siendo su negocio principal desde hace tiempo: el material tecnológico médico, tanto para cirugía y exploraciones (endoscopios, etc…), como para investigación (microscopios y otros materiales de laboratorio).
Visitando ya sus páginas webs -incluyendo la edición en español- se podía observar que para Olympus la fotografía había quedado relegada a un segundo plano. Sus cuentas también lo reflejaban así. En 2019, sin ir más lejos, el material médico supuso para Olympus el 80% de su negocio con 640 millones de yenes. Por el contrario, la fotografía apenas supuso un 5% del total con 83 millones de yenes.
Olympus: 84 años de historia fotográfica
Para buena parte de los amantes de la fotografía, Olympus ha sido siempre una marca señalable, qué duda cabe. No vendía tanto fuera de su mercado como Canon, Nikon o Sony, pero siempre demostró una vocación por innovar y presentar productos distintos a los de su competencia.
Su historia comienza en 1919 de la mano de Takeshi Yamashita y Shintaro Terada, abogado y empresario respectivamente que comenzaron a producir y vender microscopios en un inicio. Tras dos años bajo el nombre de Takachiho, un monte y zona natural considerada sagrada en la Prefectura de Miyazaki, cambiaron su nombre a otro monte sagrado, en este caso europeo, para no cerrarse puertas en el mercado internacional.
En 1936 comenzaron en serio su apuesta por la fotografía, aunque no con muy buen pie. Era la época del auge de las Leica o las Rollei alemanas, y Olympus intentó a toda costa replicar sus modelos, lo cual no acabó siendo una fórmula de éxito.
Todo empezó a cambiar con la llegada en 1956 de Yoshihisa Maitani, uno de los máximos dinamizadores de la ingeniería fotográfica y que dejó impronta en el mercado prácticamente hasta el siglo XXI, cuando falleció en el año 2009.
De la mente de Maitani, que acabaría convirtiéndose en imagen propia de la marca, nacería la Olympus Pen, la primera cámara de grandes características con un tamaño reducido en 1959, abriendo el primer espacio para la fotografía amateur de calidad.
La Pen fue un éxito internacional que les hizo consolidarse y llegar seguramente a su mayor hito de popularidad hasta ahora. Su crecimiento siguió entrando de lleno a competir en el mercado de las réflex con la OM-1 de 1972, otro modelo mítico que es el padre de las actuales OM-D.
Pioneros en la fotografía digital
Olympus siguió su camino apostando por réflex más compactas que las de la competencia, aunque poco a poco fue perdiendo terreno. Fue entonces cuando en los 80-90 penetró con fuerza en el mercado familiar con sus Olympus XA, aquella compacta que muchos recordarán porque tapaba con su propia estructura el objetivo.
Sin embargo, el último gran hito de Olympus llegó cuando el sector comenzaba a pivotar ya sin retorno hacia la tecnología digital. Fue entonces cuando Olympus desarrolló el sistema cuatro tercios en 2003, creado a propósito para la fotografía digital mientras el resto de competidores aún seguían trasladando los patrones y la herencia del mundo analógico.
En lugar de adaptar los objetivos de las cámaras químicas, diseñaron desde cero un nuevo sistema basado en un captador de luz (CCD) llamado así ‘Cuatro-Tercios’ por sus proporciones. El captador medía exactamente la mitad que un fotograma en 35 mm por lo que permite convertir con facilidad las distancias focales de 35 mm al nuevo sistema. De este modo, un teleobjetivo de 150mm correspondería, en Cuatro Tercios, a uno de 300mm. Todo ello contribuyó a que de nuevo las ópticas siguieran uno de los leitmotiv de Olympus durante toda su historia: que fueran cámaras manejables.
La última evolución de este sistema fue el Micro Cuatro Tercios de 2008, el cual prescindía del espejo reduciendo aún más la distancia entre objetivo y sensor. Todo ello ha conseguido de nuevo reducir el tamaño de las cámaras que ofrecía para profesionales, pero también hacer ruido con cámaras de aspecto retro como la OM-D E-M10 Mark II o la PEN actual sin espejo, que parecen traídas de los años 60.
Otro difunto en la industria fotográfica frente al smartphone
Lo cierto es que Olympus, aunque seguirá vendiendo bajo su marca las cámaras, se convierte en otro afectado más por el descenso libre que han tenido las ventas de cámaras fotográficas en los últimos años.
La quiebra de Kodak hace unos años, debido a su falta de adaptación al mundo digital, es un ejemplo aislado frente a un hecho evidente: cada vez se venden menos cámaras -sobre todo amateur o semiprofesionales- a causa de la mejora de calidad de las lentes de los smartphones.
Según los datos de la CIPA -asociación que une a miembros como la propia Olympus, Canon, Nikon o Fujifilm- desde 2010 las ventas de cámaras han pasado de superar los 120 millones de unidades por año a tan solo 19. Una caída cercana al 85% que sitúa esta industria a un nivel de ventas similar al de los años 80.