Los diseños de criaturas alienígenas del cine no pueden hacerse en cuatro patadas ni de cualquier manera. Dependiendo de su naturaleza dramática y de lo que se desee despertar en los espectadores con su imagen, pueden ser más o menos gratas a la vista o intuirse con ella si son verdaderamente amenazantes, como el xenomorfo de Alien (Ridley Scott, 1979) y el cazador mimetizado de Depredador (John McTiernan, 1987), o una auténtica ricura, como el nuevo amigo de Elliott (Henry Thomas) y su hermanita Gertie (Drew Barrymore) en ET, el extraterrestre (Steven Spielberg, 1982) y el pequeño Baby Yoda de The Mandalorian (Jon Favreau, desde 2019), la serie de Disney Plus.
En este último caso, lograr que la marioneta animatrónica resultara tan adorable fue todo un proceso. En el capítulo “Practical” (1x05) de la serie documental Galería Disney. Star Wars: The Mandalorian (Favreau, desde 2020), el propio cineasta neoyorkino lo explica: “Desarrollamos el aspecto del bebé con las orejotas heredadas de Yoda, y ya le había dado vueltas a esos ojazos que tiene y a las orejas moviéndose porque había trabajado unos años en un proyecto de realidad virtual, llamado Gnomes and Goblins [2016]. La idea de que la cara no fuese tan expresiva, sino que lo importante fuese cómo te mira y mueve las orejas era algo que quería probar”.
“Teníamos montones de diseños”, continúa. “Había algunos muy bonitos, algunos eran muy feos y otros, mal proporcionados. Pero todos nos sirvieron porque concretábamos con cada uno”. Y el director David Filoni, también productor ejecutivo de The Mandalorian, y él empezaron a afinar. “Y, por fin, Chris Alzmann hizo un diseño del bebé llevando puesto un trozo de una chaqueta o algo así y con los ojos raros. Tenía un no sé qué un poco extraño, pero nos pareció encantador, y ese fue el diseño con el que dijimos: «Este es el bueno»”. Y, a partir de él, realizaron maquetas del bichillo, afanándose en pulirlas, hasta que consiguieron la imagen irresistible del Baby Yoda que todos conocen tan bien.