Aún no sabemos si llegará antes una vacuna o un tratamiento para la COVID-19. Lo que está claro es que los anticuerpos tienen un papel muy importante en ambos casos. Numerosos países han puesto en marcha ensayos clínicos en los que se trata a los pacientes con ayuda del suero extraído de personas ya curadas. Esto en un principio apunta a una solución prometedora, pero se presenta la posibilidad de que el virus mute y sea capaz de esquivar los anticuerpos que en otro momento habrían neutralizado su entrada a las células. Por eso, un equipo de científicos de la empresa Regeneron Pharmaceuticals, de Estados Unidos, ha llevado a cabo un estudio en el que prueban una nueva opción, basada en un cóctel de anticuerpos contra el coronavirus.
El objetivo es atacar simultáneamente a dos regiones diferentes de su secuencia genética, de modo que, incluso si mutara para evadir uno, el otro todavía fuese capaz de “noquearlo”. Los resultados demuestran que, efectivamente, esta opción parece ser más útil que el uso individual de anticuerpos; aunque, por supuesto, aún queda mucha investigación por delante.
Muta poco, pero hay que tener cuidado
Se ha hablado mucho durante la pandemia de las mutaciones del coronavirus.
Efectivamente, como cualquier otro virus, muta constantemente. Por suerte, no lo hace tanto como el de la gripe, por ejemplo.
Que no mute demasiado es un punto positivo, de cara a la generación de vacunas o tratamientos. Pero esa tasa de mutación, aun siendo reducida, debe tenerse muy en cuenta.
Y eso es lo que han hecho estos científicos, cuyos resultados se acaban de publicar en Science.
Su trabajo se basa en el uso de anticuerpos dirigidos a la proteína espiga del SARS-CoV-2. Esta es la “llave” que el virus utiliza para penetrar en las células, cuya “cerradura” sería la proteína ACE2, que tanto se ha estudiado últimamente.
Todos los anticuerpos que utilizaron resultaron unirse eficientemente a todas las variantes de proteína espiga aisladas desde que comenzó la pandemia. Esto significa que son eficaces contra el SARS-CoV-2 que circula en el ambiente. Sin embargo, cuando se probaron directamente sobre virus replicantes, no solo en la proteína aislada, la cosa cambió.
¿Por qué puede ser útil el cóctel de anticuerpos contra el coronavirus?
Al usar los anticuerpos individualmente frente a virus replicantes, estos generaron lo que se conoce como mutantes de escape. Eso significa que modificaron su secuencia genética para que los anticuerpos, que también se unen a la espiga como una llave a una cerradura, no “encajaran” en ella.
Comprobaron que las mutaciones solo generaban cambios en un aminoácido o, lo que es lo mismo, en uno de los “bloques” que componen las proteínas. Al analizar las 22.872 secuencias del genoma del coronavirus disponibles hasta el momento del estudio encontraron que dos de esos aminoácidos podían sufrir cambios, como ellos habían observado, pero con una frecuencia extremadamente baja. Esto indica que no ocurre mucho en la naturaleza, pero que se puede forzar bajo la presencia de anticuerpos que “obliguen” al virus a cambiar para escapar. Todo esto lo observaron en el laboratorio, pero pensaron que también podría ocurrir naturalmente en pacientes tratados con anticuerpos para curar la enfermedad.
Era necesario buscar una alternativa, como el uso de un cóctel de anticuerpos contra el coronavirus. Concretamente, se centraron en dos de ellos, que se sabe que reconocen dos regiones distintas de la secuencia genética de la proteína espiga. Es importante recordar que esa secuencia es como el libro de instrucciones que indica cómo se debe “construir” la proteína. Puede ocurrir que una mutación genere un pequeño cambio en esas instrucciones, que dé lugar a la síntesis de una proteína diferente, que no encaje con el anticuerpo y, por lo tanto, no sea vulnerable a él. Sin embargo, si se ataca a dos lugares diferentes de la secuencia, difícilmente se dará el caso de que converjan mutaciones en esas dos instrucciones. Aunque una parte no encaje, otra seguirá haciéndolo y el virus será neutralizado.
Un mecanismo muy utilizado
Este cóctel de anticuerpos contra el coronavirus resultó ser un éxito, pues al cultivarse con ellos los virus no generaron mutantes de escape.
En realidad, era una opción muy plausible, teniendo en cuenta que el mecanismo ya se había empleado anteriormente con otros virus, como el VIH.
Cuando inicialmente se llevaron a cabo terapias basadas en anticuerpos este acabó generando resistencias frente a ellos, pero al pasar a las terapias combinadas, que atacaban a múltiples posiciones genéticas, se obtuvieron muy buenos resultados.
Claramente, este es un buen camino, pero todavía queda mucho por recorrer. Será necesaria más investigación hasta que tengamos un tratamiento efectivo frente al coronavirus. Por eso es tan importante que sigamos aferrados a las medidas de precaución. Casi tanto como la espiga del coronavirus al receptor ACE2.