Tesla nunca ha podido definirse solo como un fabricante de coches. Ni siquiera como solo un fabricante de coches eléctricos. La tecnología es la base sobre la que se cimenta cualquiera de sus innovaciones y su valor añadido, lo que junto a su casi novelesco ‘Plan Maestro de impulsar al mundo hacia una movilidad y una vida más sostenible, la ha convertido en una compañía que trasciende para muchos el puro valor de sus productos.

Pero no cabe duda de que hasta ahora Tesla había sido principalmente la mejor empresa de coches eléctricos del mundo, algo que puede que en un tiempo empiece a virar hacia la otra gran pata que poco a poco va ganando más peso, la energía.

A comienzos de mes, el Daily Telegraph informaba de que Tesla había solicitado a las autoridades del Reino Unido su inclusión como proveedor de energía comercial. El movimiento podría pillar descolocado a los que solo vean en Tesla, más allá de sus coches, sus baterías y su apuesta por innovar con techos solares. Porque Tesla ahora, recogiendo lo que queda del espíritu de SolarCity, parece encaminada a meterse de lleno en el mercado mundial de la energía. Por supuesto, con energía solar.

Tesla ha ido dando pasos en los últimos años para conseguir este objetivo. Desde que absorbiera a SolarCity en 2016 sus cuentas en lo que respecta a los proyectos fotovoltaicos y de almacenaje de energía han pasado por diversas etapas. De abrir grandes factorías, a instalar la batería en cadena de litio más grande del mundo en Australia, hasta ahora, cuando empieza a asomar la patita como operador.

El origen y la herencia de SolarCity

BusinessInsider

SolarCity, fundada por los primos de Elon Musk Lyndon y Peter Rive, se vio durante varios años como la tercera pata en el plan de Musk por impulsar empresas con vocación de cambiar el mundo. Junto con la propia Tesla y SpaceX, SolarCity impulsó a finales de los 2000 el mercado de placas solares en Estados Unidos hasta conseguir ser el mayor instalador en hogares, gracias a una política de alquiler a largo plazo de sus equipos que reducía sus costes.

Sin embargo, la empresa de los tres primos sufrió varios varapalos. Demandas desde Walmart porque parte de sus placas solares se incendiaban, y la contracción del mercado tras la crisis financiera de 2008 redujo su crecimiento hasta tornar sus cuentas en negativo.

Así las cosas, en 2016 Tesla adquirió SolarCity como subsidiaria y con los años ha eliminado su marca -hoy el antiguo dominio de la instaladora redirige a Tesla Energy-. La adquisición no fue bien vista por los inversionistas de Tesla, que echaron en cara que en el momento de la compra por 2.600 millones de dólares Musk fuera su máximo accionista. De hecho, Musk había impulsado SolarCity como su mayor inversor en las rondas de financiación iniciales. Es lo que tiene tener un primo rico.

Demandas posteriores hicieron reconocer a Musk y Tesla que compró SolarCity conocedora de que se encontraba con unos números rojos importantes en su balance. Pero no solo eso, sino que Musk también reconoció después en una llamada con inversores que la compra también tuvo un segundo objetivo: sacar adelante la producción del Model 3.

Una demostración de una batería Powerwall

“Tras la compra, tomamos buena parte del músculo laboral y de ingenieros y les dijimos, dejar SolarCity por un tiempo y metámonos a enderezar el Model 3” , reconoció Musk en la época en la que su modelo más vendido pasaba por su momento más oscuro por sus problemas de producción en masa, hoy ya corregidos.

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La unión en cualquier caso parecía evidente tarde o temprano, en la nota en la que comunicaban la absorción, Tesla argumentaba que quizá, nunca habrían tenido que existir separadas.

Las 4 patas de Tesla en la energía y sus cuentas

Desde entonces, Tesla ha impulsado en segundo plano su oferta energética, principalmente enfocada en solucionar problemas de acceso y almacenamiento de electricidad tanto para grandes empresas como para particulares que produce en escala en dos gigafactorías en Estados Unidos, aunque Panasonic, su socio comercial en la que tenía en Buffalo, ha anunciado que dejará la alianza.

De hecho, si tenemos solo en cuenta sus megavatios instalados, estos han ido con fuerza a la baja desde la absorción.

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Parte de esto se debe a que Tesla lleva unos años recomponiendo su oferta relacionada con la energía y dando un carácter cada vez más anecdótico al renting de paneles solares.

Hoy en su web sus productos principales en materia de energía son:

  • Alquiler de placas solares: una herencia directa de la política de SolarCity.
  • Las Powerwall: su batería para almacenar energía en el hogar y sustentar casas desconectadas de la red. Con un precio de 6.500 dólares, su uso ya ha reportado algunos casos de éxito en Australia.
  • El Solar Roof: el cual ya ha entrado en producción en escala en sus gigafactorías de Buffalo y Nevada. El cambio de concepto desde que fue presentado en 2016 es que aquí lo que se ofrece es la instalación de un techo solar como tal, no un sistema de placas solares. Tras una primera etapa donde por precio parecía solo destinado casi a producto de lujo, Tesla se encuentra en la producción de su tercera versión, la cual debería ajustar las opciones de rentabilidad.
  • La plataforma Autobidder: un software que permite que cada usuario controle la energía que consume y pueda vender sus excedentes si los genera o lo que tiene almacenado en sus baterías.
  • Powerpack: una gran cadena de baterías que sirve como respaldo y almacenamiento a grandes empresas y zonas rurales. Su caso de éxito más conocido es el de la reserva Hornsdale, en Australia, donde instaló la que se denomina “la mayor batería del mundo”, donde se da respaldo a un sistema de autoconsumo eólico que da servicio a más de 70.000 hogares.
  • Y aunque se enmarque dentro de la rama de automoción, no hay que olvidar su infraestructura de Superchargers.

Como se ve, proyectos como el australiano demuestran que no estamos hablando de asuntos menores. Tesla Energy significó en 2019 1.550 millones de dólares en ingresos por los 7.380 de toda la compañía, aunque se cree que fue precisamente la pata energética la que más contrajo los beneficios hasta los números rojos, color del que Tesla no se ha comenzado a desmarcar hasta el primer trimestre de este año.

El gráfico anterior deja ver también cómo la instalación de paneles ha ido a menos en los últimos años junto su cada vez mayor interés por pivotar hacia los grandes mercados y dejar en segundo plano el renting de paneles a familias.

Con todo ello, la cúspide podría ser la obtención de la licencia para actuar como proveedor en el Reino Unido, del cual se conocen todavía pocos detalles, aunque parece que el primer paso sería introducir el software de Autobidder en el país.

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