Sabemos que nuestro Planeta está en peligro. Vemos imágenes de plásticos en nuestras playas, en los bosques. Notamos cada año más el cambio climático y vemos que las catástrofes naturales aumentan. Cada vez somos más conscientes, aunque es un proceso largo hasta que todos lo seamos y que podamos tomar medidas. En este contexto, una de las prácticas más extendidas en la sociedad es el reciclaje. Sin embargo, el sistema en España tiene retos pendientes. Además, estamos envueltos en una vorágine de términos como "biodegradable", "eco" y "biocompostable" en los envases de los supermercados con los que parece que reciclamos más, que contaminamos menos. Pero no es así. Te explicamos por qué en este Día Mundial del Reciclaje.
Empecemos con las buenas noticias. El estudio Eurostat de la Unión Europea de 2016 arrojó que España recicló el 70.3% de sus residuos de envases, lo que significa que 7 de cada 10 españoles reciclan. Estas cifras, según otros estudios, han mejorado en los últimos años. Podríamos decir, viendo estos datos, que estamos haciendo las cosas bien en lo que respecta al reciclaje. Es cierto que la población ha ido implementando cada vez más estas acciones en sus rutinas y los contenedores de reciclaje han llegado a casi todo el territorio español. Pero todavía queda mucho por hacer.
Raquel Iglesias, directora general de Dríade Soluciones Medioambientales afirmó que hay mucha confusión en cuanto a la reciclabilidad de los envases que vemos en los supermercados. En la mayoría de ellos, leemos que son reciclables pero, en muchos casos, el material puede serlo pero por el diseño del producto no se llega a completar el proceso.
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Este problema se da sobre todo en los plásticos. "Una botella de PET, las de agua, por ejemplo. Se hace alusión a que el PET es muy reciclable y lo es pero si es transparente. Si es una botella de otro color, baja la reciclabilidad. También está el PET opaco, en productos de limpieza y de cosmética, de champús. A día de hoy, estos envases no tienen un reciclaje efectivo", indicó en entrevista con Hipertextual.
Reciclaje a medias, biodegradables como marketing
El problema está en los términos. Los etiquetados que vemos en algunos envases no llegan hasta la fase final del reciclaje y, por lo tanto, no cumplen realmente con todo el proceso. Lo explicamos: cuando depositamos un envase en un contenedor, este llega después a una planta de clasificación, donde divide según su material. La medición de reciclado actual no mide hasta la fase final, que es cuando el envase llega al reciclador. Ese es el punto clave, porque es ahí donde muchos son descartados y no pueden ser reciclados por motivos como su diseño.
Además, en algunos casos el problema llega desde mucho antes. En las plantas de separación, los residuos pasan por un cilindro de cerca de 10 centímetros de diámetro para desechar restos de comida que pueden haberse quedado en los plásticos. Pero el cilindro tiene el tamaño suficiente para que se caigan envases que en realidad deberían ser reciclados, como puede ser por ejemplo un yogurt o el tapón de una botella.
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Para intentar visibilizar esta problemática y, sobre todo, para que la población sea consciente de ella, la empresa que dirige Iglesias ha desarrollado una metodología con la que mide la reciclabilidad del envase. Analizan desde el diseño de un envase hasta sus etiquetas y adhesivos para poder determinar si hay pérdidas de calidad o de material durante el proceso. El resultado se mide en un porcentaje de reciclabilidad y, de cara a los consumidores, se puso en marcha una "ecoetiqueta" que puntúa los envases de 0 a 5 estrellas, "para que el consumidor tenga una visión exacta de qué envases son exactamente reciclables", remató Iglesias.
Para las empresas, además de recomendaciones sobre cómo mejorar estos porcentajes en el caso de que la reciclabilidad de sus productos sea baja, se les facilita un certificado. El problema, sin embargo, es que este proceso es completamente voluntario y muchas compañías deciden no implementar las "ecoetiquetas" porque sus competidores no lo hacen. "Algunos han alcanzado una reciclabilidad del 90% pero no quieren anunciarlo porque la competencia que no se ha sometido a este análisis está poniendo que sus envases son 100% reciclables, aunque la reciclabilidad sea muy baja".
'Biodegradable' suena mejor de lo que realmente es
Muchas veces, pensamos que estamos haciendo las cosas bien y que con reciclar correctamente ya hemos hecho una gran parte del trabajo. Hemos visto que no es así. Pero el problema, tal y como explicaba Raquel Iglesias, está en los materiales que se utilizan para los envases. En este contexto, hemos visto cada vez más en los últimos años etiquetas que afirman que ese producto es biodegradable o biocompostable. Bajo el término "bio" parece que todo es más sostenible, más sano y menos contaminante. "Pero eso no quiere decir que se puedan tirar en el medio ambiente y que van a desaparecer, que parece que es lo que piensan algunas personas".
Iglesias explicó que los materiales de estas características también tienen un proceso específico de reciclaje que, si no se cumple debidamente, puede llegar a ser perjudicial. "Un envase biocompostable tiene que estar en el contenedor de compostaje y no en el del plástico normal. Si se mezcla afecta a toda la cadena de reciclaje porque esos materiales se comportan de forma distinta", indicó.
Los plásticos biodegradables también son tóxicos
Pero, más allá de los consumidores, los supermercados son los primeros que parecen sacar partido de los términos "bio" para colgarse la medalla de la lucha por el medio ambiente. Se trata de una estrategia de marketing para algunos. Así lo afirma Alba García, responsable de la Campaña de Plásticos de Greenpeace España y, en entrevista con Hipertextual, afirmó que desde la organización llevan mucho tiempo hablando con los supermercados para intentar un mayor compromiso.
Algunos de ellos han empezado a implementar las bolsas reutilizables para la fruta y la verdura, una medida positiva, pero el problema es que no se informa debidamente a los consumidores. "Ni siquiera anuncian que hay una bolsa de algodón, que la pago y la pueda volver a traer. Si no se eliminan las bolsas desechables y no se informa de las reutilizables, ¿de qué sirve?", lanzó García.
Por otro lado, denuncia la experta, algunos supermercados han mejorado los materiales de los envases, pero siguen haciendo una mala praxis de los mismos. Algunas de estas prácticas las ha resumido en un ranking donde puntúa los esfuerzos de los supermercados por disminuir su huella plástica.
"Voy a un supermercado y me encuentro un aguacate metido dentro de una malla biodegradable. Y así con muchos productos. Estamos hablando de reducción de residuos y del fin del usar y tirar. No va de cambiar un envase de plástico por uno de papel. Si no es reutilizable, no se está solucionando nada".
Los compromisos, por lo tanto, están limitados en algunas empresas. Algunas de ellas afirman que reducirán sus plásticos -no que los eliminarán- y acaban poniendo en el mercado envases más finos. Pero de plástico, al fin y al cabo. Adicionalmente, ningún supermercado ha comunicado la totalidad de su consumo de plástico, añadió García. Esto supone que, si anuncian que lo han reducido en un 50%, el consumidor no tiene un valor comparativo.
En el reciclaje y en los envases, la clave está en el compromiso
Actualmente, es difícil saber si lo que podemos hacer como consumidores para reducir el consumo de plástico es suficiente. Las etiquetas que vemos en los envases -desde las que afirman que es 100% reciclable hasta las famosas "bio"- pueden ser engañosas. "Es una pena porque confundimos a la gente, que apostará por ese producto pensando que lo está haciendo bien y eso luego no sirve de nada", condenó Alba García.
Sin embargo, eso no es culpa de los consumidores, de los cuales una mayoría no será una experta en el sistema de reciclaje.
"Hay una responsabilidad muy grande de no confundir a la ciudadanía y mirar más allá de tu marketing. Eso dice mucho de cómo actúan las empresas ante un problema".
La solución es complicada si muchas empresas no están dispuestas a comprometerse y si la ciudadanía no está informada debidamente. Para Alba García, la clave está en fomentar cada día los envases reutilizables. Para la fruta, la verdura y cualquier otro alimento. Mientras, los supermercados afirman que una estrategia dura para este cambio es complicada por el desperdicio de alimentos -algunos pueden echarse a perder a los pocos días si no están envasados-.
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Sin embargo, la organización Amigos de la Tierra sacó un informe en 2018 que estudiaba cómo el desperdicio alimentario ha ido subiendo al mismo nivel que los plásticos desechables. Y, en el caso de los alimentos que realmente necesitan un envase, que este sea reutilizable, propone García.
Por su parte, Raquel Iglesias explicó que es difícil que se implemente un cambio radical en el sistema de reciclaje español. Sin embargo, se pueden aprobar medidas que ayuden a mejorarlo, como que los envases con baja reciclabilidad paguen más que los que sí lo son. En resumen, incentivos para que las empresas puedan mejorar en este aspecto.Esto son solo ejemplos de cómo podemos ayudar a nuestro Planeta. Son pequeñas acciones si contemplamos la radiografía completa de la situación actual, pero no por ello menos necesarias.