Las fases de la desescalada en España ya están a pleno rendimiento no sin polémica. A la entrada de la Fase 1 para salir del confinamiento tras unos días con permiso para salir a pasear en las horas acordadas, algunos ayuntamientos tienen preparada la apertura de las zonas verdes. Concretamente en Madrid, y con vistas al fin de semana, ya se ha acordado esta medida. Pero lo que aún no tiene fecha de llegada son los patinetes eléctricos. Esos aún están fuera de la peculiar estampa de la capital, y no tienen fecha de llegada.

Solo los modelos de uso personal. Esos son los únicos patinetes eléctricos que se han podido ver en Madrid estos primeros días de libertad.

Desde que comenzó la pandemia por el coronavirus y la obligación de confinarse en las casas, todas las empresas de movilidad compartida han ido anunciando su retirada temporal del servicio por cuestiones de higiene y salud. También por la caída de la demanda de un público al que ya no se le permitía circular por la calle. Desde los coches, algunos de ellos dedicados al transporte del personal sanitario, pasando por las motos, bicis y, por último patinetes. Todos han desaparecido.

Las primeras en regresar fueron las bicis de BiciMad, gestionadas por el Ayuntamiento de Madrid. Disponibles desde el 22 de abril el servicio público ha triplicado su uso desde el inicio de la Fase 0. Con el obligado uso de guantes para su uso, además de su desinfección diaria, las bicis públicas son de los pocos servicios compartidos activos.

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Patinetes: una cuestión de permisos

Muchos se preguntan el motivo de la ausencia de los patinetes eléctricos en las calles. Es ahora, de hecho, con la reducción del tráfico en las vías cuando mejores condiciones de uso se dan.

Desde el Ayuntamiento tienen la respuesta. Es un servicio que requiere permisos municipales para operar en Madrid –las famosas licencias–, por lo que con la crisis por el coronavirus estos permisos quedan congelados hasta nuevo aviso. "Ahora mismo hay mil frentes abiertos en el área de movilidad del Ayuntamiento, por lo que aún no está claro el momento en el que se pueda reanudar el servicio", explican desde el consistorio a *Hipertextual.

De esta manera, 4.821 licencias se encuentran ahora mismo bloqueadas a la espera de un visto bueno. Y detrás de ellas las empresas que siguen operando en la capital –en declive aun antes de la pandemia en un baile de bajas, fusiones y compras–, que se mantienen a la espera de cualquier cambio.

De momento, el gigante Lime –que ha perdido a la mayor parte de su equipo internacional para recortar costes– con más de 700 licencias en la capital se mantienen expectante. Y trabajando en su propio protocolo de higiene. Desde el Ayuntamiento confirman, en ese punto, que no se está creando ningún protocolo común para este tipo de movilidad más allá de los consejos generales, y tampoco pueden adelantar nada en este ámbito.

Flash se quedó en el camino por problemas en la matriz y Bird ya estaba retomando su actividad con pequeños pasaos; tanto lo mismo con la versión de patinetes de Cabify. Mygo, ahora reconvertida a Wheels tras la compra por parte de la estadounidense a principios de año, no dan más datos que los que se ven al entrar en su aplicación: fuera de servicio de manera indefinida.

Por la parte de Jump, división de negocio de patinetes de Uber, explican que están a la espera de lo que diga el Ayuntamiento, aunque no hay noticias de ellos hasta la fecha. Aunque no dudan en hacer las comparaciones: en Roma el uso de patinetes se mantiene activo desde el inicio de la pandemia al considerarse un modelo de transporte esencial y en París se permite el uso para el personal sanitario.

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A vueltas con los coches eléctricos

Si bien es cierto que la actividad de los patinetes depende directamente de unos permisos que deben activarse en algún momento, el resto de servicios de movilidad que no cuentan con licencia del Consistorio bien podrían estar ya comenzando su propia desescalada. Tampoco cuentan con un protocolo común de medias de higiene, por lo que

La realidad es que en el ámbito de los vehículos no hay noticias, ni al menos indicios, de que se vuelvan a poner en marcha. Por parte de Emov, perteneciente a Free2Move, solo indican que están preparando la vuelta pero sin más datos. Una situación similar afecta a Car2Go y Zity

"A la espera de ver cómo evoluciona la situación" es la respuesta común, y en este caso desde Wible, pero que marca un trasfondo a la situación actual.

Si bien los protocolos de higiene son esenciales para evitar el contagio en este momento, pero son los problemas de rentabilidad los que preocupan al sector del vehículo compartido. "El equilibrio entre lo operativamente viable, económicamente sostenible", explican desde Wible.

Porque el sector, que ya se encontraba en números rojos antes de la crisis por la pandemia, la poca afluencia de usuarios aún en sus casas pese a la apertura de las fases del desconfinamiento no compensan los gastos de personal, mantenimiento e infraestructura. A los que ahora se le añaden los costes de higiene.

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Motos de eCooltra en la zona de Campo de las Naciones (Madrid)

Y las motos llegaron a escena

Mientras los patinetes esperan su turno en el Ayuntamiento, y los coches se debaten entre costes y medidas de higiene, en el sector de las motos compartidas algunos ya están haciendo de conejillos de indias. El resto prefiere esperar a ver qué pasa.

Acciona y eCooltra se mantienen en un discreto segundo plano. De hecho, esta última tiene todos sus modelos aparcados en la zona norte de Madrid (zona blanca) a la espera de que, al igual que ocurre en el ámbito de los coches, el servicio sea viable.

Por su parte, Movo –perteneciente a Cabify–, ya anunció su vuelta al ruedo el 30 de abril en Madrid y Barcelona justo para aprovechar los primeros impulsos de la desescalada. Sin necesidad de permisos públicos, su único esfuerzo en este momento es mantener las medidas de higiene imperantes. Limpiezas que, según explican desde Movo, se realizan hasta tres veces al día con un mínimo de una desinfección por cada vehículo. Con una circulación creciente en las vías y sin competencia de momento en las calles, son los únicos que hasta la fecha han decidido arriesgarse a prestar el servicio.