Islandia es uno de los países que mejor ha enfrentado al coronavirus. Sus pruebas masivas, que a principios de abril se habían aplicado al 5% de la población, les han permitido mantener activa su economía y la vida académica. Ahora, según nos cuentan en MIT Technology Review, una gran cantidad de habitantes ya se encuentran usando una app para rastrear el coronavirus. Sin embargo, no está ayudando lo que cabría esperar.

Rakning C-19, como han bautizado a su app de seguimiento del coronavirus, usa el GPS de los teléfonos para identificar aquellos lugares donde han estado personas infectadas. Evidentemente, los usuarios deben autorizar el acceso a su ubicación. De acuerdo a los datos del citado medio, la adopción del sistema fue bastante positiva apenas se lanzó. Hasta el momento ha sido descargada por el 38% de la población, lo que es igual a 138.000 usuarios —la población total de Islandia es de 364.000—.

El problema, según explican las autoridades locales, es que el impacto de la aplicación está lejos de ser significativo. Gestur Pálmason, detective del Servicio de Policía de Islandia y responsable de la búsqueda de contactos con infectados, aseguró que la app para rastrear el coronavirus no redefinió su estrategia contra la pandemia. Si bien ha sido útil en "algunos casos", reconoció que los métodos manuales, como las llamadas telefónicas, tuvieron mejores resultados.

Pálmason cree, de hecho, que se está exagerando con el impacto que pueden tener las soluciones automatizadas. Más allá de que puedan ser útiles o no, el detective destaca que el rastreo manual no puede perder su importancia. Desde luego, la reducida población de Islandia ha permitido desarrollar una estrategia que no depende al 100% de un sistema automatizado. En países muy grandes, como Estados Unidos, resulta esencial recurrir a la tecnología moderna.

Pruebas en Islandia determinan que el 50% de los infectados por coronavirus son asintomáticos, y eso es un problema

¿Funcionará la app de seguimiento del coronavirus en otros países?

La preocupación que ahora surge es la siguiente. Si Islandia, cuya población no supera ni el millón de habitantes, no ha logrado que más del 40% adopte su app de seguimiento, ¿qué sucederá entonces en países grandes? La propuesta que desarrolla Apple y Google, aunque tiene bastante potencial, sigue dependiendo de que el usuario decida usarla. Será interesante ver cómo ambas compañías, además de los gobiernos, promocionan el sistema para convencer a la gente de sus beneficios.

Además, de nada sirve la tecnología si la población sigue sin atender las medidas de distanciamiento social. "Trabajamos en un modelo de colaboración con los ciudadanos. Existe una ley y podemos poner multas, pero no lo hemos hecho. Confiamos en ellos para que sigan las pautas establecidas, y ese modelo ha funcionado de manera fantástica, en mi opinión", concluyó Pálmason.