Netflix presentó esta semana resultados, con el confinamiento a causa de la COVID-19 haciendo crecer sus suscriptores de forma masiva. En total, durante el primero trimestre del año, su número de abonados creció en 15,8 millones, el incremento más grande de su historia, que doblaba los 7,5 millones de crecimiento que tenía previstos. Ahora tiene 183 millones de suscriptores en todo el mundo.

Sus acciones durante este mes, en medio de la crisis económica por la pandemia, también se habían disparado, pasando de los 340 dólares a los 426 actuales, llegando incluso a superar a Disney en valor de mercado. Sin embargo, el anuncio de resultados no produjo otro incremento importante -solo de un 1% adicional- y es que como admitió el propio Reed Hastings en la carta a sus inversores, es posible que este crecimiento exponencial solo sea transitorio debido al confinamiento.

Y es que hasta ahora Netflix ha sostenido su crecimiento en base a una fórmula que para algunos analistas estaba empezando a acusar la fatiga: invertir todos los ingresos y aún más generando deuda para crear nuevo contenido que fuera alimentando su enorme rueda de captación de suscriptores.

Estos son algunos de los datos más importantes de los resultados del primer trimestre que Netflix ha hecho públicos y que conviene tener en cuenta para analizar si la compañía se acerca más a mantener su fórmula de seguir quemando dinero, o va camino de ser una máquina de rentabilidad:

  • Aumento de 15,8 millones de suscriptores, el doble que las previsiones.
  • Beneficio neto de 709 millones de dólares, más del doble sobre el año pasado.
  • Flujo de caja positivo por primera vez desde 2011: 162 millones frente a los -460 del Q1 de 2019.
  • Solo invirtió 503.000 dólares en marketing, el importe más bajo en dos años.
  • Una deuda a largo plazo de 14.170 millones, 600 menos que el trimestre anterior pero más del doble que hace dos años.

Endeudarse para crear más y más contenido como forma de vida

Las cuentas de Netflix hasta ahora podrían resumirse en que su incesante suma de usuarios y sus beneficios siempre se han reinvertido en conseguir aún más usuarios nuevos, algo que en los últimos años ha conseguido con su expansión internacional y endeudándose para generar sus contenidos propios, una vez que el estreno de Disney Plus y otros operadores apuntaran a que iban a dejar de servir contenidos de terceros poco a poco.

Así las cosas, Netflix hasta ahora se había basado para este impulso en rondas de financiación y deuda. En 2020 por ejemplo ya había acumulado una deuda de 20.000 millones, y este mismo miércoles con los resultados se anunció que lo haría en otros 1.000.

El negocio aquí es sencillo. Netflix coge ese dinero, crea sus producciones, y consigue más suscriptores. Pero ahí se ha topado con un problema. Según se ve en este análisis de Investopedia, la expansión internacional ha provocado que sus suscripciones cada vez sean menos rentables, sobre todo en países en expansión -lo que a la postre ha provocado que en muchos países como España vayan subiendo poco a poco sus precios-.

Todo esto ha provocado que hasta ahora su cash flow haya sido negativo desde 2011, hasta este trimestre. El cash flow o flujo de caja representa la liquidez de la empresa, explicado de forma poco técnica, lo que queda en sus cuentas restando las inversiones comprometidas, amortizaciones y otros gastos. Y este indicador se había teñido de rojo muy intenso en el caso de Netflix debido a su fórmula de reinversión continua. Parte se recupera a corto plazo -por ejemplo, aún no ha ingresado los usuarios que están usando su periodo gratuito en los países en los que aún ofrece esta fórmula- pero otros son más a largo plazo. En 2019 su cash-flow acabó con -3.274 millones de dólares, lo que hizo que la empresa de forma pública se propusiera recortarlo.

Ahora en este primer trimestre esa suma ha pasado de negativo a positivo (+162 millones frente a los -460 del Q1 de 2019). ¿Por arte de magia? No, seguramente haya tenido mucho que ver el parón de los rodajes y por lo tanto de las inversiones, aunque Spencer Neumann, CFO de Netflix, negó la mayor en la conferencia con accionistas.

"Para ser claros, quiero decir que habríamos tenido un flujo de caja positivo sin los recientes eventos de la COVID", señaló Neumann quien no obstante admitió que para 2020 las previsiones de la compañía era que este indicador siguiera estando en negativo. "A medida que las producciones aumenten, ese gasto en efectivo aumentará nuevamente", explicó. "Seguimos teniendo varios años por delante para conseguir un ejercicio completo en positivo, pero 2019 seguirá siendo nuestro año más negativo".

La fórmula por lo tanto a largo plazo parece clara: Netflix sigue endeudándose para invertir hasta que la suma de suscriptores sea suficiente para no tener que pedir dinero. La pregunta es, ¿cuándo llegará ese momento?

Todo pendiente de la pandemia y de las ‘streaming wars’

Porque lo que está claro es que hasta ahora su deuda de largo recorrido -aquella que no consigue reponer en un año, y que está provocada sobre todo por las grandes inversiones en contenido- no ha dejado de aumentar.

App de Netflix
Imagen: Luis del Barco.

Ahora es como veíamos de 14.000 millones, cuando en 2015 era de menos de 5.000. “Netflix puede sostener esos niveles de endeudamiento gracias a su valoración en bolsa y las perspectivas de que tiene un plan real”, analiza Nicholas Rossolillo, analista y gerente de un fondo de inversión en el que Netflix tiene un papel fundamental.

Netflix tiene un problema: cada vez depende más de su contenido original

Disney Plus

Con ese dinero la plataforma ha ido pagando su apuesta exponencial -y necesaria debido a los nuevos actores- para generar sus propios contenidos, cada vez más caros. Tras invertir 8.000 millones en 2015 en sus Netflix Originals, en 2020 las previsiones es que lo hiciera por valor de 17.000 millones, según Variety. Una apuesta con todo de la compañía, que ahora tiene sus ojos puestos en mercados como La India, donde ha proyectado un hasto de 400 millones para crear sus propios éxitos de Bollywood.

Solo el tiempo dirá si Netflix logra su meta y deja a un lado su etapa de endeudamiento o si por el contrario en algún momento empieza a notar los pinchazos de algo así. Lo que sí que dejó claro Hastings en su carta a los inversores es que “no queremos hacer profecías” sobre el 2020, dado que este repunte de abonados podría perderse cuando acabe el confinamiento, lo que haría que sus números verdes en términos de cash-flow y endeudamiento volvieran a rojo y fueran solo un espejismo temporal.

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