Ying Ying y Le Le se conocieron hace 10 años y desde entonces nunca se han separado. Durante todo ese tiempo, han vivido en una eterna cuarentena, en la que apenas han interaccionado con nadie más que sus cuidadores y, por supuesto, el uno con el otro. Pero esa interacción no ha sido suficiente para encender la llama de la pasión.

En toda una década, jamás se han animado a tener relaciones sexuales el uno con el otro. Podría ser un tema de incompatibilidad o, simplemente, de que son osos panda. No es un secreto que estos animales suelen ser bastante perezosos y que, al menos en cautividad, por mucho tiempo que pasen en pareja, difícilmente llegan a realizar ningún coito. Por eso, cuando los responsables del zoológico de Hong Kong en el que viven Ying Ying y Le Le vieron en las cámaras de seguridad cómo finalmente se habían dejado llevar, no cupieron en sí de la emoción.

Diez años de espera

No son pocos los chistes que se han hecho últimamente sobre la cantidad de bebés que nacerán nueve meses después de la cuarentena. Quizás no sea para tanto, siempre que siga habiendo existencias de preservativos en las farmacias.

Sin embargo, sí que es cierto que las parejas que han podido confinarse juntas están teniendo mucho tiempo para las relaciones sexuales, para envidia de las que se han visto separadas por la pandemia. Cabría esperar entonces que Ying Ying y Le Le llevaran diez años disfrutando de su compañía de la manera más divertida posible.

No obstante, imaginemos por un momento que esas parejas que ahora están viviendo la cuarentena juntas pasasen buena parte de su día rodeadas de personas atentas a todos sus movimientos. Posiblemente las ganas de sexo ya no serían tantas. Poniéndonos en su lugar, es fácil entender el problema de estos dos pandas.

La cuarentena me ha separado de mi pareja y me ha dejado sin sexo: ¿qué hago ahora?

Por eso, cuando el confinamiento en China ha obligado a cerrar los zoológicos al público durante una temporada, se han visto con la initimidad suficiente para cambiar sus hábitos. Ying Ying comenzó a pasar más tiempo en el agua y Le Le poco a poco empezó a mostrar más interés por su compañera; hasta el punto de que por fin, un día, se hizo “el milagro”.

Según explicó en un comunicado el portavoz del centro, Michael Boos, la situación es especialmente emocionante por el hecho de que las probabilidades de embarazo son mayores tras un apareamiento natural. La situación de vulnerabilidad de esta especia hace que la reproducción sea una necesidad urgente, que en este caso se podría haber logrado. Ahora será muy necesario que los cuidadores estén atentos a posibles señales de gestación de Ying Ying, aunque estas podrían no empezar a aparecer hasta junio.

Este suceso ha sido una de esas buenas noticias dentro del drama de la pandemia de coronavirus. Además, ha servido para demostrar algo que los expertos ya aseguraban con respecto a los osos panda: que en realidad no son tan perezosos para el sexo como se suele pensar, dados sus comportamientos en cautividad. Simplemente quieren intimidad. Nadie mejor que nosotros podría entenderlos.

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