Piensa en un perro cualquiera. Luego recuerda cómo era en su época de cachorro. Después imagínalo incluso todavía más pequeño. Finalmente, dibújalo en tu mente dentro de una tacita de té. ¿Acaso no mueres de amor?
Estos perritos, conocidos como "perros toy" o "teacup dogs" (perros tacita de té) generan ternura hasta en el más frío de los corazones. Sin embargo, los que mueren pronto son ellos y no precisamente de amor. Normalmente no son así de pequeños por casualidad, sino por una serie de actividades llevadas a cabo por los criadores, que ponen su salud en un serio riesgo que, efectivamente, puede llegar a ser letal. ¿Pero cuáles son esos problemas?
Tan adorables como torturados
Los" perros toy" son aquellos canes pertenecientes a razas pequeñas, como el chihuahua, el yorkshire o el bichón maltés, cuyo tamaño es aún menor del que tienen habitualmente.
Son muy comunes en Corea del Sur y Estados Unidos, pero cada vez es más habitual verlos también en otros países. Si no en vivo y en directo, posiblemente todos hayamos visto alguna vez una fotografía o un vídeo de estos simpáticos perritos de bolsillo. Resulta casi imposible de creer que puedan criarse versiones tan diminutas de estas razas. Sin duda, sería imposible hacerlo de una manera segura para ellos. Por desgracia, puede conseguirse, siempre que su salud pase a un segundo plano.
Entre los principales activistas en contra de la cría y venta de estos animales se encuentra el Kennel Club, una organización de Reino Unido dedicada a mejorar el bienestar de los perros. En declaraciones a The Independent, miembros de este colectivo explicaron que, si bien puede ocurrir que estos animales anormalmente pequeños sean el resultado de algún defecto congénito casual, por lo general se deben a prácticas poco éticas entre los criadores. Por ejemplo, se pueden alimentar desde cachorros con dietas que no contengan los nutrientes necesarios para su crecimiento o destetarlos y separarlos de su madre y venderlos antes de lo establecido normalmente. Además, en algunos casos se “juega” con los ciclos de celo de las madres, para favorecer los nacimientos prematuros.
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Finalmente, y siguiendo con las madres de los cachorros, a menudo se seleccionan las hembras más pequeñas y débiles de la camada y se descarta el resto, de modo que solo críen estas, que tienen una mayor probabilidad de parir perros de tamaño muy reducido.
El resultado, aparte del riesgo que supone para las perras preñadas, es el nacimiento de cachorros diminutos, que no suelen superar los dos kilos de peso una vez llegada la madurez. Esto les confiere un gran número de problemas de salud. En declaraciones a Telegraph, la veterinaria Rowena Packer, del Royal Veterinary College, narra que estos pueden ir desde luxaciones en la rótula, que les causan cojera y dolor, hasta un colapso traqueal, que les provoca tos y dificultad para respirar. Además, suelen tener problemas dentales, mal aliento y siringomielia, que es un trastorno cerebral doloroso generado cuando el cerebro no cabe en el cráneo, anormalmente pequeño.
Por eso, no solo no deberíamos adquirir jamás uno de estos perros, sino que también es importante que seamos conscientes de su sufrimiento cuando nos llegue uno de esos famosos vídeos virales en los que nos encandilan con sus andares torpes, su carita de angel y esos ojos redondos, incapaces de mostrar la vida de dolor y tortura que hay detrás de ellos. Sabiendo esto, ¿deberíamos compartirlos?