Durante estos días muchos nos hemos encontrado en redes sociales, e incluso en algunos medios de comunicación, la noticia de un asteroide que pasará peligrosamente cerca de la Tierra el próximo mes de abril.
En un momento en el que los ánimos y el miedo ya están bastante caldeados a causa del coronavirus, estos titulares tan temibles no tardan en hacerse virales y correr como la pólvora a través de la red, aunque no sean ciertos, como ocurre en este caso. Y es que, si bien es verdad que ese asteroide existe y que, efectivamente, nos hará una visita en las próximas semanas, en realidad no tenemos nada que temer al respecto.
Una visita lejana
El objeto en cuestión es el (52768) 1998 OR2, también conocido directamente como 1998 OR2. Fue descubierto en 1998 y desde entonces se le ha seguido la pista, con el fin de calcular si su trayectoria tendría algún desafortunado encuentro con nuestro planeta en algún momento.
Hay motivos para querer mantener la atención sobre él, pues cuenta con un ancho de aproximadamente dos kilómetros, por lo que un impacto con la Tierra podría tener consecuencias desastrosas. Pero podemos estar tranquilos. Como bien explicaba recientemente el astronauta y Ministro de Ciencia español, Pedro Duque, en su cuenta de Twitter, el 29 de abril pasará lejos de nosotros, a una distancia de más de 6 millones de kilómetros. Esto viene siendo equivalente a la distancia promedio entre la Tierra y la Luna multiplicada por dieciséis, por lo que es una cifra inmensa, con la cual podemos estar más que tranquilos.
Gracias al estudio que se ha hecho de la trayectoria y el periodo de este objeto, se sabe también que no volveremos a “encontrarnos” con él hasta el 16 de abril de 2079, pero que incluso entonces lo hará a una distancia segura.
¿Cómo es el día a día de un ‘cazador’ de asteroides?
En la actualidad son muchos los asteroides que se encuentran en observación, pero ninguno de ellos plantea un peligro para la Tierra. En todo caso, algunos más pequeños, cuya llegada pudiera tardar más en anticiparse, supondrían un riesgo mayor, precisamente por el poco tiempo de anticipación que supondrían. Sería algo así como lo ocurrido con el Meteorito de Cheliábinsk, cuyo impacto en febrero de 2013 causó numerosos daños materiales y dejó a más de 1.000 heridos, la mayoría con motivo de la onda expansiva de la explosión.
Pero ese no será el caso de 1998 OR2, pues quedará abismalmente lejos de ni siquiera rozarnos. El asteroide no acabará con el coronavirus, como algunos aseguran jocosamente en redes sociales, pero tampoco con la humanidad. En ese sentido podemos estar muy contentos.