Para la influencer e instagramer Yekaterina Didenko, lo que parecía que iba a ser una loca y divertida fiesta de cumpleaños terminó convirtiéndose en una pesadilla que se ha saldado con el fallecimiento de tres de los asistentes, entre ellos su marido.
La joven, que cumplía 29 años, decidió que sería una buena idea celebrar el evento en una piscina, pero dándole un rollo mucho más fotografiable, con unos cuantos kilos de hielo seco. Por desgracia, el desconocimiento sobre la química de esta sustancia, aparentemente inofensiva, hizo que el truco terminara convirtiéndose en una trampa mortal.
Un triste desenlace
El hielo seco, en realidad, nada tiene que ver con el hielo convencional. No está compuesto a base de agua, sino de dióxido de carbono en estado sólido, enfriado a una temperatura de -78.5ºC. Este es el primer punto a tener en cuenta, ya que al encontrarse a una temperatura tan baja puede generar quemaduras por congelación.
Pero eso no es todo. Esta sustancia no pasa por el estado líquido, como lo haría un cubito normal de hielo al calentarse. En su caso, al situarse a temperatura ambiente se transforma directamente en gas, a través de un fenómeno conocido como sublimación. Concretamente, un kilo de hielo seco da lugar a 540 litros de CO2 en estado gaseoso.
Didenko y sus amigos añadieron a la piscina entre 25 y 30 kilos, lo cual supone una cantidad elevadísima de gas, entre 13.500 y 16.200 litros. Si bien el Comité de Investigación de Rusia ha anunciado que está actualmente estudiando lo ocurrido, caben pocas dudas de que esta gran cantidad de dióxido de carbono gaseoso fue la culpable de las muertes.
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Y es que esta sustancia es mucho más pesada que el aire, por lo que se acumula en la parte inferior de la estancia en la que se encuentra, en este caso una habitación mal ventilada, con una piscina en el centro. A cantidades bajas no genera problemas, pero a unos niveles tan elevados como los que se generaron en la fiesta puede provocar asfixia, puesto que desplaza el oxígeno hacia arriba, impidiendo la respiración de los asistentes. Además, se pueden generar otros síntomas como dolores de cabeza, náuseas, vómitos y, en el peor de los casos, la muerte. De hecho, según informan en IFLScience, en 2018 se dio un suceso similar cuando la mujer y la madre de un heladero murieron asfixiadas en un vehículo en cuya parte trasera el hombre había guardado cuatro congeladores cargados de hielo seco.
En un vídeo publicado poco antes del desastre de la fiesta de cumpleaños se puede ver que todos iban dotados con trajes especiales y unas simples gafas de bucear, pero esto no impidió que se quedaran sin oxígeno para respirar o que se produjeran quemaduras en las zonas que se encontraban al descubierto.
No es la primera vez que lo que en la cabeza de un instagramer parecía fenomenal termina con, como mínimo, una visita a urgencias. No hay más que ver la gran cantidad de personas que hace unos meses comenzaron a viajar al monte Neme, en la comarca coruñesa de Carballo, para fotografiarse dándose un baño en una vieja mina de Wolframio, que conserva aún un lago de aguas extremadamente azules, precisamente por la presencia de esta tóxica sustancia.
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Otra influencer llamó también la atención por subir a su cuenta de Instagram una foto en la que se encontraba ataviada con un bikini floral, muy bonito si no fuera porque estaba confeccionado a base de flores muy tóxicas. No se sabe si le causaron algún tipo de irritación, pero sí que supone un peligro para sus seguidores, que podrían intentar imitarla. Por eso, ni el más divertido de los cumpleaños ni la foto con más likes de Instagram deberían justificar una situación peligrosa. Si hay de por medio plantas, sustancias químicas o cualquier otro factor que no conozcamos sobradamente, mejor informarse antes o, más precavido aún, no usarlo. Puede que la instantánea no sea tan perfecta, pero al menos la disfrutaremos con salud.