La nutrida cobertura mediática que ha recibido la propagación del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que produce la enfermedad reconocida como COVID-19, responsable de la muerte de más de 3.200 personas y alrededor de 100.000 infectados, ha despertado la atención del público en general, quienes se encuentran alertas antes cualquier indicio que sugiera el contagio de la enfermedad.

Con esto en mente, la presencia de fiebre, tos y falta de aliento se asocia velozmente con COVID-19, generando en el afectado la necesidad de realizarse una prueba para descartar (o confirmar) si se trata de un caso de infección por el virus SARS-CoV-2.

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Apuntando a la genética

Dada la novedad que distingue el coronavirus, se sabe poco sobre cómo se realiza y qué implica la prueba de detección del SARS-CoV-2. Hay dos enfoques principales: (1) el estudio de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) de una muestra de fluido tomada de la nariz, la garganta o los pulmones, y (2) la detección de anticuerpos específicos de la enfermedad de una muestra de sangre.

Las pruebas de PCR funcionan mediante la detección de material genético específico dentro del virus. Dependiendo del tipo de PCR disponible, los trabajadores de la salud pueden frotar la parte posterior de la garganta, tomar una muestra de saliva, recoger una muestra del tracto respiratorio inferior o examinar una muestra fecal.

Una vez que la muestra llega al laboratorio, los investigadores extraen su ácido nucleico, el cual contiene el genoma del virus. Luego, amplifican ciertas regiones del genoma utilizando una técnica conocida como reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa. Esto, en efecto, les da a los investigadores una gran muestra que luego pueden comparar con el nuevo coronavirus.

Identificando anticuerpos

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El SARS-CoV-2 tiene casi 30.000 nucleótidos, los bloques de construcción que forman el ADN y el ARN. La prueba de PCR apunta a solo 100 nucleótidos que son específicos del SARS-CoV-2, los cuales incluyen dos genes en el genoma. Una muestra se considera positiva si la prueba encuentra ambos genes, no es concluyente si se encuentra un solo gen y negativa si no se detecta ninguno.

A diferencia de las pruebas de PCR, los análisis serológicos buscan en la sangre del potencial afectado anticuerpos específicos que el cuerpo ha producido para combatir el virus. Si detectan esos anticuerpos, la prueba da un resultado positivo.

La ventaja de la prueba serológica es que puede detectar anticuerpos incluso si un paciente se ha recuperado, mientras que una prueba de PCR puede detectar el virus solo si la persona está enferma.

Sin embargo, ambas pruebas podrían pasar por alto casos si las muestras se toman demasiado temprano, cuando la carga viral es demasiado baja o si el cuerpo de la persona aún no ha producido anticuerpos contra el virus, por lo que, en caso que los síntomas persistan, es posible que sea necesario realizar otra prueba.

Referencia: Stanford Medicine COVID-19 test now in use. Stanford Medicine News Center, 2020.

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