Luis es un joven enfermero que estos días está trabajando en una de las tres plantas del Hospital Gregorio Marañón de Madrid atendiendo a los enfermos más graves por el coronavirus, que ha llevado a España al estado de alarma en el que nos encontramos. Aunque prefiere que no demos su verdadero nombre, Luis ha contado a Hipertextual cómo está siendo para él y sus compañeros cuidar de los pacientes con COVID-19.

La falta de recursos, ha insistido en varias ocasiones, es la peor parte de esta epidemia. Las batas especiales para evitar la infección por coronavirus se están "poniendo y quitando" varias veces durante el mismo turno, lo que supone "un riesgo" de infección. Aunque encima llevan otra bata para atender a los pacientes, esta segunda es "desechable" y "muy fina", además solo limita el contacto del tronco con posibles "salpicaduras" de los pacientes.

"Cada uno tiene su bata especial y se la pone solo cuando va a entrar a ver a un paciente, así que la tienes que colgar de forma que luego puedas ponértela sin tocar la parte exterior. Tener que ponértela y quitártela tantas veces implica también más riesgo de contagio", explica. "Hay plantas que están trabajando con solo tres batas protectoras y son seis personas. Y ni siquiera pueden usar las tres batas en su turno porque se quedan sin ellas para el siguiente", comenta. Es más, apunta a que el turno "más importante" es el de por las mañanas porque es cuando se hacen las tareas de "higiene".

"Tampoco hay mascarillas suficientes para todos", añade el enfermero. De hecho, la falta de mascarillas está siendo un problema: "Las limpiadoras se han negado a entrar a la planta sin mascarillas con el filtro adecuado y sin bata, ahora son los auxiliares los que están dejando la basura en otra zona para que ellas la recojan sin riesgo y no sé hace cuánto que no se friega el suelo", indica. Es "normal" que pidan batas y mascarillas, apunta Luis, "cualquier roce puede hacer que se contagien", pero remarca que "no hay suficientes" mascarillas para todos. "Debería haber mascarillas también para las limpiadoras", afirma.

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"Están dejando morir a gente"

gotero, material médico
Unsplash | Marcelo Leal

Luis ha vivido ya una de sus primeras muertes por coronavirus en uno de los turnos de estos días: "Le dejaron morir porque tenía más de ochenta años y no iba a salir para adelante, pero tampoco se esforzaron mucho", comenta. "Es difícil", apunta. "Imagínate que tienes que reanimar a una persona con todo el riesgo de contagio que hay o que al conseguir reanimarlo, se queda con secuelas y no va a vivir tampoco mucho más", intenta explicar lo que cree que está pasando con estas muertes. "Entiendo que tienen que valorar a quién dedicarle los recursos", comenta, "pero muchos de ellos ni siquiera tienen medicación, solo morfina". Esto es solo en casos que saben que no van a salir adelante, "les ponen morfina paliativa y hasta que se mueran", añade Luis.

"Están muy saturados, si solo fuera un caso podrían poner todo su empeño en esa persona y sacarla adelante, pero tenemos mucha gente", añade. De hecho, ahí radica la importancia de que los sanitarios estén pidiendo a la población que se quede en casa y haga cuarentena: cuanto menos casos, mejor podrán ser atendidas las personas que presentan síntomas graves.

"No ponen aerosoles a casi nadie, no creo que lo hagan porque no hay suficientes sino que valoran más el perjudicar", explica Luis. Resulta que los aerosoles "hacen que la posibilidad de contagio sea muchísimo más alta", así que "valoran más que no se contagie más gente", indica.

"Al hospital solo se llevan los casos graves", afirma. Así que cree que si se hiciera la prueba a todas las personas que presentan síntomas leves y a los que se les recomienda hacer cuarentena en su casa, el número de casos confirmados subiría mucho: "Creo que no quieren que se vea la cantidad de gente que está infectada y no lo sabe", afirma. "Si le hicieran la prueba a todo el mundo, la gente entraría en pánico". "Por ejemplo, la hija de uno de los pacientes que ha muerto ha tenido síntomas y lo comentó, pero le dijeron que si podía respirar y no estaba grave, no se le hacía la prueba y que se quedara en casa", comenta a Hipertextual. Además, cree que otro de los problemas por los que quizás no se está haciendo la prueba a todo el mundo es por el precio.

Como Luis hay muchos otros enfermeros que estos días se están enfrentando a la falta de recursos (batas y mascarillas, sobre todo) y a tener que ver morir a gente ante sus ojos en turnos interminables que, también, ponen en riesgo su salud y la de quienes les rodean. Cualquier mínimo fallo en el protocolo puede hacer que vuelvan a su casa con coronavirus y que, incluso quienes nos cuidan en este difícil momento, terminen contagiados.

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