España batió el pasado 10 de febrero un récord inesperado en lo que respecta a generación de energía eléctrica. La inyección de energía fotovoltaica en el sistema peninsular marcó un hito nunca antes visto, con una punta de 5.076 megavatios (MW) a las 13.58 horas. Se superaba así una marca que se había logrado unos meses antes, en agosto de 2019. O lo que es lo mismo, se había alcanzado varias veces en unos meses la mayor punta histórica de potencia solar fotovoltaica en España.
Este récord fue posible por la escasa relevancia del carbón en los últimos años, encaminado hacia la desaparición a medio plazo de la mayoría de sus centrales, pero sobre todo, por la implantación en tiempo récord de numerosos huertos solares.
Solo en apenas 10 meses, de enero a octubre de 2019, se instalaron en España más nuevos megavatios de potencia fotovoltaica que en los últimos diez años. Todo ello ha provocado que el país, hace unos años uno de los pioneros de la energía solar, y después uno de los que más la desdeñaron, haya recuperado en tiempo récord las posiciones de cabeza en la implantación de estas tecnologías renovables en Europa.
Para hacerse una idea de este aumento, a comienzos de 2018 en España había instalados 4.714 megavatios de solar fotovoltaica. En la actualidad, con la apertura de los últimos grandes proyectos, esa cifra ya se asoma a los 9.000. Como decimos, en perspectiva esto quiere decir que se ha instalado más fotovoltaica que en una década, ya que desde 2010 los nuevos megavatios apenas habían sido 885.
¿Pero cómo ha sido posible este viaje de ida y vuelta? Para hacerlo hay que echar el reloj atrás más de 12 años.
Del sobredimensionamiento al ostracismo
La historia de la energía solar en España es la de un pionero que se pasó de entusiasmo, recibió un duro golpe por ello, y ahora está volviendo a aprovechar su posición puntera y natural -por horas de insolación en el continente- como referente del sector.
Entre 2006 y 2009, justo antes del estallido de la crisis económica, muchos vieron en la energía solar una buena forma de invertir. El Gobierno de Rodríguez Zapatero lanzó en aquellos años un atractivo sistema de primas para las renovables vía Decreto que en parte ya había sido impulsado por Aznar en los últimos meses de su Ejecutivo.
Se desarrolló un campaña gubernamental denominada 'El sol puede ser tuyo' que animaba a participar en proyectos fotovoltaicos para así conseguir acercar a España a los objetivo del protocolo de Kioto. Un ánimo dirigido especialmente hacia pequeños inversores. Poner dinero en cooperativas para instalar huertos solares se vio, hasta cierto punto, como un negocio seguro. Se prometían réditos fijos a pesar de que el precio de la luz variase.
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Aunque no era una ganga porque durante los primeros años era difícil que lo facturado por la venta de electricidad cubriera los créditos que tenían que pedir los inversores, después la energía solar prometía ser una suerte de plazo fijo con rentabilidades muy altas. Se estima que más de 67.000 particulares y pequeñas empresas mordieron el anzuelo en toda España según los cálculos de Anpier, la asociación que se formó para aglutinar a los afectados tras los recortes.
El método funcionó porque España pasó de tener 0 potencia fotovoltaica a más de 3.300 megavatios en 2008. Pero había un problema, esas rentabilidades, en gran medida aseguradas por el Gobierno, se echaron al traste con la llegada de la crisis, haciendo que muchos inversores vieran cómo su dinero se diluía. En 2010 el Gobierno socialista impulsó el primer recorte a las primas prometidas, que después se afianzaría durante 2013 y 2014 con José Manuel Soria ya como titular de Industria bajo el gobierno del Partido Popular, que a más, impulsó también el controvertido 'Impuesto al Sol', como se le llamó a una restrictiva regulación para el auconsumo.
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“Hubo un mal planteamiento regulatorio en aquellos años”, reconoce José Donoso, Director General de UNEF, la Unión Española de Energía Fotovoltaica. “Muchos inversores y muchas empresas sufrieron aquel parón. Y también está el hándicap de que se instalaron muchos proyectos cuando la tecnología aún era muy cara y ahora se ha quedado en gran medida obsoleta. Pero, desde el punto de vista positivo, esos primeros años también permitieron un desarrollo del sector en España pionero, que en gran medida ha sido referente en otros países y que ahora está preparado cuando se han dado mejores condiciones”, señala.
Y de nuevo, la energía solar brilla
Desde ese parón desde el 2011, la fotovoltaica fue presa también de la falta de inversiones por la crisis, a lo que se sumaba una fórmula regulatoria que ahora no la fomentaba y la mala fama adquirida durante los años del 'boom'.
La fotovoltaica había quedado paralizada. Hasta ahora. En 2017 el Gobierno del PP programó nueva subastas de renovables necesarias para cumplir con los objetivos marcados por Europa. El país llevaba años sin plantar un nuevo megavatio renovable, aunque el camino realizado de forma pionera haya asegurado que al menos un 30% de la energía fuera de origen verde durante estos últimos años.
A ello se sumó, ya con el cambio del Gobierno hacia el PSOE, una nueva regulación que levantó el llamado 'impuesto al sol', ya anulado por Bruselas, pero que había creado un efecto de incertidumbre. El pensamiento de que la fotovoltaica no era rentable o no era un valor seguro había calado en buena parte de la población.
“Pero eso no es así”, comenta Donoso, quien cree que el valor diferencial para esta nueva eclosión ha sido simple y llanamente la reducción del precio de los paneles y la células fotovoltaicas. “El precio se ha reducido en un 95% en los últimos 15 años. Hablamos de una barbaridad”. Esto ha hecho que con el paso del tiempo la energía renovable ya sea más económica a la hora de su entrada en el mix energético para 60 países de las economías más desarrolladas del mundo, según un informe de IRENA, la Agencia Internacional de la Energía Renovable. Más que los fósiles, el carbón, pero también que la nuclear, en definitiva.
Todo ello, junto con la implantación de los nuevos parques surgidos de las subastas, ha hecho que España haya vuelto a dominar el pódium europeo en fotovoltaica 11 años después de hacerlo por primera vez. Según datos de la patronal del sector en Europa, España plantó el 25% de todos los MWs de fotovoltaica del viejo continente el año pasado. Se acabaron, al menos por ahora, los años en los que se titulaba como una paradoja que España, el llamado 'país del sol' por el resto de europeos, tuviera mucha menos energía solar que los países del centro del continente.
España quiere multiplicar por 4 su fotovoltaica en 10 años
Y con el contexto de la desaparición del carbón y la necesidad de reducir nuestras emisiones, el Gobierno de España tiene en borrador su Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC), el cual contempla que en para 2030 la fotovoltaica multiplique por 4 su implantación actual en el país. Esto es, se necesitaría 'plantar' 3.000 megavatios nuevos cada año durante la próxima década para llegar a los 39.000 que se marcan como objetivo.
"Es un objetivo factible si se mantiene un marco regulatorio estable, que puede ayudar a que España recupere del todo esa posición puntera que nunca dejó de abandonar", comenta Donoso, quien cree que en esta década que arranca la energía solar debe seguir mejorando técnicamente cuestiones como el almacenamiento, el gran 'hándicap' de siempre de las renovables, y que podría llevar su uso y su precio un escalón más por debajo.