España se vende turísticamente dentro de Europa como un país donde el sol marca la diferencia. Ningún otro país del viejo continente tiene tantas horas de insolación. Sin embargo, este potencial ha estado desaprovechado hasta hace muy poco en materia de energía fotovoltaica. En 2017, Alemania, cuyos turistas llegan cada año a las playas españolas, multiplicó por 13 la potencia instalada nueva en placas solares en comparación con España. Algo estaba pasando, y era su regulación.

Si los huertos solares de nueva construcción marchitaban en España, aún lo hacía más el autoconsumo: la opción de instalar algún sistema de generación de energía -normalmente también placas- en industrias, pymes pero también en hogares, para consumir la propia electricidad que se generaba con el consiguiente ahorro en la factura. Los sistemas de autoconsumo habían funcionado en España en algunas grandes empresas y también en el sector agrario para conseguir luz en lugares remotos. Sin embargo, cuando esta tecnología parecía que iba a romper el cascarón para entrar en el hogar, hubo otro bandazo regulatorio.

En 2015 el anterior Gobierno de España aprobaba la nueva legislación aplicable al autoconsumo, que instauraba el llamado 'peaje al sol' y vetaba el uso compartido de estos sistemas en comunidades de vecinos. En la práctica, el impuesto solo se aplicaba a las instalaciones más grandes, pero la complicación de los trámites y el temor generalizado a no recuperar la inversión hizo que el mercado se paralizara. La Unión Europea y los Tribunales pusieron en entredicho la nueva tasa, pero no la prohibieron, legitimando la parálisis.

La realidad del autoconsumo eléctrico en España

Tres años después, el pasado mes de octubre el nuevo Gobierno aprobaba un nuevo Decreto-Ley que tumbaba el criticado impuesto al sol, y hace unas semanas salía a exposición pública el borrador de la nueva normativa, mucho más laxa en trámites y que permitía que los usuarios de autoconsumo recuperaran parte de los excedentes de energía que no podían consumir. “Es un gran paso adelante que nos acerca al nivel de Europa en la materia y una noticia fantástica tanto para el sector como para diversificar el mercado eléctrico” apunta a Hipertextual José Donoso Director General de UNEF, la Unión Española Fotovoltaica. Pero el horizonte se ha vuelto a emborronar con la convocatoria de elecciones que el actual Ejecutivo ha anunciado para el próximo 28 de abril.

¿Podría echarse abajo de nuevo la regulación con un cambio de Gobierno? ¿Dará tiempo a aprobarlo antes de las elecciones? Donoso cree que dado que la tramitación de estas regulaciones se ha hecho de forma urgente, “dará tiempo siempre que se haga con celeridad”. Por el momento el Gobierno de Pedro Sánchez parece querer cerrar todas las normativas iniciadas por Decreto, como es el caso, aunque en el caso del autoconsumo la situación actual vuelve a alargar la incertidumbre que lleva acumulando durante años.

La nueva regulación de autoconsumo permitirá el ahorro, pero no es la más abierta

Unsplash |
Andreas Gücklhorn

La futura regulación de autoconsumo reconoce el derecho a autoconsumir la energía que alguien genera y también al autoconsumo compartido para repartir gastos. Además, reduce los trámites para las instalaciones más pequeñas, que no tendrán que pasar ningún registro. En cuanto a las formas de autoconsumo, recoge la modalidad sin excedentes -donde toda la energía es consumida- y con excedentes, donde la electricidad que no emplea en el momento se vierte a la red.

El tratamiento de estos excedentes ha sido el nudo gordiano del dilema mucho tiempo. Por una parte, se podría almacenar esta energía en baterías, pero estas siguen siendo caras y encarecen cualquier instalación. El único camino que queda por lo tanto es verterla a la red, y ahí la nueva propuesta expone que el autoconsumidor pueda o bien compartirla con otros usuarios o compensar en el precio de su factura el excedente vertido. Todo ello con el plazo límite de un mes y sin que nunca lo cedido a la red pueda ser mayor a lo recuperado. Un modelo similar al 'balance neto' que demandaba parte del sector, pero que no es idéntico.

“En el argot del sector a esta modalidad se le conoce como 'facturación neta' y es distinto al 'balance neto'. En este último, el que se usa en Estados Unidos, por ejemplo, el autoconsumidor puede recupar de la red la energía que entregue en cualquier momento. En la 'facturación neta', no hablamos de recuperación de energía, si no de precio, que según la propuesta estará regido por el pool o precio de mercado”, explica Donoso, que cree que con este sistema los autoconsumidores particulares podrán ahorrar en su factura, pero aún será un sistema que quizá solo interese “a los consumidores más concienciados”. El balance neto está en uso además de en Estados Unidos, en países como Australia, México o Alemania, y es visto por las organizaciones que defienden esta tecnología como el más flexible y menos complicado para que el autoconsumo se extienda.

UNEF, dentro de la Alianza por el Autoconsumo, presentó sus alegaciones a la propuesta de regulación, en la que entran facilitar aún más los trámites, especificar técnicamente cómo se producirán estas compensaciones, y ampliar el margen de actuación para que haya sistemas de autoconsumo compartidos.

LG o Ikea venderán sus placas por el cambio de regulación

A pesar de que aún queda por desarrollar, aprobar y ver en la práctica como puede ser la nueva regulación, lo cierto es que el sector parece estar respondiendo a estos cambios normativos de buena forma. No en vano, LG ha empezado a vender este mes sus paneles de autoconsumo en España tras años descartando esta línea de negocio en el país por sus restricciones, al tiempo que Ikea también ha dicho que como en el resto de sus tiendas europeas, venderá pequeños kits de placas solares. En Madrid, el ayuntamiento también está en trámites para dotar de instalaciones de autoconsumo a todos sus edificios.

“Sin duda alguna el sector está recuperando en España parte del terreno que perdió durante los últimos años. La tecnología solar está preparada y no hacen falta subvenciones, simplemente un marco regulatorio no restrictivo que deje trabajar”, señala Donoso.