Dos temporadas van ya hasta el momento de Altered Carbon, la serie que era la más ambiciosa de ciencia ficción para Netflix y que fue creada por la estadounidense Laeta Kalogridis en 2018, según la trilogía de novelas que el británico Richard K. Morgan publicó entre los años 2002 y 2005. Y, mientras aguardamos a que se confirme la producción de la temporada tres y que, en fin, se lleve a cabo, la plataforma de streaming nos ha hecho otro regalito: la película animada Altered Carbon: Reenfundados, dirigida por los japoneses Takeru Nakajima y Yoshiyuki Okada este 2020.
Se trata del primer largometraje para ambos cineastas: Nakajima solo se había desempeñado previamente como animador en videojuegos; entre otros, Project Sylpheed (Shinobu Gotou, 2006) o Fire Emblem: Fates (Kouhei Maeda y Genki Yokota, 2015); y Okada, en el arte conceptual para las secuencias animadas de otros videojuegos, como Tenchu 4: Shadow Assassins (Keisuke Kanayama y Takuma Endo, 2008), Fire Emblem: Awakening (Kouhei Maeda y Genki Yokota, 2012) o el mencionado Fates, entre cuyo equipo se supone que conocería a su codirector en este filme.
No obstante, hay que decir que Okada realizó el cortometraje animado Dôkutsu, imposible de encontrar en página alguna de Internet a día de hoy, con su compatriota Hiroyuki Oki (Tears of Ecstasy) y el título internacional de Cave en 1994. Desde entonces, no había vuelto al cine al margen de la animación para las videoconsolas hasta Altered Carbon: Reenfundados, dieciséis años después. Y el filme capta de manera adecuada la esencia de la serie de Kalogridis, e incluso el misterio que aborda y sus dos giros narrativos se asientan en el meollo de la historia original.
Regresamos a la decadencia futurista en las megalópolis orientalizadas a lo Blade Runner (Ridley Scott, Denis Villeneuve, 1982, 2017), la violencia descarnada y sus múltiples e inevitables salpicaduras y charcos de sangre y la rudeza del antiheroico protagonista, Takeshi Kovacs, tal como es el interpretado por Joel Kinnaman (House of Cards) en la primera temporada y no como el héroe blandito de Anthony Mackie (Million Dollar Baby) en la segunda. Y a falta de un personaje tan fácilmente querible como Poe, que suele contar con el el arco dramático más conmovedor, aquí tenemos a su colega Ogai.
Se trata del gerente del hotel más antiguo en el planeta Latimer, y le dobla precisamente Chris Conner en la versión inglesa, el actor yanqui que encarna a Poe en la serie de Kalogridis. El resto de los que prestan su voz son, sin embargo, especialistas del doblaje en este tipo de cine. Por otro lado, la animación se luce con una textura muy lograda y colorida, una planificación cabal y unas impresionantes secuencias de lucha, las mejores de la película sin punto de comparación y merecedoras de cuantos elogios sean posibles. Pero los personajes se mueven de una forma un poquitín ortopédica en las demás y, así, sus gestos son casi completamente realistas, no del todo.
Ni en la trama hay mucho ingenio ni en los diálogos demasiada chispa, y ni el guion escrito por Dai Satô (Wolf’s Rain) y Tsukasa Kondo (2nd Avenue) ni su puesta en escena se han podido librar de la ingenuidad burda de la que suele adolecer la animación japonesa; y tampoco ayuda la mediocre banda sonora de Keigo Hoashi (La Desaparición de Suzumiya Haruhi) y Kuniyuki Takahashi (Monster Strike), que consolida una solemnidad algo antipática en ocasiones y una emotividad de cartón-piedra con la que a veces ponemos los ojos en blanco. Pero concluye con suma intensidad y unos satisfactorios golpes de efecto. Nos ha gustado esta nueva funda de Takeshi Kovacs.