La “fabricación” de órganos a través de impresoras en 3D empezó pareciendo una artimaña propia de la ciencia ficción. Sin embargo, los nuevos logros que se han obtenido en esa área en los últimos años están llevando a que ya sea concebida como una realidad, que posiblemente se implante de una forma generalizada en los hospitales del futuro.

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Ovarios, riñones o huesos son algunos de los órganos que ya se han desarrollado de este modo y que en un futuro podrían agilizar mucho las listas de espera para trasplantes, al no ser necesaria la búsqueda de donantes compatibles con los enfermos que los requieren. Tampoco puede faltar en esta lista nuestro órgano más grande: la piel. Son muchos los científicos que ya han conseguido fabricarla de este modo, con el fin de sustituir a los injertos que a día de hoy se utilizan para sustituir los tejidos perdidos, normalmente por quemaduras. Pero hasta ahora nadie la había impreso directamente sobre la herida que se quiere cubrir. Y eso es precisamente lo que ha conseguido un equipo de científicos de la Universidad de Toronto y el Centro de Ciencias de la Salud Sunnybrook, cuyos resultados acaban de presentarse en un estudio de la revista Biofabrication.

Universidad de Toronto

Los injertos del futuro

A día de hoy, cuando un paciente pierde su piel, normalmente a causa de quemaduras de tercer grado, se suele recurrir a dos posibles métodos para sustituirla.

Por un lado, son habituales los injertos, para los cuáles se extrae piel de una parte del cuerpo que se encuentre sana y se trata para colocarse sobre la zona dañada. Por otro, pueden usarse los conocidos como andamios de colágeno, consistentes en una especie de “cimientos” sobre los que se “siembran” las células madre que regenerarán el tejido perdido.

Si bien en algunos casos ambos procedimientos dan muy buenos resultados, en situaciones concretas pueden perder su utilidad. Por ejemplo, los injertos pueden ser inútiles si la zona quemada es muy extensa y no hay suficiente piel sana y los andamios dependen de los tejidos y las células que rodean la herida para sanar por completo, por lo que tampoco serían apropiados si esta área circundante está muy dañada. También se puede recurrir a piel fabricada in vitro, pero el proceso de preparación es muy largo y no siempre se dispone de ese tiempo.

Científicos y emprendedores españoles crean una impresora 3D para piel

Es aquí donde entra en juego la piel impresa en 3D, sobre todo si puede acelerarse el proceso, colocándola directamente sobre la herida. En este caso, la materia prima empleada por la impresora ha sido una serie de láminas compuestas por fibrina y células madre mesenquimales (MSC). La primera es una proteína implicada en el proceso de coagulación sanguínea, mientras que las segundas son células con la capacidad de diferenciarse en diversos tipos de células. De este modo, ayudan en la respuesta inmunitaria del organismo y apoyan el crecimiento de las células locales del paciente.

El objetivo de unir ambos “ingredientes” es que, aparte de promover la regeneración de la piel, las heridas se curen más deprisa, reduciendo la inflamación y mejorando la cicatrización. Por ahora lo han probado en cerdos con quemaduras de tercer grado, en los que se pudo colocar las láminas con una inclinación de hasta 45º, dando lugar a los resultados esperados.