Los loris perezosos (Nycticebus Sp.) son animales adorabilísimos. Con esos ojitos redondos y esa carita de no haber roto nunca un plato, despiertan en quien los ve unas ganas irrefrenables de abrazarlos. Sin embargo, el achuchón podría salirnos caro; pues, además de unos dientes afilados que no dudan en usar en el momento en que se ven amenazados, también cuentan con una estrategia de lo más curiosa para cargar sus mordiscos de ponzoña. Lo hacen a través de unas glándulas presentes en sus axilas, de las que se desprende una sustancia venenosa que lamen para aportar un extra de dolor a sus dentelladas.

Sus víctimas, normalmente animales depredadores o competidores, sufren heridas dolorosas y de curación lenta, por lo que se debilitan antes de poder hacer daño al loris. Esta curiosa maniobra les convierte en los únicos primates venenosos descritos hasta el momento y en un sujeto de estudio de lo más interesante. Sobre todo después de que, a raíz de un estudio publicado en Toxins por científicos de la Universidad de Queensland, se haya descubierto que tienen mucho que ver con la razón por la que algunos seres humanos son alérgicos a los gatos.

El secreto de la alergia a los gatos

Si un loris perezoso muerde a un ser humano, las consecuencias no son exactamente las mismas que en otros humanos. Por lo general se desencadena un shock alérgico, caracterizado por síntomas como dificultad para respirar, sangre en la orina, dolor extremo y, en los casos más extremos, shock anafiláctico.

Esa reacción alérgica ha despertado el interés de muchos científicos, que han dedicado su investigación a caracterizar las sustancias presentes en su veneno. Esa precisamente fue la tarea de los autores de este estudio publicado recientemente. Concretamente, llamó su atención una proteína, cuya secuencia de aminoácidos (los ladrillitos que componen las proteínas), era prácticamente idéntica a la de otra proteína secretada por los gatos, considerada como la principal responsable de que algunas personas tengan alergia a ellos.

Según explicaron estos científicos en un comunicado de su universidad, la alergia a los gatos es tan frecuente en los humanos que podría considerarse que tenga alguna ventaja evolutiva, pero no para nosotros, obviamente, sino para los felinos. Y su parecido con el veneno del loris perezoso indicaría que el objetivo podría ser similar. Es posible que estos animales desarrollaran la proteína como defensa a sus depredadores y que esa reacción defensiva sea la que nos afecta a los seres humanos.

Soy alérgico a los gatos, ¿qué hago con mi mascota?

Es un estudio muy especulativo y sería necesaria más información para confirmarlo, pero es un dato interesante, que debería estudiarse más a fondo. Al fin y al cabo, conocer el origen de la alergia a los gatos puede ayudar a los investigadores a obtener tratamientos eficaces contra ella.

En cuanto al loris perezoso, su veneno mantiene lejos a la mayoría de depredadores, pero no lo consigue con los cazadores, que siguen capturándolos para su venta como mascotas en el mercado negro. Eso sí, para que sean los muñequitos inofensivos que parecen, les arrancan sin miramientos los dientes. Sin arma que cargar, su veneno es inútil y así este primate poco a poco va sucumbiendo ante la irresponsabilidad de una especie que, realmente, sí que es el peor depredador de este planeta: el ser humano.

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