Uno de los detalles más llamativos del teléfono inteligente OnePlus Concept One recientemente anunciado es que sus cámaras no son visibles si no las usamos. Para ocultarlas de la vista no emplea ninguna pieza mecánica como ocurría en los teléfonos de hace unas décadas. Para que no sean visibles se emplea una tecnología más avanzada y práctica como son los cristales electrocrómicos. Éstos recubren las cámaras para que el aspecto del teléfono sea más minimalista y, además, tiene propiedades que mejoran la exposición de la cámara a la luz.
OnePlus ha introducido esta tecnología en el sector de la telefonía móvil, algo que seguramente influirá en otras marcas para hacer lo mismo con modelos futuros, una solución muy acertada para ocultar las cada vez más visibles cámaras de los smartphones más avanzados del mercado. Sin embargo, el electrocromismo no es algo nuevo pero sí joven, ya que su aplicación moderna no fue posible hasta la segunda mitad del siglo XX.
Gracias a esta tecnología, que combina electricidad y química, cualquier superficie puede cambiar de color y así hacer que un elemento sea visible o camuflarlo tal y como ocurre con el OnePlus Concept One. Pero, ¿cuándo se descubrió el electrocromismo y cómo se puso en práctica en forma de vidrios electrocrómicos? ¿Dónde podemos encontrar esta tecnología?
El color de la electricidad
Aunque las definiciones pueden variar, el electrocromismo, como indica su nombre, implica cambiar el color de un material mediante electricidad, en concreto con pequeñas descargas de baja intensidad.
En cuanto al material susceptible de cambiar de color, no sirve cualquiera. Los principales candidatos son óxidos de metales semiconductores como el óxido de tungsteno y otros como vanadio, molibdeno, niobio, titanio, níquel, cobalto o iridio. También son electrocrómicos la polianilina y los compuestos orgánicos viológenos.
Así pues, si añadimos una capa de material electrocrómico a un circuito, cuando reciba estímulos eléctricos en forma de descargas cambiará de color a placer ya que esos materiales reaccionan mediante oxidación y reducción.
Los primeros materiales electrocrómicos se sintetizaron en el siglo XVIII y hay documentación al respecto en el siglo XIX. Sin embargo, no podemos hablar de electrocromismo aplicado hasta los años 70 del siglo XX. Con todo, el boom de esta tecnología llegará a partir de los años 90 del siglo XX en forma de vidrios electrocrómicos o también llamados vidrios inteligentes.
Más común de lo que parece
Aunque no conozcas esta tecnología, es más que probable que la hayas encontrado por ahí. Hoy en día es común encontrar vidrios electrocrómicos en automóviles que cuentan con espejos que se oscurecen automáticamente. Muchos aviones incluyen también vidrios inteligentes que reducen la cantidad de luz que entra en cabina sin necesidad de emplear cortinas adicionales. También hay prendas de camuflaje con esta tecnología, gafas protectoras, ventanas de edificios de toda clase…
Entre las ventajas de los vidrios electrocrómicos están las obvias, como que no necesitamos cortinas para una ventana con este tipo de cristales. Pero es que, además, resulta una buena herramienta para protegernos de los rayos ultravioleta y mejora la iluminación interior con respecto a alternativas menos sofisticadas. Por otro lado, podría emplearse para ahorrar energía, ya que al oscurecerse puede absorver el calor en invierno y en verano puede reflejar la luz y el calor con tonos claros y reflectantes.
Así pues, el único inconveniente con respecto a otras tecnologías está, como suele ser habitual, en el precio de su fabricación. Que se emplee cada vez más ha bajado su coste, pero todavía tendrá que aumentar algo más su demanda para que su uso se extienda en más sectores y tenga más aplicaciones que las actuales.
Volviendo al origen de este artículo, el tiempo dirá si el OnePlus Concept One será flor de un día o si el sector se va a sumar al uso de esta tecnología tan llena de ventajas a nivel estético pero también práctico y las muchas posibilidades que ofrece para dispositivos móviles y toda clase de gadgets.