El pasado viernes 13 de diciembre, el catálogo de Netflix añadió una nueva película: 6 en la sombra. Se trata de la última cinta de Michael Bay, conocido por sus historias de acción con incontables persecuciones por carretera, explosiones y tiroteos varios. El director de Dos policías rebeldes, la saga Transformers y Armaggedon, entre otras muchas, se ha superado a sí mismo con 6 en la sombra, lo que asegura su relación con Netflix.

6 en la sombra es un caos de acción en el sentido más Michael Bay de la expresión, en la que seis vigilantes se toman la justicia por su mano para solucionar los problemas del mundo sin atender a minucias como decisiones de Gobiernos y organizaciones internacionales, burocracia y demás aparatos políticos que el protagonista considera lentos e ineficaces.

Para ello, cada miembro del equipo es conocido por un número —Ryan Reynolds, el personaje principal, se llama Uno— y debe fingir su propia muerte para deshacerse de lazos emocionales que pudieran poner en peligro las misiones. En este caso, la misión es derrocar al dictador de un país ficticio de Oriente Próximo terminado en -istán para colocar en su lugar al hermano supuestamente pacífico de este. Ya sabéis, esa estrategia tan demócrata y americana de instaurar gobiernos por la fuerza en otros países.

Lo cierto es que la trama no tiene ninguna importancia, así que podemos pasar esto por alto. Y es que el objetivo de 6 en la sombra no es político, ni se interesa por tener un mínimo de coherencia interna o presentar a unos personajes bien construidos. Por ejemplo, en los primeros minutos de la cinta, nos presentan a cada uno de los seis a través de su lugar en el equipo —la médico, el conductor, el chico que hacer parkour—, pero cuando uno de ellos muere, ni siquiera lo reemplazan con alguien que tome su puesto, sino por un militar de formación completamente distinta.

6 en la sombra es la película más Michael Bay de Michael Bay. No solo lo decimos nosotros: así es como Netflix ha promocionado el filme de la mano de Ryan Reynolds. Es decir, toda lógica de guion y narrativa queda relegada a la acción más loca y absurda que podáis imaginar.

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Para empezar, los primeros 20 minutos se dedican a una persecución a todo gas por las calles de Florencia en la que no faltan los monumentos volando por los aires, enemigos desmembrados de forma bastante explícita y varios chistes con un ojo fuera de su cuenca. Son veinte minutos de velocidad, escenas ultrafragmentadas, flashbacks y planos a cámara lenta para recrearse en la belleza de las explosiones.

La acción le sienta bien a Netflix

Para muchos, esta es la razón por la que 6 en la sombra debería haberse estrenado en cines, en base a una noción bastante extendida de que la buena acción es la que se disfruta en pantalla grande. Sin embargo, en este caso concreto, Netflix es la mejor apuesta. No solo porque la compañía haya dado a Bay luz verde y un exacerbado presupuesto para que hiciera lo que le diera la gana.

La falta de sentido de esta película la convierte en un producto cuyo único atractivo son los planos de alucinante acción que nunca se detiene; una película que se disfruta mucho más cuando no se le está prestando tanta atención como en una sala de cine. El crítico Matt Singer definió este fenómeno hace unos días de la mejor manera posible: 6 en la sombra es una “laundry movie”, una película que puedes ver mientras atiendes a otras tareas, como hacer la colada.

Por eso, una plataforma como Netflix, que te permite llevar a Ryan Reynolds y su equipo en el móvil mientras viajas en el transporte público, o dejarlos disparando en el ordenador mientras ordenas el salón, es la apuesta ideal.

No es la primera vez que Netflix fija la mirada en el trabajo del director. De Michael Bay tenemos disponibles las dos entregas de Bad Boys o Dos policías rebeldes, Dolor y dinero y la cuarta parte de la saga Transformers —las demás las podemos ver en Amazon Prime Video—. Además, en 2020 llegará a la plataforma una serie de animación de Transformers que contará una historia de orígenes de estos robots.

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Netflix y su particular cine de autor

Bay no es el único que ha recibido carta blanca por parte de la compañía para dar rienda suelta a sus más obscenas fantasías. El director recibió 150 millones de dólares y total libertad creativa, que ha aprovechado para invertir en placer visual del bueno. 140 millones tuvo a su disposición Scorsese para rejuvenecer a De Niro, Pesci y Pacino en El irlandés.

Como ellos, también se sirvieron de esta plataforma, Alfonso Cuarón con su Roma, Noah Baumbach con Historia de un matrimonio o incluso el excéntrico Ryan Murphy con la serie The Politician, que se estrenó este verano.

Todos ellos han creado para Netflix una obra que ha definido su estilo hasta la fecha de forma fiel y absoluta. Si de Murphy decíamos hace unos meses que The Politician es todo lo que había querido hacer siempre y mucho más, no hay duda de que Historia de un matrimonio aúna las pinceladas que Baumbach había imprimido ya a sus anteriores trabajos, y ni siquiera hace falta justificar este razonamiento en el caso de El irlandés.

Además, si hay algo que todas ellas tienen en común es que puedes sentir lo mucho que los directores están disfrutando al rodar. Te guste o no el género que trata cada uno de ellos, ese disfrute termina por contagiarse al espectador.

En el caso de Bay, un director del que el público tiene opiniones sumamente polarizadas, es probable que la cinta llegue solamente a los amantes de la acción sin sentido y, quizá, a algún despistado que busca entretenimiento mientras limpia la casa. Pero algo es seguro: cualquiera que la vea podrá imaginarse a Bay saltando de emoción durante todo el rodaje.