La basura espacial es un tema que preocupa a muchos científicos e investigadores y algunas organizaciones ya están buscando soluciones. La más reciente tiene que ver con un robot recolector con cuatro brazos capaz de capturar la basura que se encuentra fuera de órbita.
De acuerdo con The Guardian, la Agencia Espacial Europea (ESA) prepara una misión conocida como ClearSpace-1, en la que un robot experimental podrá abrazar a uno de los más de 3.000 satélites fuera de servicio que se encuentran en la órbita terrestre baja. La particularidad de este robot es su naturaleza kamikaze, ya que arrastrará el satélite en una misión suicida a la atmósfera de la Tierra, que se encargará de destruir ambos dispositivos.
El misión está programada para 2025, cuando el recolector robótico ponga a prueba sus brazos para capturar un pedazo de basura dejado por la misión Vespa, el cual se ubica a 800 km de la Tierra. El bloque tiene el tamaño de un satélite pequeño y pesa aproximadamente 100 kg.
La sonda ClearSpace-1 rastreará el objetivo y luego lo sujetará utilizando cuatro brazos mecánicos. La selección de Vespa como primer objetivo se dio debido a que cuenta con una forma simple que es poco probable que se fragmente al ser tomada por el robot.
Basura espacial, un peligro invisible
La basura espacial es un problema que comenzó a gestarse desde el lanzamiento del Sputnik 1 hace 60 años. Actualmente existen millones de fragmentos que orbitan la Tierra con un peso total que supera las 5.000 toneladas. Estos representan un peligro para las misiones e incluso para la Estación Espacial Internacional (ISS)
¿Cuánta basura espacial rodea a la Tierra?
A mediados de 2018 la NASA anunció una fuga de aire en la ISS que afectó a la cápsula Soyuz MS-09. Un pequeño orificio ocasionó una fuga y uno de los principales sospechosos es un pedazo de basura espacial. La ESA dice que la colisión de un objeto de 10 cm podría ser catastrófico para satélites y que la seguridad de la ISS se vería comprometida con objetos de tan solo 1 cm.
ClearSpace tendrá un costo de 120 millones de euros y tomara una sola pieza de basura, aunque se espera que esto abra la puerta a una operación de limpieza mucho más robusta. Uno de los objetivos a futuro sería crear un robot capaz de expulsar los desechos espaciales a la atmósfera para que ardan y se desintegren a medida que descienden.