Samsung ha cerrado su última planta de fabricación de teléfonos móviles en China, terminando así su complicada relación con el país asiático. De acuerdo con un reporte de Reuters, la empresa surcoreana finalizó las operaciones en su planta de Huizhou, quien ya anticipaba un cierre luego de la reducción de sus operaciones en junio.
A diferencia de otras empresas que se han visto amenazadas por la guerra comercial entre China y Estados Unidos, la decisión de Samsung de cerrar su última planta en China tendría que ver con la gran competencia que enfrenta en la región. Marcas como Huawei, Oppo o Xiaomi son difíciles de superar en su territorio.
De acuerdo con analistas, las personas en China prefieren a las marcas locales cuando se trata de comprar un teléfono de bajo costo, mientras que Huawei y Apple son los elegidos cuando optan por la gama alta. A pesar de que Samsung tiene teléfonos competitivos en la gama alta, su serie A no puede hacer frente a Oppo, Vivo o la misma Xiaomi, con sus teléfonos baratos.
Anteriormente la empresa había comenzado a externalizar el ensamblaje de móviles para competir en precios. En octubre de 2018 se anunció que el Galaxy A6s sería responsabilidad de un tercero con el fin de volverlo atractivo a los bolsillos de los consumidores.
El cierre de la planta no afectará la venta de los smartphones en China. Samsung no quiere tirar la toalla en ese país, a pesar que su cuota de mercado sea menor del 1%, de acuerdo con las cifras del segundo trimestre de este año.
La empresa continuará fabricando sus teléfonos en las plantas de Vietnam, en donde concentra el 50% de la producción de smartphones. Sumado a esto, Samsung ha abierto fábricas en Brasil, Indonesia e India. Es en este último en donde inauguró la planta de investigación y desarrollo más grande del mundo, ubicada en la ciudad de Noida, al este de Nueva Delhi.