Nacía bajo la alargada sombra del South Summit 2018. Un acuerdo entre Renfe y Telefónica ponía sobre la mesa la iniciativa llamada TrenLab. ¿El objetivo? Innovar en el sector de la movilidad, más si cabe. De los 170 participantes, cuatro fueron los seleccionados: Limmat Group, vNixi1, la versión valenciana de Zeleros del Hyperloop de Elon Musk y, por último, Iomob, aquellos llamados a crear la aplicación que congregue todas las opciones de movilidad bajo una misma aplicación. Al menos las que se dejen.
Venían trabajando desde 2017, pero fue a lo largo de 2019 cuando la idea maduró del todo gracias a 89.000 euros de Techstars y 50.000 de Wayra. Boyd Cohen, Josep Sanjuas y Víctor López materializaron los deseos de Renfe de entrar en uno de los sectores más concurridos en España: la movilidad.
Bajo una prueba piloto que comenzó el 23 de octubre, la propuesta de Iomob se pondrá en práctica finalmente con 500 usuarios entre Madrid y Barcelona a partir del 15 de noviembre. El objetivo para la compañía de trenes es buscar un hueco ante la inminente llegada de la competencia que está por venir a raíz de la liberalización del sector del ferrocarril.
Hyperloop tiene un objetivo: redimir los errores de la alta velocidad
La idea parte de conectar los servicios de Renfe de reserva de billetes con los transportes puerta a puerta. Es decir, a través de acuerdos con compañías privadas y públicas de transporte, gestionar todo a través de una misma aplicación. Motos, patinetes, coches compartidos, taxis o VTC y servicios públicos congregados en un mismo ecosistema, pagados y reservados dentro del la misma aplicación.
Tras la prueba piloto, Renfe lanzará las licitaciones correspondientes para el desarrollo de la plataforma final que habrán de poner en marcha su modelo de movilidad.
Los problemas a la vuelta de la esquina
Ya son muchas las propuestas que están intentando hacer un llamado para gestionar el mayor número de servicios posibles bajo una app. Existe, de hecho, una cierta saturación del mercado en las ciudades. Todos quieren su parte del pastel.
El problema, o requisito, siempre es el mismo: "Los proveedores no quieren perder al usuario final y quieren que accedan desde su aplicación", explica Cohen a Hipertextual. Es, de hecho, el mismo al que se enfrentan otros jugadores del sector. Wondo, ahora unido a Moovit, juegan con la ventaja de integrar todos los servicios propios de Ferrovial bajo un mismo paraguas. Esto quiere decir que, al menos, sus opciones de movilidad están plenamente integradas. Otros, como ChipiApp que congregan una mayor oferta –prácticamente toda– se enfrentan a ese reto desde hace tiempo. Incluso, la asociación entre Daimler y BMW, bajo la que se encuentra FreeNow juega con la baza de secuestrar a la mayor parte de los usuarios dentro de su consorcio de servicios.
Tras esta búsqueda del control se esconde el dilema de la monetización. De ganar el concurso público, Iomob contaría con una anualidad por parte de Renfe. Sin este modelo poco podrían hacer salvo cargar la transacción. "Añadiríamos el cobro por transacción", comenta Cohen, lo que quiere decir que habría que llegar a un consenso en el que muchas compañías de transporte no están dispuestas a perder ese porcentaje. Ni los usuarios: este sería, de hecho, el mayor reto de Renfe para conquistar el mercado.
En cualquier caso, Iomob, quizá por su acuerdo con la compañía de transporte de trenes, ya tienen algunas alianzas que, sin embargo, no abordan la magnitud del ecosistema.
Por un lado, el negocio de los patinetes. En el caso de Barcelona es un servicio desierto; la normativa vigente impide la entrada del modelo de negocio de patinete compartido. En Madrid, con 19 empresas con permisos –de las cuales solo 7, más los consorcios han comenzado a operar– y una distribución compleja de todas las licencias por la capital, Iomob solo cuenta de momento con uno de los modelos. Circ, oficialmente conocida como Flash, es la única presente hasta la fecha en sus acuerdos. Con 461 patinetes permitidos en este momento según los datos del Ayuntamiento, la mayor parte de ellos se concentran lejos de los puntos de transporte ferroviario.
Los autobuses de Madrid se lanzan al pago biométrico sin tener la red ‘contacless’ terminada
Contando con los coches compartidos de Seat, las bicis de ERC y los parkings de Sabat, otro de los acuerdos cerrados por la propuesta de Renfe aborda al negocio más polémico por excelencia: el taxi. A través de un acuerdo con Karhoo, recientemente unida a Taksee, buscan gestionar las reservas de los trayectos en este servicio. Con 1,5 millones de taxis en la Unión Europea, la aplicación solo enfocada a empresas –y no a usuario final como FreeNow–. Bohen explica que, al menos en España "cuentan con 30.000 taxis, de los cuales 5.000 se encuentran en Madrid convirtiéndoles en el grupo más numeroso en la capital". La realidad es que existen otras compañías con más densidad de socios (conductores). Una de ellas seria FreeNow (MyTaxi), con la que se les relacionó erróneamente hace tiempo y aseguran que no han tenido acuerdos de negociación.
Al final de la lista está su acuerdo con los servicios de transporte público de Madrid y Barcelona. Aquí se abre un nuevo reto en lo que al Consorcio de Transporte respecta. La conexión entre Metro y EMT (autobuses) nunca ha sido del todo buena y la innovació8n por ambas partes corre por vías diferentes. De hecho, la red de autobuses ha implantado el pago con tarjetas recientemente y el pago con biometría. El uso de la aplicación única de Iomob sería factible en ese modelo, pero no en la red de Metro: por cuestiones de conexión y voluntad, hasta la fecha el pago directamente en los tornos de acceso no está operativo.