La cara es el espejo del alma y la caca, el del intestino. Esta frase puede parecer escatológica, y en cierto modo lo es, pero no por eso deja de ser una gran verdad. La apariencia de nuestras heces dice mucho, tanto de lo que hemos comido previamente como del estado de nuestra salud intestinal.
Bajo esta premisa, una empresa nacida en el seno del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha desarrollado una plataforma de inteligencia artificial dirigida a analizar fotografías de excrementos humanos, con el fin de buscar en ellas algunas pistas sobre la salud de la persona que las depositó. Como suele ocurrir con este tipo de algoritmos, es necesario capacitarlo y para ello hacen falta muchas fotos. Por eso, desde la compañía, llamada Health Seeds, han lanzado una campaña para animar a quien lo desee a enviar imágenes de sus propias heces. Para obtener buenos resultados necesitan al menos 100.000, por lo que será necesaria una gran acogida entre la población.
Tu caca es más útil de lo que crees
Donar nuestras imágenes fecales a la ciencia es muy sencillo. Basta con entrar en la página web del proyecto y seguir las instrucciones señaladas en la misma. El usuario debe registrarse introduciendo su dirección de correo electrónico e informar sobre sus horarios para ir al baño, en caso de que los tenga regulares. Una vez introducidos ambos datos, estará todo listo para subir la foto cuando llegue el momento. Además, cuentan con un truco para los olvidadizos de hábitos intestinales regulares, puesto que pueden solicitar que la página les envíe a la hora indicada un recordatorio, con suerte antes de que tiren de la cadena.
Para quienes les preocupe que las fotos de sus heces vayan unidas a su nombre o su correo electrónico, es importante remarcar que finalmente las instantáneas se almacenan por separado de la información personal, por lo que la donación es anónima.
Según han declarado a The Verge varios miembros del proyecto, una vez que se consiga almacenar una cantidad adecuada de fotos, estas serán analizadas por un equipo de médicos, cuyo diagnóstico se usará para capacitar la inteligencia artificial.
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Para ello, utilizarán la escala de Bristol, que clasifica las heces según lo que su forma pueda decir de ellas, especialmente a nivel de tránsito intestinal. Además, se tendrán en cuenta factores como el color, que también puede indicar detalles como la presencia de sangre procedente de distintas partes del tracto digestivo, si es negra o roja, o un bloqueo de la bilis derivado de problemas en la vesícula biliar, si tiene un tono más bien grisáceo.
Vale, ¿pero para qué sirve?
Uno de los detalles más curiosos de los primeros pasos de desarrollo de esta plataforma fue cómo respondieron sus creadores a la falta de imágenes para empezar el procedimiento. No les quedó otra que tirar de ingenio y recurrir a la plastilina, con la que esculpieron cada una de las formas clasificadas en la escala de Bristol.
Sin duda fue algo divertido para ellos, pero necesitaban lo más importante: fotos reales. Con ellas, se espera que en un futuro el algoritmo sea una herramienta de utilidad, tanto para los profesionales sanitarios como para los propios pacientes. Y es que algunas personas con trastornos intestinales, tales como la enfermedad de Crohn o el síndrome de colon irritable, deben aprender a identificar en sus heces factores que indiquen si deben hacer cambios en su dieta o en cualquier otro hábito. Gracias a esta aplicación, podrían hacerlo ellos mismos, desde casa. Es una buena razón para donar imágenes de algo tan sucio y a la vez tan útil a la ciencia.