En agosto del año pasado algo en la Estación Espacial Internacional (EEI) llamó la atención del centro de control, situado en la Tierra. Las instalaciones parecían estar perdiendo presión, muy poco a poco, pero constantemente, y en principio no parecía haber ni rastro de nada que pudiera estar provocando el problema.

Tras una exhaustiva inspección, descubrieron que se trataba de un pequeño agujero, de 2 milímetros de diámetro, que se encontraba en el transbordador Soyuz MS-09, utilizado por la Agencia Espacial Rusa, Roscosmos, para llevar astronautas desde la Tierra hasta la EEI y viceversa. Nada más detectar el hueco, se procedió a taparlo con resina epoxi y cinta adhesiva, hasta que finalmente se reparó en su siguiente viaje a la superficie terrestre. Desde entonces, tanto Roscosmos como la NASA han estado investigando cuál pudo ser el origen de aquel orificio. Y parece ser que los primeros ya tienen una respuesta, o al menos eso ha asegurado su jefe, Dmitry Rogozin, en unas conferencias de ciencia para jóvenes. Eso sí, por el momento se niega a dar a conocer de qué se trata. Ni siquiera a la NASA.

¿El agujero de un taladro?

Tras el descubrimiento del agujero, el 29 de agosto de 2018, las primeras teorías apuntaron a que podría deberse al impacto de algún trozo de basura espacial. Sin embargo, las fotos realizadas por la tripulación de la EEI mostraban alrededor del orificio marcas que sugerían que podría haberse realizado con un taladro u otra herramienta similar. ¿Pero quién lo había hecho?

Realizar una “tarea de bricolaje” de esas características es algo que parece complicado bajo una situación de ingravidez, por lo que lo más probable era que se hubiese hecho en la Tierra, antes de alguno de los viajes del transbordador.

Si se trata de un sabotaje o un accidente ha sido un misterio desde entonces y lo será siendo hasta que Rogozin acepte a contar lo que sabe. El jefe de la NASA, Jim Bridenstine, ha asegurado que nadie de Roscosmos se ha puesto en contacto con ellos para contar lo que han descubierto. La comunicación entre ambas agencias espaciales es muy importante, sobre todo desde que la americana cerró su propio programa de transbordadores y depende de la nave Soyuz rusa para enviar a sus científicos a la Estación Espacial Internacional. Por eso, ante la noticia de las declaraciones de Rogozin, los dirigentes de la NASA se muestran preocupados y dispuestos a hablar con él sobre lo sucedido.

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Un agujero de solo dos milímetros podría tensar bastante la relación entre dos de las mayores potencias espaciales a nivel mundial. Desde luego, cuando se trata de estos temas, es cierto que el tamaño no importa nada.

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