Disney entró en el mes de agosto pudiéndose ir de vacaciones por todo lo alto. Solo en los siete meses que van de año, la factoría ya había recaudado 7.670 millones de dólares con sus películas estrenadas, la mayor cantidad jamás lograda en taquilla en un año por un estudio de cine, superando (lógicamente) la suma que el propio Disney había conseguido poco antes en 2016.

Para lograr este récord la compañía de Mickey Mouse se ha valido lógicamente de Marvel -Vengadores: Endgame (2.793$), Capitana Marvel (1.128M$)-, de Pixar y su Toy Story 4, y por supuesto de los remakes hiperrealistas que han sido parte fundamental de su programación en los últimos años, y que en 2019 han llegado en triplete: Dumbo, Aladdin, y la todavía en cines El Rey León.

Los llamados remakes en live-action de Disney se han convertido en una parte más de su máquina de hacer dinero. En total han estrenado 13 revisiones de este tipo de sus clásicos de animación, sin contar con El Regreso de Mary Poppins (2018) -secuela de una película con actores original- o Peter y el Dragón (2016) -remake, esta vez sí, pero de una película que ya era híbrida entre actores y dibujos-.

Imagen: EW

Sin embargo, si bien muchas de ellas han sido aplaudidas por su cuidada estética y por dar una marcha más al incansable apetito de nostalgia actual, las más actuales ya no han recibido una crítica tan unánime. La Dumbo de Tim Burton fue una pequeña decepción en taquilla tras solo lograr recaudar 352 millones en todo el mundo, mientras que Aladdín y especialmente El Rey León y su relización copiando plano a plano al clásico de 1994, se han estrellado con la dura pared de ser comparadas con la original.

‘El rey león’ (2019): como la original, pero peor

En el caso de El Rey León de Jon Favreau, muchas de las opiniones inciden en que usar recreaciones de animales tan realistas acaban por dar a la cinta un aire un tanto chocante, a la par que es muy difícil contrarrestar la expresividad del Pumba de la versión de animación diciendo 'Hakuna Matata' con la del facóquero de CGI.

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¿Pero cómo quedan encuadrados estos remakes en una comparación directa con sus versiones en animación? Vamos a hablar de ello:

Del Mowgly a Cruella de Vil hasta el Simba de CGI

La actual tendencia de Disney de reexplorar sus clásicos con películas realistas -será mejor llamarlas así en lugar de live-action, porque algunas incluyen actores, y otras como El Rey León son simplemente animación por ordenador- se inició en 2010 con Alicia en el País de las Maravillas, la primera del acuerdo que la compañía firmó con Tim Burton.

Sin embargo, en los 90 ya se produjeron algunos intentos más que notables. El primero fue la versión en acción real de El Libro de la Selva (1994), una iniciativa de unos productores de La India para celebrar el centenario del libro de Rudyard Kipling a la que se acabó sumando Disney y que tuvo al olvidado Jason Scott Lee como protagonista. Después llegarían las más recordadas películas basadas en Los 101 Dálmatas (1995-2000) y que tuvo a Glenn Close en el papel de Cruella de Vil -además de un montón de cachorros- como referente.

A partir de ahí lo que queda más resciente. La Maléfica de Angelina Jolie, La Cenicienta, El Libro de la Selva de Favreau, la secuela de Alicia, La Bella y la Bestia, y la revisión de Winnie the Pooh de Chritopher Robin, más las tres películas de este año. En total, estos remakes han dado a Disney más de 8.000 millones de dólares, con cuatro de ellas -Alicia, La Bella y la Bestia, Aladdín y El Rey León- superando los 1.000 millones.

La copia siempre es peor que el original

Sin embargo, este nuevo filón de hacer dinero también se ha enfrentado como decimos con el muro de la comparación con el original. Especialmente en El Rey León, donde el propio Favreau ha tenido que salir al paso para defender la visión de su película, en muchos casos más un documental de National Geographic que una película de Disney.

“Creo que las personas tienen expectativas basadas en lo que fue su infancia. Ciertamente lo sentí cuando hicimos El libro de la selva, y es algo con lo que es muy difícil luchar”, dijo Favreau en una entrevista.

Así las cosas, la crítica, tanto especializada como los seguidores, han puntuado de forma repetitiva a las películas actuales por debajo de las originales. El siguiente gráfico enfrenta a las versiones que tiene comparación directa -quedan fuera spin-off como Maléfica o la secuela de Alicia a través del Espejo- con las puntuaciones recogidas en Rotten Tomatoes tanto de críticos como a nivel popular.

El resultado es que mayoritariamente la crítica especializada siempre tiende a la baja las versiones nuevas, aunque llama la atención como la audiencia da una altísima nota a películas como El Rey León o Aladdín.

Curiosamente, cintas como La Cenicienta o Christopher Robin, menos esperadas y promocionadas en su momento, junto con El Libro de la Selva, son las que guardan mejor relación entre remakes y originales.

Lo cierto es que guste más o menos, los remakes realistas han demostrado ser un puntal más de ingresos en las extensas cuentas de Disney, que ya ha firmado varios proyectos para los próximos años. Entre ellos, llegará en unos meses la secuela de Maléfica a los cines, pero también su propia versión combinando CGI y perros reales de La Dama y el Vagabundo, un reboot de Cruella, Mulán, y varias producciones más que irían directas a su futura plataforma Disney +.

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