Un nuevo método de hacer baterías que permitiría reducir significativamente su costo es el próximo camino que tomará Tesla para que los coches eléctricos, al momento de adquirirlos, sean más baratos que los de gasolina, inclusive.

El plan se ha revelado por medio de un estudio publicado por el equipo de investigación y desarrollo de baterías ubicado en la Universidad de Dalhousie en Canadá, liderado Jeff Dahn y la Universidad de Waterloo en la prestigiosa revista científica Nature.

En el artículo con los resultados de la investigación se detalla un nuevo avance con el cual se podrían fabricar baterías de iones de litio, con mucho mayor densidad energética, sin cobalto, pero sobre todo, con costos menores a los 100 dólares por kWh.

En él se explica que el nuevo sistema con celdas cuyos ánodos de grafito fueron reemplazados por unos de litio-metal, produciría menos dendtritas que las baterías de estado sólido y que las modificaciones necesarias para fabricarlas serían mínimas, reduciendo significativamente los gastos y llegando al mercado en mucho menor tiempo.

De esa forma el grupo de investigación ha resuelto el problema que conlleva el reemplazar grafito convencional con litio-metal, sin la necesidad de usar electrolitos de estado sólido.

Gran parte de la industria motriz está apostando por un futuro de baterías en estado sólido como alternativa lo suficientemente densa pero económica para vender coches eléctricos a precios cada vez más bajos. El problema es que la tecnología aún no está en un punto en el cual puede empezar su producción masiva necesaria para abastecer miles de vehículos.

Pero si los avances descritos por el artículo del equipo de Dahn se pueden poner en práctica, tendríamos baterías mucho más baratas en mucho menor tiempo del que toda la industria espera. De conseguirlo, Tesla estaría mucho más cerca de los 100 dólares por KWh, y por lo tanto, capaz de vender vehículos más baratos que de gasolina.

En la actualidad dos de los problemas más grandes para la adopción de los vehículos eléctricos son el precio inicial del vehículo —aunque el costo total de propiedad es mucho menor que un coche de gasolina— y la ansiedad por la autonomía. Con baterías capaces de ofrecer mucha más densidad —es decir, mayor carga— por mucho menos precio, se estaría avanzando significativamente en los dos frentes.

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