El mundo entero sabe el nombre del primer hombre en pisar la Luna: el estadounidense Neil Armstrong fue el primero de los doce que han pasado por la superficie de nuestro satélite. Sin embargo, hoy sabemos que era un paso que no estaba destinado a dar.

Armstrong tuvo suerte, mucha suerte. Gracias a un cúmulo de casualidades fue el primer hombre en poner sus pies sobre la Luna y pudo decir su famosa frase: "Esto es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad". No obstante, no era el primer destinatario de esta gran misión.

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Hay que remontarse a la primera misión del programa Apolo, cuando Virgil I. Gus* Grissom falleció en un incendio. El astronauta ya había participado en Mercury y estaba destinado a ser el primero en pisar la Luna, pero no llegó ni siquiera a producirse el lanzamiento de su sonda debido a un incendio mientras realizaban pruebas el 21 de febrero de 1967. Junto a *Gus, también fallecieron sus dos compañeros comando Edward H. White II y el piloto Roger B. Chaffee. Así pues, el accidente retrasó los planes de la NASA hasta el vuelo número 12 del programa Apolo, cuyo comandante sería Pete Conrad y bajaría con Al Bean a suelo lunar.

Pero la buena marcha de las misiones hizo que la NASA se replantease qué misión sería la encargada de llevar a los primeros hombres que pisarían la Luna. Fue el éxito de la prueba del módulo lunar del Apolo 9 la que llevó a la agencia espacial estadounidense a propone90r al comandante del Apolo 10 Tom Stafford y a Gene Cernan la oportunidad de ser lo primeros en alunizar.

Sin embargo, Stafford no se dejó guiar por la posible fama y popularidad que este éxito le reportaría, estaba más centrado en el bien común. "Stafford rechazó la oferta, dijo: No, gracias", tal y como explica Mark Kidger, científico de soporte Herschel y de calibrado del instrumento PLATO de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés). "Él pensaba que tendrían que hacer muchas pruebas antes de alunizar", añade el investigador.

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La negación del Apolo 10 a alunizar y pisar nuestro satélite dejaba en manos de Armstrong y su equipo la decisión de ser ellos los primeros en hacerlo. A Armstrong, según selaña Kidger, se le había comentado en varias veces la posibilidad de que ellos fueran los primeros, así que tenían que trabajar duro por si acaso eran los elegidos. Y así fue.

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NASA

El borrador del guion del alunizaje apuntaba a que sería Buzz Aldrin el primer en descender la escalera que le llevaría a la eterna gloria: "A Aldrin le molestó ser el segundo hombre en llegar a la Luna", explica Kidger. "Iba a ser él, el piloto del módulo lunar, el primero en bajar". Pero, una vez más, un cúmulo de casualidades truncaron su sueño. Por un lado, la NASA prefería a Armstrong porque era un civil, así "políticamente era más bonito tener un civil que un militar en activo" ostentando el título de primer hombre en pisar la Luna.

El segundo motivo fue por espacio: "El módulo lunar era muy pequeño e iban con los trajes inflados porque estaban a punto de salir y el pasillo apenas medía 90 centímetros", indica Kidger. "Era físicamente imposible que Aldrin saliera primero", concluye el investigador de la ESA.

Todo esto hizo que el nombre más recordado al hablar sobre la conquista de nuestro satélite siga siendo, a día de hoy, el de Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna. Eso sí, por una montaña de casualidades.

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