A partir del próximo mes de septiembre, el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido administrará de forma gratuita la vacuna del virus del papiloma humano a los adolescentes varones, uniéndose así a las chicas, que disfrutaban de dicha prestación desde 2008.
La decisión se une a la de otros países, como Australia, Canadá o Italia, en los que todos los jóvenes, sea cual sea su género o su orientación sexual, son vacunados frente a este virus, responsable de un gran número de tipos de cáncer. ¿Pero por qué es tan importante que tanto los niños como las niñas puedan acceder a la vacuna?
Mucho más que cáncer de cuello de útero
El virus del papiloma humano hace referencia a un grupo de diversos virus, que se replican de forma específica en las células epiteliales escamosas. Se conocen más de 100 tipos, que se clasifican principalmente en función de su riesgo de generar cáncer.
Todos se contagian por contacto piel con piel, pero no originan los mismos síntomas. De hecho, algunos no llegan a producir ningunos. Los hay que desencadenan la aparición de verrugas comunes, mientras que otros dan lugar a las conocidas como verrugas plantares, que suelen aparecer en las plantas de los pies. También pueden formarse verrugas cutáneas o genitales, según la zona de la infección. En el último caso, si son del tipo 16, 18, 31 o 45, la probabilidad de aparición de malignidades genitales es muy alta. Por otro lado, pueden aparecer papilomas orales, que en la mayoría de casos suelen ser benignos, pero también pueden llegar a desencadenar cáncer de boca o garganta. Finalmente, las personas especialmente susceptibles a este virus pueden desarrollar una enfermedad conocida como epidermodisplasia verruciforme, que se caracteriza por la aparición de un gran número de lesiones escamosas de gran tamaño, con alto riesgo carcinogénico.
Las tres vacunas comercializadas hasta el momento se centran en la prevención del contagio de los virus causantes de las principales malignidades genitales y orales. Estas pueden ser de muchos tipos, aunque la más común es el cáncer de cuello de útero, de ahí que desde que comenzara su comercialización los sistemas de sanidad públicos de los diferentes países comenzaran cubriendo solo su administración a las niñas.
¿Funciona realmente la vacuna del papiloma humano?
La razón para no hacer lo propio con los niños era que, estando protegidas ellas, se daba por hecho que los hombres con los que tengan relaciones sexuales en un futuro también lo estarán. Sin embargo, con esta premisa se discrimina a los varones homosexuales. Por este motivo, antes de tomar esta última decisión en Reino Unido, el año pasado se extendió la cobertura pública de la vacuna a chicos que mantuvieran relaciones sexuales con otros chicos. Sin embargo, esta es una decisión un tanto desacertada si se tiene en cuenta que la edad en la que se vacuna a los niños en dicho país oscila entre los doce y los trece años, siendo esta una época en la que la orientación sexual puede no haberse definido completamente. Esta es la razón por la que finalmente se ha optado por vacunar a todos los niños en este rango de edad. De este modo, se evitará que contraigan el virus y que en un futuro desarrollen cánceres como el oral, el anal, el de pene o el de garganta, pero también se prevendrá la infección de las mujeres con las que tengan relaciones, disminuyendo su probabilidad de contraer cáncer de cuello de útero. Se podría cerrar por fin el ciclo del virus del papiloma humano.
El caso de España
En España se aprobó la comercialización de la vacuna en 2007, instando a todas las comunidades autónomas a administrarla a las niñas entre 11 y 14 años de edad. Esto quedó finalmente reflejado en el calendario de vacunación de todo el país, que a día de hoy estipula la administración en dos dosis a las niñas de 12 años. Sin embargo, el Comité Asesor de Vacunas de la Sociedad Española de Pediatría recomienda que la reciban también los niños, aunque para ello tendrían que ser las familias las que la compren, por no estar cubierta por los servicios de sanidad pública.
En cambio, algunas comunidades, como Asturias, Cataluña y Madrid, han anunciado a lo largo de este año su decisión de cubrir la vacuna también para hombres y mujeres pertenecientes a grupos de riesgo, entre los que destacan trabajadores del sexo, infectados por VIH, personas trasplantadas con células hematopoyéticas y hombres homosexuales, todos ellos hasta los 26 años de edad.
Sin duda, este es un buen paso previo; pero, como ya ha demostrado Reino Unido, la única opción es avanzar hacia la cobertura total. Solo así podremos hacer frente a la enfermedad con todas las armas de las que dispone la ciencia.