Algunos animales nocturnos experimentan fobia lunar, que les provoca una serie de cambios en su comportamiento debido a un aumento de la intensidad de la luz que refleja la Luna. Ocurre tanto en los depredadores como en las presas; ya que ninguno de ellos quiere ser detectado por el aumento de luminosidad en la noche.
En el caso de los murciélagos, este fenómeno se ha detectado en varias ocasiones, pero no toda la comunidad científica parece coincidir. Mientras unos científicos la apoyan, otros la rechazan. Estos últimos suelen centrarse en especies insectívoras, fuera de las regiones tropicales.
En un nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Acta ethologica, un grupo de investigadores, liderados por la Universidade Federal da Bahia (Brasil), ha analizado la actividad nocturna de las cuatro especies más abundantes de murciélagos de las regiones tropicales del continente americano en las noches más iluminadas por la Luna.
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“Encontramos que los murciélagos pueden soportar el aumento de la luminosidad de la Luna hasta que esta llega a su umbral. En ese momento disminuyen su actividad”, concreta a Sinc Caio Graco Zeppelini, biólogo en la universidad brasileña y autor principal del trabajo.
Los resultados muestran así que estos mamíferos, en especial los frugívoros (que se alimentan de frutos), evitan sobre todo las noches de luna llena porque la luminosidad hace que “sean vulnerables a los depredadores que usan el reconocimiento visual”, añade Graco, quien también destaca que esto también obstaculiza el éxito de caza de otros murciélagos insectívoros.
En busca de refugio
Los investigadores recogieron un total de 1.202 datos de capturas entre los años 2011 y 2012 para probar su hipótesis. Gracias a un modelo bayesiano pudieron determinar el efecto de la luz de la Luna (desde una exposición continua hasta una luminosidad discreta), del entorno (poca o mucha vegetación) y de la estación (seca o húmeda) en los murciélagos.
El modelo confirmó que las noches con un 90 % de luminosidad procedente de la Luna provocaban un impacto negativo en estos animales nocturnos, en comparación a una exposición más débil y variable. Este fenómeno se observó sobre todo en especies como Artibeus planirostris, pero también en otras como Artibeus jamaicensis o Artibeus lituratus, que eran menos activas en esos momentos.
Por lo contrario, los científicos encontraron que los ambientes boscosos y la estación húmeda generaban un efecto positivo en los murciélagos, que aumentaron su actividad en estas condiciones, al sentirse más protegidos de la luz de la Luna.
“Es importante comprender la historia natural y las relaciones ecológicas de nuestra biodiversidad para predecir y corregir nuestro impacto”, concluye a Sinc el investigador.
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