En 2016, la Administración Nacional del Espacio China (CNSA por sus siglas en inglés) puso en órbita su propia estación espacial, Tiangong-2, con el objetivo de que sus astronautas, conocidos como taikonautas, pudiesen viajar allí a realizar experimentos. Al contrario que la Estación Espacial Internacional, no estaba bien equipada para estancias largas ni tampoco se pretendía que permaneciese “en pie” durante mucho tiempo. Sin embargo, se han podido realizar todo tipo de estudios científicos, incluyendo algunos basados en los efectos del espacio sobre la fisiología humana, que podrán ser muy útiles de cara a futuras misiones tripuladas.

Tal ha sido el buen desarrollo de estas pruebas que, a pesar de que el plan inicial era que la estación funcionara durante dos años, finalmente se optó por alargar su vida útil un poco más, hasta hoy.

La misión espacial tripulada de China regresa a la Tierra con éxito

Lluvia de metal en el Pacífico

Una vez finalizada su vida útil, la estación debe desecharse, por lo que la agencia espacial china tomó hace tiempo la determinación de desorbitarla hoy, 19 de julio.

Una vez sacada de órbita, la construcción, de 18 metros de ancho, caerá hacia la Tierra. Se espera que la mayor parte de ella se desintegre durante el reingreso en la atmósfera terrestre, pero aun así quedará algunos escombros que caerán completos. Afortunadamente, no hay nada que temer, pues esta lluvia espacial tendrá lugar de forma controlada en un punto concreto del Pacífico, cerca de Nueva Zelanda. Los responsables de la estación no han dado datos sobre la hora exacta a la que tendrá lugar el suceso, solo que ocurrirá a lo largo del día de hoy, en hora de Pekín.

Es sin duda un gran avance después de lo ocurrido con su antecesora, Tiangong-1, que para el momento de su eliminación había dejado de responder a sus operadores y, por lo tanto, no pudo ser guiada en el proceso de vuelta.

Revelan más detalles sobre la estación espacial china

Pero la historia de las estaciones espaciales chinas no finaliza aquí, ni muchísimo menos. De hecho, parte de los experimentos realizados hasta ahora han servido como ensayo de las tecnologías que se utilizarán en la siguiente fase, Tiangong-3, que será enviada al espacio el año que viene.