Limpiar las líneas de saque para luego pasar a sacudirse las suelas de las zapatillas con la raqueta. Descartar, de forma metódica, exactamente tres pelotas para quedarse con dos. Suponemos que las mejores de todas. Toque de calzoncillos y, a una velocidad casi imperceptible, toque de hombro izquierdo, hombro derecho, oreja izquierda, nariz, oreja derecha, vuelta a la oreja izquierda, nariz y oreja derecha. Después de este espectáculo: el saque.

Este es el ritual que, muchas veces criticado por sus rivales, sigue Rafa Nadal antes de empezar cualquier jugada. Visto una y otra vez por las cámaras que retransmiten al mundo. ¿Qué pasaría si, a partir de ahora, el ritual se pudiese ver más de cerca y desde cualquier ángulo? Esta es la propuesta de una pequeña startup que ha conseguido entrar con su fórmula de realidad virtual en los grandes circuitos de tenis del mundo.

En los albores del streaming

Quedaría muy bien decir que Yerba Buena VR tiene un origen simple, pero sería mentira. Héctor Prieto fue el encargado, allá por 1998 en montar ONO en España; por aquel entonces, una de las pocas competidoras del ya evolucionado Canal+. Después, junto a un grupo de lo que ellos llaman "pobres ingenieros", crearon una pequeña tele de retransmisión IP. HyC, durante algo más de tres años, logró pasar de unos cuantos programadores a cuento y pico empleados.

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La suerte cambió cuando el gigante Ericsson llamó a su puerta con un talón de compra. La compañía terminaría integrándose en la tecnológica y nuestro protagonista emigra a Estados Unidos a su nuevo puesto de directivo en la compañía. Lo que se podría decir que es una vida acomodada en Norteamérica, empezó a cambiar con la llegada de dos ingenieros mucho más jóvenes con una gran inclinación por el mundo de la realidad virtual. Justo en ese momento en el que Oculus, una pequeña empresa nacida del crowdfunding, era adquirida por Facebook. El mundo comenzaba su primavera VR.

Justo en esta cresta de la ola de la revolución en la realidad virtual, Héctor deja su trabajo (2016) para montar lo que hoy es Yerba Buena VR. Ya pronto comenzaron los problemas. Para poder emitir en VR era necesario hacerlo, cómo mínimo en 8K o 12K, explica Héctor, "las simples matemáticas nos dicen que con el tipo de internet que tenemos, por mucho power que pongas en los dispositivos no soportan esa capacidad". En este punto había que pensar ideas nuevas:

"Si quiero retransmitir en 8K, pero tengo unos límites, para qué voy a emitir a 8K en mi nuca. Así que emitimos así en la parte que se ve y el resto va degradado. Lo importante de nuestras patentes es cómo engancharse a esos streaming sin saltos. Para ello tenemos cámaras en la pista, lo que graban se suben al cloud y estás se presentan sin saltos en las gafas".

La cuestión técnica estaba más o menos resuelta, pero había otro problema: llegó el invierno de la VR. Basados en Delaware, pero con oficinas en Silicon Valley y Madrid, Yerba Buena VR logró levantar 3 millones de dólares de un grupo de inversores. Un inversor japonés, varios inversores privados, la propia Wayra –la aceleradora de Telefónica– y HTC entraron en el capital de la tecnológica. Poco después de haber levantado los fondos, las cientos de compañías que habían comenzado a nacer con el boom fueron cayendo. "Vimos como compañeros nuestros empezaban a morir; no encontraban modelo de negocio y empezaron a cerrar uno detrás de otro", explica Héctor.

Buscando un modelo de negocio viable

¿Cómo encontrar un modelo viable cuando el sector se estaba hundiendo? Vueltas por la cuna del cine, algunos coqueteos con el mundo de la educación, pero nada que valiese realmente la pena. Por aquella época, uno de los miembros del equipo jugaba al tenis; ahí estaba la oportunidad. La unión entre la realidad virtual y el tenis en vivo.

La nueva dificultad estaba en entrar en los circuitos del deporte de raqueta, lo que se conoce como el Gran Slam: el Open de Estados Unidos, Wimbledon, Roland Garros y el Open de Australia. De momento ya tienen uno, el de Australia, y trabajan para estar el dos encuentros europeos. Pero todo empezó en el recién clausurado Open de Madrid, donde ya suman tres citas y donde han pasado de tener 2.500 usuarios a casi 5.000. En este encuentro se pudo ver, en 8K y en VR inversiva, uno de los últimos partidos de Ferrer antes de retirarse. En Australia, por ejemplo, el espectador tenía el poder de realizar su propio contenido: cámara general, cámara de red o las situadas detrás del jugador. En el caso de Madrid, el comité organizador obligaba a la realización externa. La clave, explican, está en poder ver algo más del encuentro:

"Podemos ver lo que ocurre fuera de las pistas, dar a los aficionados algo más. Por ejemplo, el último partido de Ferrer contra Murray queríamos ver qué hacía en las dos últimas horas antes de su último partido, ver cómo se prepara, qué hacía en el túnel de salida. Genera un mundo inversivo en el tenis dando algo más. Además, las cámaras, en el caso del tenis, son parecidas a las cámaras de fotos por lo que no molestan a los jugadores".

En cualquier caso, su mayor carta de presentación ha sido en Australia. "Allí es muy fácil lucirse porque te dan mucho acceso a todo", explica Héctor, "además allí no tenemos problemas de derechos de emisión, aquí pertenecen a la ATP". Por este motivo están en conversaciones con los grandes propietarios de los derechos, en este caso Movistar+, ya que como ellos confirman, su actividad es a negocio y no a usuario último.

De momento han comenzado con el tenis, donde ya conocen a todos los de los circuitos, pero no es su único deporte ni mucho menos. Tras el deporte de raqueta está el baloncesto, que aunque más rápido en jugadas también cuenta con una ventaja: el gran tamaño de la pelota. Quieren ir a por la NBA, pero ya cuentan con un socio VR; de momento se quedan con la liga de Australia. Que, al igual que en el tenis, abre mucho la mano a la hora de permitir licencias. Luego vendrán las ligas europeas y, por supuesto, el deporte rey: el fútbol. En este caso su mayor rival será la distancia, mucho más amplia que en los otros juegos. Y, por supuesto, los administradores de los torneos. Ya están en conversaciones con LaLiga, pero aún queda camino por delante. Y el año que viene quieren estar en el evento deportivo por excelencia: los Juegos Olímpicos de Tokyo. Esos que se dice que serán los más tecnológicos de la historia. Aquí verán en qué deportes ponen sus cámaras VR.