Desde que Carmena diese luz verde, de nuevo, al universo de los patinetes en Madrid a mediados de febrero de este año, el número de compañías de vehículos de dos ruedas ha venido en cuentagotas. A las 18 licencias iniciales se le unieron otras tres en marzo de este mismo año; un total de 21 compañías de patinetes con permisos vigentes para operar en toda la capital –saliendo del Distrito Centro–. Sin embargo, pocas han sido las que ya han iniciado operaciones.
Movo, Lime o MyGo ya han desplegado sus modelos por las calles de la ciudad; el resto, en verdad, aún no tenía el negocio desarrollado en la capital. Se conocían las intenciones de Uber para desplegar patinetes en España, muy en la línea de su cobertura en el sector delivery y el transporte por ciudades, pero no había fecha concreta. Fuentes cercanas al sector apuntaban a que, tras conocer el total de compañías solicitantes, está clara la intención de muchas de reservar su hueco en el mercado ante el límite impuesto por Carmena. El caso de SJV Consulting, en concreto, ha sido criticado por el colectivo ante la clara intención de la consultora de comercial con sus licencias.
Los patinetes vuelven a Madrid: esta es su nueva distribución por todos los barrios de la capital
Igualmente, un nuevo vecino ha llegado a la ciudad. Bolt, anteriormente conocida como Taxify, acaba de desplegar sus patinetes en Madrid. Un total de 750 vehículos centrados, principalmente, en Usera y Carabanchel. La zona oeste de la capital y Hortaleza también tendrán la mayor parte de estos modelos. Un número que, de hecho, supera en gran medida a los de otras compañías de patinetes entre las que se incluyen Lime, Wind o Uber.
A 15 céntimos el desbloqueo, con una tarifa mínima de 1 euro el trayecto, el precio está en sintonía con el resto de su competencia –y algo caro para el colectivo de usuarios–. Según el comunicado de la propia compañía, un trayecto de 10 minutos tendría un precio de 2,50 euros.
Creada por Markus Villing, un estonio que creó la empresa a sus 19 años junto a su hermano, comenzó con la expansión de la compañía –ahora valorada en un millón de dólares– en París también con coches eléctricos. Ciudad en la que, según explica Paul Álvarez en dicho comunicado, ha creado su experiencia: "Hemos estado cooperando con las autoridades y el ayuntamiento para establecer buenas prácticas para el uso de patinetes, nos ha demostrado que es crucial tener una buena relación de trabajo con el gobierno local. De esta manera, realmente podemos trabajar sobre los puntos críticos que ayudan a reducir el tráfico y ofrecer una propuesta de valor a los ciudadanos. En Madrid, no solo queremos operar en el centro de la ciudad, sino que apuntamos a expandir nuestro servicio a todas las áreas que tienen opciones limitadas de transporte urbano y difícil conexión". Ahora cabe esperar una nueva oleada de coches eléctricos de la mano de la pequeña compañía de Estonia.