Este lunes la que parecía una jornada normal se cerraba con una noticia que ya es un hito fatídico de la Historia del Arte. A mitad de la tarde, en horario de París, un virulento fuego se originaba en uno de sus mayores símbolos, la catedral de Notre Dame.

El incendio, que pudo tener su origen en unas obras de restauración que se estaban haciendo, tardó horas en poder ser controlado y extinguido por los bomberos. Los daños son todavía incalculables, pero el templo casi milenario ha perdido tres cuartas partes de su techumbre y su icónica aguja, cuya caída ante los ojos de miles de parisinos y turistas dejó a todo el mundo estupefacto.

¿Pero cómo pudo propagarse tan rápido y con tanta fuerza el fuego en un edificio que parece de piedra en su totalidad? Por desgracia, uno de los mayores secretos e hitos de construcción se ha convertido también en la principal ventaja de las llamas durante el incendio.

Así se ve el interior de la catedral de Notre Dame tras el incendio

Aunque no se muestra a simple vista, Notre Dame, comenzada a construir en 1163 y acabada en el 1345, es un edificio cuya cubierta se yergue fundamentalmente sobre una enorme estructura de madera. También durante sus ocho siglos de historia ha sido objeto de varias reconstrucciones y cambios, el último de ellos en el siglo XIX, cuando el arquitecto Viollet le-Duc le dio con la aguja que colapsó este lunes su estética final.

Según explica la web del monumento y la Biblioteca Nacional Francesa, se calcula que se utilizaron más de 13.000 árboles, en su mayoría robles, para las vigas que sustentaban su techumbre, por lo que recibió el nombre poético de 'El bosque' de Notre Dame. La aguja que se derrumbó y sus dos torres gemelas, del mismo modo, también cuentan con una estructura interna de madera que hizo que fuera más sencilla la propagación de las llamas.

Una estructura con vigas de árboles más antiguos que la propia Catedral

Esta estructura interna de madera se fue ampliando poco a poco, suponiendo un hito en la época. La nueva arquitectura gótica exigía paredes elevadas y bóvedas de crucería que en su estructura de piedra eran sustentados por los sistemas de arbotantes y contrafuertes, pero encima de ellos el techo debía ser más ligero para que se alzara todavía más en altura y maleable para futuras ampliaciones.

Reconstrucción de la estructura. Art Graphique y Patrimoine.

Así los carpinteros idearon una técnica para formar la estructura en el suelo y después ir alzándola por medio de andamios y sistemas de poleas. Un trabajo de primer nivel para el que se utilizaron robles que se calcula que tenían más de tres siglos de vida. Es decir, que habían nacido como mínimo en el siglo IX. Con ellos se creó una estructura con una inclinación de 55 grados para que cayera el agua y la nieve, y después se recubrió con unas láminas de plomo todavía existentes que pesaban más de 210 toneladas.

Aunque en la época era común el uso de arcilla y tejas, la lejanía de París de fuentes de este material hizo que se decantaran por las placas. Estos materiales fueron los que primero sufrieron el efecto del fuego en el incendio, según ha explicado el Ministerio de Cultura francés.

Notre Dame ya había pasado por muchas dificultades antes del incendio

Las imágenes de esta estructura de madera interna fueron recreadas en la película de El Jorobado de Notre Dame para mostrar dónde vivía Quasimodo, el personaje sacado del relato de Víctor Hugo que devolvió la mirada de los parisinos sobre su Catedral, la cual no pasaba por su mejor momento en el siglo XIX.

Parte de la estructura de la techumbre. Ministerio de Cultura Francés

Y es que aunque seguramente esta haya sido la peor tragedia que ha sufrido el edificio, Notre Dame ha vivido varios asaltos durante la Revolución Francesa -donde se quemaron varias iglesias como símbolo de poder- y casi un siglo después durante la insurrección de La Comuna de París.

Pese a esto fue a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX cuando pasó su peor época, quedando abandonada, según cuentan las crónicas, hasta que Napoleón ordenara restaurarla para coronarse en su altar en 1804. El cambio de estética hizo que en este tiempo se renegara de la arquitectura gótica, y se llegó a temer por su viabilidad durante la remodelación de París que tuvo a su cargo el urbanista Haussmann, la cual le dio su actual red de avenidas y buena parte de sus edificios más conocidos hoy en día. Sin embargo Notre Dame sobrepasó todas estas dificultades hasta que la novela de Víctor Hugo y la restauración de Viollet Le-Duc le devolvieran todo su esplendor. Una historia casi milenaria que ahora se encuentra ante su mayor encrucijada.