Casimir Pulaski fue uno de los grandes héroes de la Guerra de Independencia estadounidense. Nació en Polonia, donde en 1768 luchó como miembro de la confederación de abogados contra la dominación rusa de la Commonwealth. Lamentablemente, este levantamiento fracasó, por lo que tuvo que marcharse a Francia, pero lo hizo por poco tiempo, pues pronto fue convocado por Benjamin Franklin para combatir en la guerra que por ese entonces se estaba librando en América del Norte. Y sin duda fue una gran decisión llamarlo. Ya en su primera batalla, todavía sin ningún rango militar declarado, libró al ejército continental de la que podría haber sido una terrible derrota y salvó la vida de George Washington, que inmediatamente ordenó su nombramiento como general de brigada. Lo que pasó después es historia, aunque una historia muy corta, que terminó con su muerte dos años más tarde, durante la batalla de Savannah.
Así fue como el hombre se convirtió en leyenda, protagonizando cientos de historias, muchas reales, otras míticas, como suele ocurrir a los personajes de su calibre. Entre los sucesos más discutidos de su vida está precisamente su lugar de enterramiento, ya que hasta hace poco existían diversas teorías sobre dónde pudo producirse. Pero lo que no imaginaban los arqueólogos que trataron de desentrañar este misterio de la vida del héroe es que con ello sacarían a la luz otro aún mayor.
Sorpresa en la tumba de Pulaski
Varias décadas después de la muerte de Pulaski, se le erigió un monumento funerario en Monterey Square, Georgia, cerca del lugar de su muerte. Un cadáver que se consideraba el suyo fue enterrado en este enclave y permaneció allí hasta 1996, cuando fue desenterrado para poder restaurar el mausoleo. Era el momento perfecto para examinar sus huesos y buscar pistas que confirmaran si efectivamente se trataba del militar polaco.
Todo parecía cuadrar. Su estatura era la que se describe en las crónicas de la época, al igual que las señales de heridas sufridas durante la guerra. Incluso las marcas procedentes de un posible tumor, situado bajo el ojo, se corresponden con las lesiones que se pueden ver en algunos de sus retratos. Pero había algo en su esqueleto que no cuadraba. La pelvis era claramente la de una mujer. El hallazgo llevó a pensar que quizás, a pesar de todas las pruebas que conducían a Pulaski, no se tratara realmente de él.
Pero ahora la ciencia ha avanzado lo suficiente para dar una respuesta definitiva, al comparar su ADN con el extraído de la tumba de la que se sabe a ciencia cierta que era su abuela. Y sí, aquellos huesos femeninos pertenecían al militar polaco.
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Todo esto forma parte de un documental sobre Pulaski que se emitió ayer en el canal del museo Smithsonian.
El peligro de darlo todo por hecho
Que se empiece a hablar de un tema libremente no significa que antes no existiera. Esta es una verdad aplicable a muchas cuestiones, entre las que se encuentra el tema de las personas transgénero e intersexuales. ¿Acaso no las había antes?
"No creo que, en ningún momento de su vida, pensara que era una mujer", explica en un comunicado de la Universidad Estatal de Arizona uno de los responsables del análisis forense del cuerpo, el profesor Charles Merbs.
Las personas intersexuales son aquellas en las que, por diversos motivos, el sexo cromosómico no se corresponde con sus genitales, por lo que muestran características mezcladas de ambos sexos. Es posible que este fuese el caso de Pulaski, que fue criado en Polonia como un niño y creció y vivió como tal. Y, por supuesto, es algo que nadie se planteó, pues vivió en un tiempo en que era prácticamente impensable que una mujer fuese capaz de empuñar un arma y menos con la valentía y el arrojo que lo hizo él. Incluso sembró la duda en los arqueólogos que encontraron su cuerpo, pues ni su estatura ni las marcas de heridas y lesiones daban sentido a la sorpresa final. ¿Cómo iba a ser aquel héroe una mujer?
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Esto es algo que se extrapola a otras etapas de la historia, como tratan de dar a conocer en España las responsables del proyecto Past Women. Se trata de 15 mujeres, historiadoras y arqueólogas, que decidieron poner en marcha una web con el objetivo de dotar de visibilidad a las líneas de investigación en Arqueología e Historia que se vinculan al estudio de la cultura material de las mujeres, así como proporcionar recursos actualizados desde las perspectivas feministas a todos los sectores involucrados en la divulgación histórica.
Aún vivimos en una época en la que al encontrar una tumba ocupada por un cuerpo rodeado de armas se da por hecho que se trata de un hombre, incluso antes de examinar sus huesos.
Afortunadamente, gracias a proyectos como este y descubrimientos como el de la osamenta de Pulaski, el pasado puede ayudarnos a encontrar la igualdad que tanto necesitamos en el presente.