A comienzos de este 2019, Netflix reveló cuáles eran los filmes que consideraba más destacados entre los que se lanzarían en los meses siguientes. Uno de ellos es **Triple frontera, la intriga criminal del director estadounidense J. C. Chandor* que acaba de estrenarse en la plataforma de streaming* y que su delegación española señalaba en Twitter como “uno de los thrillers del año”. Tras haberla visto, uno puede confirmar que solo se trataba de una exageración de marketing, pero eso no significa en absoluto que el espectador no esté ante un digno ejercicio de género, con unos actores tan lujosos como Oscar Isaac (Ágora) **y Ben Affleck* (Good Will Hunting), en compañía de Charlie Hunnam (Children of Men), Pedro Pascal (Juego de tronos), Garrett Hedlund (Troya) o Adria Arjona (True Detective*).

*Después de una película como Margin Call* (2011), basada en diálogos con los que exponer rigurosamente y de forma implacable la mayor infamia financiera y cuya eficacia se sostiene, sobre todo, en las actuaciones de un reparto inspirado que hace creíble y elocuente la letra del guion, el realizador yanqui había tomado un desvío hacia un proyecto muy diferente, las pocas palabras de All Is Lost (2013) en la soledad del océano, pero conservando un estilo sobrio, de rutina náutica y lucha por la supervivencia en esta ocasión, con los mismos pies en la realidad más tangible, una cámara incisiva casi siempre en mano y la verosimilitud más espartana. Y, como último antecedente, el neo-noir de El año más violento (2014)** constituyó su retorno impasible al escalofrío moral de su ópera prima.

triple frontera netflix crítica
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Pero, **ahora, el director ha cambiado sus modales fílmicos para adaptarse a lo que requería o a lo que le han solicitado para Triple frontera*, que por otra parte tiene a la oscarizada cineasta Kathryn Bigelow (Días extraños) como productora ejecutiva, y su intervención aquí seguramente habrá determinado un poco, con su criterio y personalidad cinematográfica, lo que el responsable último de la película ha terminado ofreciéndonos en Netflix. Así, la sobriedad que por lo pronto caracteriza la obra de Chandor se ha ido con viento fresco, por la servidumbre que un thriller de acción más convencional como este reclama según las necesidades del género, la propuesta y los escenarios y situaciones múltiples que nos brinda*.

Si bien eso no quiere decir que se trate de un despiporre audiovisual: el director no se ha vuelto loco, sino que simplemente ha ampliado la planificación de sus recursos y en Triple frontera hay una variedad superior de enfoques y movimientos de cámara que en sus filmes precedentes, en dirección opuesta a la autoral pero sin privarse en cualquier caso de su resistencia característica a la efervescencia. Y eso, por fortuna, no supone que la obra resulte menos eficaz en sus propósitos, e incluso el libreto de Mark Boal (The Hurt Locker) y, como es costumbre en sus filmes, del propio Chandor contiene los giros precisos para que el público ni tan siquiera intuya hacia dónde va la trama, una rarísima virtud en estos tiempos.

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Como puntos flacos, uno puede señalar que la frialdad típica del director se deja sentir en Triple frontera, y pocas veces nos emociona o nos origina una soberana inquietud; su ritmo irregular, que la brújula de los personajes no se muestra muy clara ni el carisma es uno de los rasgos básicos en ninguno de ellos; o que recordar la banda sonora compuesta por Disasterpeace (It Follows) después del visionado no es cosa que vaya a ocurrir. Pero quizá no se olvide demasiado pronto el realismo con el que se aborda el exótico entorno sudamericano por el que se mueven los protagonistas, y la mayoría de los espectadores no se arrepienta de sentarse a contemplar esta nueva película de J. C. Chandor, quien parece listo para esforzarse lo suyo con cada proyecto hasta regalarnos al fin una obra excelente. Y todavía no lo ha conseguido.