Pasear por el desierto en plena noche puede ser peligroso por un grandísimo número de razones, aunque algunas tienen soluciones poco conocidas. Este es el caso de las picaduras de escorpión. Los alacranes no son animales especialmente violentos, pues solo pican cuando se sienten atacados o amenazados. El problema es que un pisotón en la oscuridad puede contar como amenaza, por lo que un accidente de este tipo puede terminar con una dolorosa picadura, que en la mayoría de especies no suele revestir gravedad, pero sí el fin de la excursión nocturna.
Por eso, ante una situación como esta puede ser una buena solución llevar una lámpara ultravioleta para ir iluminando el suelo, ya que estos animales emiten fluorescencia en un tono azulado, al ser expuestos a este tipo de radiación. Es una faceta poco conocida que suele ser principalmente explotada por los científicos que quieren seguir su comportamiento nocturno. En cuanto a las excursiones, mejor realizarlas de día.
¿Por qué “brillan” los escorpiones?
Los escorpiones emiten lo que se conoce como fluorescencia cian cuando se exponen a luz ultravioleta. Es un fenómeno muy antiguo, que de hecho se observa en fósiles con cientos de millones de años. Sin embargo, no fue descrito hasta 1954, cuando fue descubierto por los zoólogos M. Pavan y R.F Lawrence.
Tanto ellos como otros científicos que han investigado después a estos animales observaron que la intensidad de la fluorescencia aumenta con los años y la dureza de la cutícula, pues se genera más brillo en las zonas más duras. Además, cuando mudan la cutícula su nuevo “traje” no es fluorescente, sino que va adquiriendo la capacidad de iluminarse con el paso del tiempo. La causa, según varios estudios al respecto, está en la presencia de dos compuestos químicos concretos, que se van degradando a medida que emiten la fluorescencia: la β-carbolina y la 7-hidroxi-4-metilcumarina. Ambas moléculas se encuentran en la cutícula y actúan como colectores de fotones, “transformando” la luz ultravioleta en cian-verdosa.
La misteriosa función de la fluorescencia del escorpión
El mecanismo empleado para emitir la fluorescencia ha sido muy bien descrito en los últimos años, por diversos investigadores. Sin embargo, la función que tiene este fenómeno sigue siendo un misterio, aunque sí es cierto que hay varias teorías al respecto. No debemos olvidar que estos animales son principalmente de hábitos nocturnos. ¿Para qué querrían entonces utilizar la luz ultravioleta si evitan exponerse a ella?
Algunos expertos creen que se trata de algo casual, que no les sirve para nada, pues las dos moléculas responsables de la fluorescencia podrían resultar de otras reacciones químicas.
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Otros creen que es un método para atraer a sus presas, aunque se ha comprobado que muchos insectos, principales víctimas del escorpión, evitan la fluorescencia. También podría ser un modo de disuadir a sus depredadores o emitir señales para reconocerse entre ellos.
Por otro lado, algunos científicos, como el biólogo Douglas Gaffin, de la Universidad de Oklahoma, apuntan a un “sistema de GPS” un tanto peculiar. Dicha teoría nace del hecho comprobado de que sus ojos sean extremadamente sensibles y, por lo tanto, capaces de detectar hasta la fluorescencia menos intensa. Esto les permitiría percibir intensidades muy bajas de fluorescencia, resultantes de la incidencia de la tenue luz ultravioleta de la Luna. Al caminar verían la luz emitida por ellos mismos mientras estén en campo abierto, pero en el momento que pasen junto a cualquier roca o planta que les pueda servir como refugio esta evitaría que toda la radiación incida sobre su cuerpo, disminuyendo el brillo.
Esta es una teoría que también contempló el investigador de la California State University Carl Kloock en un estudio publicado en 2010. En él, sometía a un grupo de escorpiones a una radiación ultravioleta muy intensa, hasta que las moléculas responsables de la fluorescencia se agotaban. Estos compuestos actúan como pilas, que se van gastando a medida que hacen su trabajo, hasta que llega un momento en que se gastan y no pueden seguir con ello. Estos escorpiones, por lo tanto, eran incapaces de emitir fluorescencia.
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Por otro lado, tomó otros escorpiones a los que no sometió a ningún tipo de radiación, por lo que tenían “sus pilas” totalmente cargadas. Al liberar a ambos y analizar su comportamiento, comprobó que los que no podían brillar eran incapaces de buscar refugio, mientras que los que sí lo hacían podían resguardarse en zonas protegidas y quedarse en ellas. Desde luego es una forma de orientarse de lo más peculiar.