A menudo, tendemos a imaginar a los agricultores como el típico señor de pueblo con boina, botijo y azada al hombro. Sin embargo, la era digital está aquí para todos, sin distinciones, por lo que cada vez son más los profesionales que sustituyen la azada por la tablet o el smartphone.

Se calcula que un agricultor debe tomar aproximadamente unas cuarenta decisiones por cada cultivo que quiera poner en marcha. Como nos ocurre a todos los humanos, puede que en alguna de ellas tomen una determinación errónea, que les lleve a perder grandes cantidades de dinero. Por eso es tan importante la transformación digital de la agricultura, ya que con ella se pretende aportar datos que permitan facilitar esta toma de decisiones, aumentando a la vez la productividad, siempre de una forma lo más sostenible posible.

La nueva era de la agricultura

“De la misma forma que los rayos X, las imágenes por resonancia magnética o un escáner TAC dan a los médicos una visión más detallada de lo que ocurre dentro de nuestros cuerpos, las herramientas digitales dan a los agricultores una visión mucho más informativa de lo que ocurre en sus campos”, cuenta a Hipertextual Carlos Vicente, director de asuntos corporativos de Bayer Crop Science en España y Portugal. “Se trata de ciencia, no de ciencia-ficción. Las nuevas tecnologías y la ciencia de los datos permiten llevar a la agricultura al siguiente nivel”.

Está claro, las nuevas tecnologías han llegado al campo para quedarse y hacer más fácil la vida del agricultor, ¿pero cuáles son esas tecnologías? “Destacan las imágenes satelitales, los algoritmos de aplicación variables, sensores de alta tecnología, aplicaciones móviles, o guías GPS”, explica Vicente. Gracias a estas herramientas, se pueden llevar a cabo labores como identificar qué zonas del terreno necesitan más agua y programar los sistemas de riego para que varíen el caudal en función de las necesidades. Esta es solo una de las muchísimas aplicaciones que tienen estas herramientas. “Las nuevas tecnologías permiten a los agricultores combinar múltiples conjuntos de datos para hacer un uso más eficiente de recursos como el agua, el suelo, la energía o los inputs (ej: fertilizantes, fitosanitarios, semillas), y así alcanzar su potencial agrícola”.

Cuatro pilares básicos

En definitiva, se puede decir que la transformación digital de la agricultura aporta beneficios frente a las técnicas tradicionales a cuatro niveles diferentes:

  • Detección de problemas: Gracias a tecnologías como los satélites o los sensores del terreno se puede evaluar el estado de los cultivos y detectar problemas antes de que lleguen a interferir en su rendimiento.
  • Mejora de la productividad: Las mismas herramientas permiten también establecer pautas de densidad de siembra y fertilización, en función de factores como el tipo de semillas o las condiciones del terreno. El resultado es una mejora en los niveles de producción de los cultivos.
  • Decisiones referentes al riego: A través del análisis de parámetros como la humedad del suelo, el consumo de agua del cultivo y la previsión de precipitaciones se puede decidir cuándo se debe regar y en qué cantidad, sin llegar al estrés hídrico.
  • Análisis del comportamiento: Se puede hacer un seguimiento del cultivo y analizar la relación entre puntos clave, como el rendimiento y las prácticas agrícolas empleadas. De este modo, se pueden identificar las acciones que han resultado más beneficiosas y las que, por el contrario, deben ser eliminadas de cara a un futuro.

¿Accesible para todo el mundo?

Uno de los principales miedos que surgen a medida que las herramientas digitales se introducen en la agricultura es que su uso pueda ser muy complicado para personas sin formación académica, o que conlleve una instalación muy costosa. Sin embargo, los expertos apuntan a que esto, dada la familiaridad que existe ya con otros dispositivos electrónicos, no supone ningún problema para la mayoría de usuarios. “Los instrumentos con los que hoy en día todos estamos familiarizados, como un smartphone, una tableta o un ordenador, son los mismos utilizados para poner estas herramientas a disposición de los agricultores”, aclara a este medio el director de asuntos corporativos de Bayer. “Son herramientas intuitivas y fáciles de utilizar, que son testadas previamente a su lanzamiento con los propios agricultores, a los que se asesora durante su utilización”.

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En cuanto al desembolso económico, muchos vehículos de maquinaria agrícola actuales, como tractores o cosechadoras, incluyen ya equipos que permiten usar estas tecnologías, sin necesidad de una infraestructura completa. Además, el gasto que puedan suponer se compensa con el hecho de que permiten optimizar los recursos y aumentar el rendimiento de los cultivos.

También es importante remarcar que toda esta transformación en los cultivos está sirviendo para hacer que las nuevas generaciones se interesen más por la agricultura, y también para crear nuevos puestos de trabajo especializados en este sector.

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No es extraño, por lo tanto, que la era tecnológica esté avanzando con paso firme por campos de todo el mundo. Buen ejemplo de ello es el de la plataforma Climate FieldView, de The Climate Corporation, que fue lanzada oficialmente en 2015 y a principios de 2018 ya estaba en más de 120 millones de acres con más de 100.000 agricultores a lo largo de Estados Unidos, Canadá y Brasil. En cuanto a Europa, según ha narrado Carlos Vicente a este medio, ya se pueden encontrar herramientas digitales disponibles en países como Alemania, Francia, Ucrania, España, Italia, Rumanía o Portugal. De cualquier modo, esto no ha hecho más que empezar y podemos estar seguros de que aún le queda mucho por crecer. “A pesar de que muchas de estas tecnologías se usan comúnmente hoy, podemos esperar otras aún más poderosas en el futuro”.

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