Durante esta semana se ha creado un gran revuelo en redes sociales, a causa del informe de la Asociación para Proteger al Enfermo de las Terapias Pseudocientíficas, en el que se establece que más de 1.000 personas mueren al año a causa de este tipo de terapias alternativas. También en Hipertextual publicábamos algo sobre ello, ayer mismo.

Sin embargo, tras analizar meticulosamente los estudios citados y leer las revisiones realizadas por algunos expertos, se puede concluir que las cifras expuestas no se pueden determinar con exactitud y que, por lo tanto, pueden conducir a error entre los lectores del documento.

Estudios antiguos y sesgados

Como explica el doctor en lógica y filosofía de la ciencia Angelo Fasce en una entrada de su blog, La Venganza de Hipatia, la metodología empleada en los estudios citados no aporta el suficiente apoyo empírico para las conclusiones extraídas en el informe. Es cierto que esto es algo que se menciona en el documento, pero aun así utilizan estas cifras para realizar extrapolaciones imprecisas sobre los casos españoles.

Buen ejemplo de ello es el citado estudio de Johnson y colaboradores, de 2018. Aunque para la realización de este trabajo se partió de una muestra inicial de 1.901.815 pacientes, finalmente solo se tienen en cuenta 281. Esto significa que se centran en un perfil muy concreto, que en la mayoría de casos mostraban el cáncer ya muy avanzado, por lo que podrían haber sido descartados para la puesta en marcha de los tratamientos médicos convencionales.

Por otro lado, también se utilizan estudios realizados a partir de datos recogidos durante los años 90, algo que aporta poca fiabilidad para la realización de un informe sobre un tema que ha variado tanto en las últimas décadas.

Finalmente, es importante destacar que el dato extraído de una encuesta de la Federación Española de Ciencia y Tecnología (FCYT) en el que se establece que el 1’7% de los españoles recurriría a las pseudoterapias como primera opción para tratar un cáncer también está sesgado, por dos razones. En primer lugar, porque puede que ese 1’7% no contraigan todos un cáncer. En segundo lugar, porque eso es lo que se dice en frío, pero una vez que la persona en cuestión ha enfermado es posible que cambie de opinión, por la influencia de sus seres queridos o el personal médico.

El peligro de abandonar la medicina convencional por terapias alternativas

Por todo esto, si bien es importante que se dé a conocer a la población el problema de las pseudoterapias, no debe hacerse con datos extraídos sin una metodología rigurosa. Al fin y al cabo, ya nos llegan suficientes noticias terribles que pueden ser utilizadas como ejemplo, como para tener que recurrir a cifras que no se pueden calcular con exactitud. También es importante que seamos escépticos con el escepticismo.