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Sabemos lo que es el acoso escolar. Sabemos que hay niños que sufren aislamiento, insultos, palizas y otras vejaciones. Hemos leído sobre el bullying y visto casos, algunos en nuestro propio entorno y otros a través de los medios de comunicación.

Sabemos que los niños y los adolescentes muestran cambios que pueden indicarnos que algo está pasando en el colegio. "En los niños, estos cambios pueden ser evolutivos, es decir, dejan de hacer cosas que ya habían aprendido, pueden hacerse pis en la cama (enurésis), negativa para ir al colegio, bajada del rendimiento escolar... Pero también pueden ser conductuales como retraimiento, miedo o miedo generalizado", tal y como explica a Hipertextual Andrés Quinteros, director del Centro Psicológico Cepsim.

Sabemos que los cambios en los adolescentes son "más generalizados". Puede ser la caída del rendimiento escolar, negativas para salir y aislamiento o cambios en casa (irritabilidad, negatividad, cambios en el sueño y la alimentación...). "Estos son algunos indicadores. Como vemos son síntomas variados y bastante visibles. Por eso es importante que los adultos que rodean al niño -tanto en el colegio como en casa-, cuando noten estos cambios, tienen que prestar atención porque algo está sucediendo. Los cambios de conducta en niños y adolescentes significan que algo está pasando y si no está pasando en casa, será en la escuela", indica Quinteros desde el otro lado del teléfono.

Consecuencias una vez se ha crecido

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Lo que no sabemos es que es muy importante la actuación de los padres y los profesores. Tanto que, si la situación no se corta a tiempo y de la mejor manera, el menor puede tener problemas graves una vez crezca y sea adulto.

"Como todo hecho traumático si no se trabaja y no se procesa la consecuencias en la etapa adulta pueden ser varias, aunque dependerán de distintos factores como el grado de violencia sufrido, del tiempo (no es lo mismo estar un mes que cuatro años) y de si la familia se ha enterado y ha hecho algo efectivo para pararlo o no", explica Quinteros. La situación será más o menos grave en función de estos factores. Las consecuencias del acoso escolar van desde depresiones hasta dificultad para establecer relaciones en la etapa adulta, pasando por adicciones, baja autoestima, problemas de personalidad o, incluso, que él mismo se vuelva violento, según señala este experto.

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Los menores que sufren bullying, pero que la familia reacciona bien, se ha parado o contenido el acoso y se le ha dado ayuda a ese niño, cuando sea adulto "no sufrirá las consecuencias". Sin embargo, si no se hace absolutamente nada por parte de padres o profesores, "las consecuencias pueden ser graves", apunta Quinteros. "Nosotros hemos atendido personas que han sufrido acoso escolar y tenían depresiones graves, adicciones o grandes dificultades para establecer relaciones", comenta.

Los niños superan el acoso escolar a través de los adultos ya que ellos son los que toman las decisiones, si ven que estos no hacen nada por protegerles, "sufren una doble consecuencia: por un lado, el acoso y, por el otro, que los adultos no hacen o no pueden hacer nada. Es un doble trauma". Es muy importante, a juicio de Quinteros, que los adultos reaccionen para proteger al menor, después se verá si necesita tratamiento psicológico en ese momento o tan solo un apoyo psicológico, según lo grave que haya sido el acoso sufrido. "Pero sobre todo es importante la contención de los adultos que están con él", afirma.

"Para el niño las consecuencias son peores cuando lo da a conocer y sus padres no le dan la importancia que tiene (algo habrás hecho o pégales tú también), lo mismo que si se lo cuenta a un profesor y solo se habla con los agresores y nada más... a veces es peor", señala. "Entonces el niño descubre que no hay nada que hacer y lo sufre en silencio", añade el psicólogo.

¿El 'bullying' te hace más fuerte?

"Lo que no te mata te hace más fuerte", dice el refranero español. Pero en cuanto a la mente se refiere, esta afirmación es difícil de entender. Sobre todo para las personas que han sufrido o sufren acoso escolar: "Sufrir violencia no nos vuelve más fuertes", apunta Quinteros. Sí ayuda a volverse más fuerte que el entorno actúe ante el acoso escolar y que, si el menor lo necesita, tenga terapia psicológica: "Cualquier trauma puede ser superado, si se supera, nos hace más fuertes. Pero no por haber vivido el trauma sino porque hemos hecho un tratamiento psicológico, porque tenemos una familia que nos ha apoyado y protegido y que ha hecho que las consecuencias psicológicas que podrían haber aparecido, no lo hagan. Eso sí nos hace más fuertes, pero sufrir violencia no", explica Quinteros.

"Un niño no puede acudir a terapia, son los adultos los que toman esas decisiones. Quiero ser categórico en esto: los traumas no nos generan fortaleza", afirma el experto. "Si a una persona le quitan un pie, no se vuelve más fuerte. A partir de ahí, según lo que se hace con esta situación, se puede tener más o menos fortaleza, pero el hecho de perder un pie en sí no te hace más fuerte", ilustra.

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