Elon Musk ha revelado finalmente cuáles son los planes para convertir a The Boring Company en la firma que cree la disrupción definitiva en el transporte urbano. En un evento celebrado en Los Ángeles, el CEO de Tesla ha dado a conocer la primera versión del túnel de prueba excavado con fines experimentales, así como el método de transporte que alojarán.

Describiéndolo como "una epifanía" y realmente "épico", Musk daba a conocer uno de los proyectos que más dudas, críticas y miradas curiosas ha atraído sobre sí mismo en los últimos meses. Más aún tras comenzar a saberse que ciudades como Chicago estaban interesadas en contar con un proyecto de índole similar para conectar diferentes espacios y disminuir así los colapsos de tráfico, que el directo califica como "ácido en el alma".

The Boring Company quiere conectar garajes particulares con la red de túneles de Musk

Con otros proyectos sobre la mesa –asegura que hay uno potencial para la ciudad de Las Vegas– y planes incluso para comercializar la tierra sobrante resultado de las excavaciones, lo único que no parece aún claro, tras la demostración realizada, es la viabilidad que esto puede tener a gran escala. Porque la idea de The Boring Company continúa siendo la misma, pero los términos han cambiado.

Vehículos privados, no "cápsulas"

Uno de los cambios más notables que se ha hecho en la aplicación real del proyecto es que desaparecen las "cápsulas", de hasta 16 personas de capacidad, que estaban planeadas en un principio. Con ellas Musk había prometido dar una solución eficaz al transporte público, anteponiendo el colectivo al privado, que finalmente no sucederá.

Según se ha expuesto en la presentación, haciendo uso para ello de un Model X como ejemplo, el transporte por los estrechos túneles se realizará a bordo de vehículos eléctricos, particulares en su mayoría, con capacidad para mantener una velocidad superior a 200 kilómetros por hora y con cierto grado de autonomía. Además de estos requerimientos, el coche tendrá que disponer de una plataformas accesorias –que se venderán a razón de entre 200 y 300 dólares y serán retráctiles– que permitirán al vehículo mantenerse dentro de los límites de los rieles del túnel y asegurar que no se sale del trazado.

El coche accederá y saldrá del túnel por medio de un ascensor, desplegando y recogiendo las ruedas adicionales para poder circular tanto por la calzada como por el entramado subterráneo. No hay detalles, por ahora, de cómo se pretenden gestionar asuntos como la congestión del tráfico o la compatibilidad con los distintos modelos de vehículos en el mercado que no pertenecen a Tesla, por ejemplo.

Cada túnel tendrá una capacidad de dar servicio a 4.000 coches a la hora, y existirán también vehículos puestos por la propia compañía que circularán de manera constante en la red de túneles para quienes no dispongan de un vehículo compatible. Por ahora, el túnel de prueba parece estar aún en fases muy tempranas de desarrollo y los detalles podrían cambiar respecto a la versión final.