Netflix estrenó recientemente Bird Box, dirigida por Susanne Bier, protagonizada por Sandra Bullock. Una cinta de horror, ciencia ficción, un gran drama que nos mantiene en suspenso y amargura a lo largo de sus poco más de dos horas de duración.

Es cierto que cuando se estrenó el primer tráiler de Bird Box lo primero que pensamos fue en la excelente A Quiet Place, el título de John Krasinski, también estrenado durante este 2018. En aquella cinta protagonizada por Emily Blunt y el propio Krasinski, unos monstruos hipersensibles auditivamente mataban a todo aquel ser que emitiera algún sonido; entonces, vimos como la familia principal sobrevivía a ellos y cómo enfrentaba sus propias pérdidas. Con Bird Box la premisa es un tanto parecida, es decir, una era apocalíptica provocada por unos seres mortíferos, aunque esta vez lo temible es verlos, pues, al parecer, esto provoca que los humanos se suiciden de formas espeluznantes. Sin embargo, lo cual nos da bastante gusto, la cinta de Bier es muy distinta; nos sorprende de muchas maneras y toca otros puntos sensibles y delicados.

‘A Quiet Place’, señales auditivas en la guerra de los mundos

Bird Box es la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Josh Malerman, publicada en 2014. En el reparto encabezado por Sandra Bullock se encuentran además: Sarah Paulson, John Malkovich, Trevante Rhodes, Danielle Macdonald y los niños Vivien Lyra Bier y Julian Edwards. La historia comienza por el clímax y de ahí en adelante nos llevará en dos direcciones diferentes: al pasado cuando da inicio el apocalípsis y el presente, cuando Maloire, la mujer que interpreta Bullock, tiene que hacer un cambio radical y peligroso (y doloroso) para ella y su familia.

Como toda historia apocalíptica uno de los temas más complejos e interesantes es el del factor humano. Sin duda el apocalípsis es más llevadero o es un verdadero infierno según las personas que se encuentren al rededor. Bird Box lo muestra de nueva cuenta desde el inicio cuando forma un grupo ecléctico y desconocidos entre ellos, que muestran las actitudes y roles que como humanos se adopta, es decir: el que solo ve por su propio beneficio, el líder, el temeroso, el conciliador, etc. El drama de Bier nos lleva por esos perfiles, los confronta y más tarde nos demuestra que puede que la bondad, la esperanza y la empatía no siempre son la mejor respuesta.

Uno de los puntos más fuertes y disfrutables de Bird Box es sin duda el papel de Sandra Bullock. Se trata de una mujer con un perfil muy interesante, incluso llega a ser enigmática hasta el final de la película. Aunque nos da algunas pistas de su vida, poco nos es revelado de su vida anterior al apocalípsis y eso poco nos sirve para construirla en nuestra mente. Y esto quizá es lo más interesante de la cinta: todo eso que no nos dice y nos deja imaginar; es decir, no es explicativa y por ello da pie a muchas interpretaciones.

Hay muchos símbolos dentro de la trama. Las aves, por ejemplo, son una parte esencial de la historia, así mismo el hecho de que las personas con enfermedades mentales y ciegas sean tan relevantes en ese apocalípsis que se vive pero no se puede ver. Los pequeños que acompañan a Bullock también tienen su propio peso narrativo y su relación con ella es un trama muy rico y profundo. *Sin duda se trata de una película que vale mucho la pena, que saca provecho de su premisa a pesar de que haya varios lugares comunes y dramas parecidos -aunque solo en apariencia-. Bird Box* consigue su propia esencia y nos lleva por una historia llena de tensión y suspenso.

Bird Box se encuentra disponible para todos los suscriptores de Netflix.

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