La sexta película del Universo Extendido de DC se revela como lo mejorcito de este junto con Wonder Woman (Patty Jenkins, 2017) hasta la fecha, y probablemente la elección sensata del hábil James Wan para dirigirla sea el motivo principal de que haya llegado a buen puerto.Triste resulta admitir que no pocos creíamos que la opera prima de este cineasta malayo fue el asombro perturbador de Saw (2004), una presentación estupenda en el largometraje para el gran público que le garantizaría apoyo económico y artístico en sus siguientes proyectos. Pero nos equivocábamos, pues en realidad fue Stygian (2000), para cuya realización compartió la batuta con la australiana Shannon Young (Razor Eaters), lo que, en cualquier caso, viene a confirmar el interés indiscutible de Wan por el cine de terror, al que más adelante haría otras aportaciones como la peculiar Dead Silence (2007), la fantasmada fallida de Insidious (2010) y su primera secuela, *Insidious: Chapter 2 (2013), la aceptable The Conjuring (2010) y la que sigue constituyendo su obra más lograda, la imaginativa The Conjuring 2: The Elfield Portergeist* (2016).

aquaman james wan

Por supuesto, también ha realizado incursiones en géneros distintos, con el thriller viejuno Death Sentence (2007) y la acción espectacular de Fast and Furious 7 (2015), *tal vez para demostrarle a la industria de Hollywood que puede afrontar el reto cinematográfico que le echen y salir airoso del trance. Y en esta misma línea se encuentra Aquaman (2018), el segundo filme de una franquicia exitosa que le han encargado, y esto más que probablemente por el buen sabor de boca que nos dejó la séptima parte de Fast and Furious*, con la que se pudo reivindicar como un director al que no se le caen los anillos en absoluto a la hora de armar complicadas secuencias de acción que quitan el hipo, y no sólo las enrarecidas atmósferas del terror fantasmagórico que tanto le motivan, algo que necesitaba hacer para la aventura de este superhéroe oceánico nacido en las páginas ilustradas de DC Comics.

No es que los cinéfilos no sepamos muy bien que la propuesta de este tipo de cine sea tal, nos la entregue Marvel Studios o su directa competidora en esta ocasión, pero uno no esperaba descubrir a mitad de Aquaman al menos **una secuencia de acción impresionante, paralela y, así, a dos bandas, por cuya planificación hay que chocarle esos cinco a James Wan sin titubeos. Se trata del punto más elevado o distinguido del metraje, en el que de por sí ya detectamos una creíble idoneidad audiovisual, con la inestimable contribución de Rupert Gregson-Williams (Hotel Rwanda), a cargo de la épica banda sonora**, que ni se excede en sus pretensiones en una abrumadora baladronada ni pasa tristemente desapercibida, sino que sirve para consolidar el tono épico de la lucha y el sentido de la maravilla fantástica sin que, no obstante, nos acordemos luego de una sola de sus notas: cumple con su cometido lo que dura el filme.aquaman james wan

Tanto como los actores del reparto estelar, desde el básico Jason Momoa (Juego de tronos) como el superhéroe protagonista, pasando por Amber Heard (North Country) en la piel de Mera y Willem Dafoe (*La última tentación de Cristo) como Vulko hasta Patrick Wilson (Watchmen) encarnando a Orm, Nicole Kidman (Los otros) como Atlanna, Yahya Abdul-Mateen II (El gran showman) de Manta Negra, Temuera Morrison (Star Wars III: La venganza de los Sith) como Tom Curry y Dolph Lundgren (¡Ave, César!*) dando vida al rey Nereus; y ninguna de sus interpretaciones es memorable. Tampoco el guion correctito de David Leslie Johnson-McGoldrick (The Walking Dead) y Will Beall (Castle).

El drama familiar del héroe, por mucho que a los cínicos les parezca ñoño y subrayado, entraña y produce verdaderas emociones en el público, y no hay duda de que su historia específica y sus elementos principales nos recuerdan en cierto modo —si uno conoce el universo marvelita— a la de Thor (Kenneth Branagh, 2011) y sus secuelas, *Thor: El Mundo Oscuro (Alan Taylor, 2013) y Thor: Ragnarok (Taika Waititi, 2017), o a ese otro enfrentamiento monárquico que es Black Panther* (Ryan Coogler, 2018), no únicamente por la lucha fraterna y la corona en juego, sino también a causa de su composición tan colorista y pintoresca en grado sumo, hortera casi, con la que se alza como la primera obra del UEDC que construye un mundo singular, presente en el nuestro pero a la vez oculto, a la manera de la interdimensional *Doctor Strange* (Scott Derrickson, 2016) con sus propias reglas.

aquaman james wan

Ni las aceptables El Hombre de Acero y Batman vs. Superman (Zack Snyder, 2013, 2016), ni la decente pero limitada Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016), ni siquiera gratificante *Wonder Woman ni, en fin, la entretenida Liga de la Justicia (Snyder y Joss Whedon, 2017) nos habían brindado nada que se saliese de los cauces habituales en este aspecto, por lo que Aquaman* merece una bienvenida cálida, sobre todo considerando que no descarrila en ningún momento estrellándose contra la ridiculez, y mantiene su dignidad cuando lo más sencillo sería precipitarse en ella con un entorno tan excéntrico, proclive a las majaderías fantasiosas y a lo rimbombante. Sin embargo, y pese a que le va a la zaga a Wonder Woman en calidad e interés entre las seis películas que se han estrenado hasta ahora del UEDC, no acaba siendo tan satisfactoria como la de Diana Prince (Gal Gadot).

Hay tres razones para esto. La primera es que el Arthur Curry de Jason Momoa se exhibe tan físicamente potente como su compañera en la Liga de la Justicia, pero no igual de carismático, y cuando se remanga para repartir mamporros a diestro y siniestro, no apetece aplaudir a rabiar como en varias escenas de Wonder Woman; la segunda, que el viaje de Diana Prince contiene al menos tres secuencias de altísimo voltaje audiovisual gracias a Patty Jenkins, y la del cineasta malayo, solamente una; y la tercera, que *el escaso humor de Aquaman no funciona como un reloj suizo y acierta a ratos: Marvel aún humilla a DC en este asunto. No obstante, incluso así, Aquaman es otro paso en la buena dirección*, y si la saga conserva esta misma soltura y sigue escogiendo a los realizadores oportunos, los espectadores nos podremos dar con un canto en los dientes.

https://www.youtube.com/watch?v=240-uXvn1eI

Conclusión

Aquellos cinéfilos atentos a las novedades en el cine de superhéroes no se sentirán decepcionados con Aquaman, una película que se disfruta de principio a fin sin que su director se luzca de verdad salvo en esa secuencia. Y es más que suficiente.

Pros

  • La creíble idoneidad audiovisual de James Wan.
  • La impresionante secuencia de acción a dos bandas a mitad de película.
  • La inestimable banda sonora de de Rupert Gregson
  • Williams.
  • Las emociones verdaderas que produce en el público.

Contras

  • El guion simplemente correctito.
  • Las interpretaciones poco memorables.
  • El escaso humor que no funciona como debiera.
  • El colorismo pintoresco y casi hortera.