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El medioambiente agradece cada vez que ese envase que no vas a volver a utilizar termina en el contenedor amarillo. Este contenedor no es el de los plásticos sino el de todo tipo de envases y la forma de separarlo es compleja, pero todo está medido al milímetro para que el proceso sea lo más eficiente posible. De ahí la importancia de no tirar juguetes, aunque sean de este material, o cualquier otro objeto que sea de plástico, y sí cualquier envase, sin importar su material de fabricación.

Una organización sin ánimo de lucro, Ecoembes, es la encargada de llevar a cabo la separación de los plásticos y su prensado para que, después, empresas homologadas reciclen el material y se vuelva a utilizar. Pero, ¿cómo es este proceso? ¿Qué pasa cuando se vacía el contenedor amarillo?

¿Qué tipos de plástico te encuentras en tu día a día?

Obligación de gestión de la industria

La Ley 11/97 de envases y residuos de envases diferencia entre dos tipos de flujos de residuo de envases, por un lado los que se usan a nivel comercial-industrial y los envases domésticos. Para cada uno, hay unas obligaciones diferentes, tal y como explica a Hipertextual Jorge Serrano, gerente de Empresas y Ecodiseño en Ecoembes.

"Para los envases que tienen un destino comercial-industrial, es decir, que dejan de ser envase y se convierte en un producto en un comercio o en una industria, aplica un principio de responsabilidad del poseedor final", comenta. ¿Qué quiere decir esto? "Es una especie de ley de la patata caliente: tú le pasas tu producto envasado a tu cliente, tu cliente al suyo y así sucesivamente hasta que el producto se consume y genera residuos", señala. Serrano pone como ejemplo "un palé o un bidón de algún lubricante de 50 litros" que "en ningún caso van a terminar en un domicilio particular". "Esos envases los tiene que gestionar el que tenga el residuo final", afirma. Esto significa que la empresa final debe contratar los servicios de "un gestor autorizado por la comunidad autónoma que va periódicamente a retirar esos residuos y los recicla, es decir, los gestiona adecuadamente", ilustra el experto.

Gestión de envases domésticos

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Esta ley "obliga a la industria a hacerse cargo de la gestión del residuo de envase que pone en el mercado, por lo que se creó Ecoembes", comenta Serrano. Así, en el caso de los residuos generados por el uso doméstico, la "responsabilidad" es "del productor". "La responsabilidad no la tiene el consumidor final, no la tenemos nosotros, la tiene la industria que utilizó ese envase para ponerlo en el mercado de tal manera que sabiendo esto y considerando el hecho de que el gestor de estos residuos de envases domésticos es el municipio. La ley dice que la gestión la sigue haciendo el ayuntamiento, pero que la tiene que hacer selectivamente, es decir, no puede usar un solo contenedor sino que tienen que usar varios, y que el coste que tenga colocar varios contenedores para recoger los residuos de forma selectiva lo tiene que financiar la industria. Y para hacer esto, para canalizar todo este flujo de gestión se crea Ecoembes", explica. "Ecoembes nace siendo una entidad sin ánimo de lucro que ayuda a coordinar las empresas, los ayuntamientos y a los consumidores", aclara Serrano.

Ecoembes se encarga de enseñar a los consumidores que los residuos tienen que ir a los contenedores amarillo, verde y azul. En el primero van todos los envases, del tipo que sean; en el verde, el vidrio y en el azul, papel y carton. Por otra parte, a las empresas les dice lo que tienen que pagar "de acuerdo a la cantidad de envases que se ponen en el mercado" mientras que a los consistorios les paga por los contenedores, "pero la gestión tiene que ser eficiente", es decir, no vale poner "contenedores de oro ni recogerlos cada diez minutos". "Con este enfoque se empiezan a recoger selectivamente los residuos", afirma.

¿Qué va en este contenedor?

"Es importante recalcar que el contenedor amarillo no es el de los plásticos, que todavía nos dicen familiares y amigos 'esto va en el de plástico'. No. El contenedor amarillo es el de los envases, plásticos pero también metálicos", comenta Serrano.

"Entonces, ¿qué solicitamos en el contenedor amarillo?", se pregunta el experto. "Todos los envases que no sean ni de vidrio, que ya tienen su propio contenedor, ni de papel, que también lo tiene, sino del resto de materiales". "En el amarillo van latas, también pastas de dientes, pero no van juguetes ni bicicletas ni ruedas de camión. Ni una cinta de VHS ni un CD, que son de plástico, pero no envases", aclara. En general, "tienen que entrar envases de cualquier material y naturaleza. En el amarillo solicitamos envases de plástico, de metal y de compuestos como el brick. ¿Y qué envases de estos materiales? Pues todos. Da igual que sean rígidos, flexibles, de PET, de polietileno, de poliestileno, de poliamina… Cualquier envase de destino doméstico que no sea de cartón o de vidrio tiene que ir al amarillo", ilustra el experto.

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"Esto no pasa en otros países", matiza Serrano. "Francia, por ejemplo, en su contenedor amarillo, solicita solo envases rígidos. Es más, solo recogen latas y botellas", añade.

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¿Cómo funciona una planta de selección de envases?

Saber qué hay que depositar en el contenedor amarillo es muy importante ya que las plantas "están hechas para clasificar envases" y "tienen en cuenta sus formas, dimensiones y materiales", explica. "En el momento en el que añadimos objetos que no son envases, por muy buena voluntad que tengamos, nos dificulta muchísimo el proceso de selección", informa Serrano.

"Una vez están todos estos envases en el amarillo, el material se recoge con un camión, que puede ser el mismo o diferente que el de la otra recogida, es decir, no tienen por qué ser camiones separados. Hay camiones que tienen dos compartimentos, uno para envases y otro para el resto", comienza a explicar Serrano. Una leyenda urbana que circula, comenta el experto, es que se separa en su casa, pero después todo se junta. "No, el contenedor del camión puede estar compartimentado de manera que el amarillo vaya a un hueco y el resto a otro o puede ser que sea el mismo camión que pasa en días distintos", aclara. Esto no significa que no haya operadores que "engañan a los ayuntamiento". "No todos los operadores hacen las cosas bien, hay alguno que, de alguna manera, engaña a su ayuntamiento porque el consistorio le paga para que lo recoja selectivamente y no lo hacen", explica. Pero "si esto pasa lo vamos a denunciar y no a alimentar esa leyenda urbana de que pasa porque se da muy pocas veces", afirma.

"Todos los envases llegan a una planta de selección y lo que se hace es separar en diferentes fracciones". Aunque la primera etapa "consiste en un lavado". "El material se eleva en altura", esto se puede hacer con cintas o con "un alimentador de tipo grúa". Una vez se eleva, "se trabaja por gravedad", comenta. Es decir, se deja caer "y en diferentes momentos del proceso se van separando los materiales que son distintos". "Siempre digo que una planta de selección es como un proceso industrial al uso, pero al revés. En un proceso industrial al uso partes de diferentes ingredientes o materiales y haces un producto, que puede ser un coche o un bollo. En una planta de selección se hace al revés, partes de un producto y lo descompones en sus diferentes materiales", ilustra Serrano.

El lavado se produce en "un cilindro de lavadora con agujeros" cuyo nombre técnico es tromel y ahí es donde se lavan los envases. Estos "normalmente llevan algo de producto en su interior o ha llovido y se han llenado de agua. Este tambor de lavadora lo que hace es girar sobre sí mismo y por fuerza centrífuga va limpiando de contenido los envases", explica. En esta primera parte se puede perder "un 2 o 3%" del material ya que "tapones o envases pequeños" pueden caer por los agujeros, aunque "se trabaja con en el tiempo de giro del tambor para ajustar que en la fracción de finos no se pierda más de ese porcentaje".

Después del lavado y antes de la siguiente fase, mientras el material cae "se coloca una corriente de aspiración de aire que lo que hace es sacar del flujo todos los envases flexibles de tipo film", es decir, como las bolsas de plástico. Una aspiradora grande se encarga de quedarse con este material "aprovechando un salto ya que el film cae más despacio que los envases rígidos", explica Serrano. En este momento ya se ha clasificado un primer material.

El resto del material avanza por la planta y tras el tromel se pone un separador balístico. ¿Qué es esto? "Como una rampa que tiene diferentes zapatas o pedales y que va haciendo un movimiento como el de los pedales de una bicicleta", define. Con este separador, que además tiene los pedales agujereados, lo que se hace, comenta el experto, es separar tres fracciones: los envases planos, que por el movimiento del pedal van ascendiendo por la rampa; los envases rodantes, que al estar inclinada caen hacia detrás, y los finos, que caen por los agujeros de los pedales. Ahora ya hay cuatro materiales clasificados.

Tras esto, cada uno de estos materiales irá a tres cintas diferentes y, dependiendo de la configuración de la planta, lo siguiente será "un electro-imán". Esto "atrae los envases férricos (latas, tapas de frascos y otras cosas se quedan adheridas), luego se desimanta para que caiga en una toba", aclara Serrano. Después hay un "separador de Foucault que separa envases de aluminio" y tras este, hay "una corriente de separadores ópticos". El separador óptico "es un equipo que lo que hace es identificar el polímero del que está hecho un envase, da una orden a un compresor de aire, que sopla el envase y lo saca de la cinta", aclara. Estos separadores están a lo largo de la planta, según su tamaño habrá más o menos, y cada uno "apunta a un material diferente". Los materiales suelen ser PET, polietileno de alta y resto. Es decir que, al final, lo que queda es el plástico mezcla. Y en este momento ya están las cuatro fracciones clasificadas: film, PET, polietileno de alta y resto de plásticos.

Reciclador de plástico mezcla

El plástico mezcla también se puede separar en más fracciones. No todas las plantas tienen esta opción, pero si cuentan con ella es como "una planta de clasificación en pequeñito", comenta Serrano. Esta planta está "especializada" en separar los diferentes polímeros presentes en el plástico mezcla. EN este caso se separan el polipropileno, el poliestileno y "otros separan plásticos que hoy son más minoritarios como son el PDA o la poliamida, vamos, otros plásticos", aclara el experto.

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Actualmente, estos polímeros no son muy utilizados, aunque Serrano no descarta que "en el futuro puedan crecer". "Pero a día de hoy son minoritarios", sentencia. Estos recicladores "se especializan en clasificar polipropileno, poliestileno y otros", añade.

Reciclado de los distintos plásticos

Los materiales ya están clasificados y aquí es dónde termina el trabajo de Ecoembes, según comenta Serrano a Hipertextual. Ahora, las balas de los diferentes materiales se subastan "a un reciclador previamente homologado". Es decir, no se entrega a cualquier persona: "No se trata de vendérselo al primero que pasa porque puede ser un revendedor y no queremos eso, queremos que el material se recicle, no que se revenda y termine en Marruecos o China", afirma. Para asegurarse de que esto no pasa se adjudica el material "solo a empresas homologadas". "Una empresa homologada certifica que tiene una instalación industrial, que es capaz de tratar un determinado volumen de material y terminar en un determinado grado ese material", comenta. Es decir, tienen que ser capaces de apartar los envases de PET "prensados y ventilarlos, lavarlos y sacarles restos de producto o contenido, y al final obtener un grado de terminación tipo de escama de pez limpia, que es básicamente flex, como si cortaras una botella en trocitos, o granza", explica.

¿Y cuáles son las aplicaciones de los plásticos reciclados? Depende del tipo de plástico. Por ejemplo, las del film "son básicamente bolsa de basura y tubería flexible para riego de baja presión o recubrimiento de cableado electrónico, este tipo de cosas. Y estamos intentando que sea apta para hacer más cosas", comenta Serrano.

De los plásticos que salen del reciclador, el polipropileno y el poliestileno, tienen aplicaciones de mercado hoy. "Ya se está usando el polipropileno reciclado para cualquier tipo de aplicación como por ejemplo macetas", explica. "Es un material muy flexible y se usa también para automoción, está muy demandado como aislante acústico". Por su parte, el poliestileno "es un material de construcción mayoritariamente", esto se debe a que "no es apto para contacto alimentario", por lo que se le buscan otros usos. De forma general, "termina en temas de automoción", aclara.

Del conglomerado de plástico que no se ha podido separa "se hace una madera plástica, un sustitutivo de la madera natural para mobiliario urbano, bolardos o parques infantiles", explica. "Ecoembes es la responsable de que los parques infantiles hoy sean de este plástico pintado en lugar de las avispas cortantes de acero de los años 80 en la que todos nos hemos caído alguna vez", explica el experto.

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Por su parte, el PET, que es un tipo de poliéster, "como el que se utiliza en la ropa", y se usa para hacer prendas con material reciclado. Una de las empresas más conocidas que trabaja con PET reciclado para hacer su ropa es Ecoalf. Pero este material también es "apto para contacto alimentario", señala Serrano. "Gracias a la evolución de la sociedad y a poner de manifiesto el tema de la economía circular, lo reciclado está dejando de ser percibido como cutre o barato" y se pasa "a tomarlo como todo lo contrario, un valor añadido", afirma.

Por otra parte, el PET reciclado ahora es "es más caro que el virgen", pero "tiene lógica": "PET reciclado hay 200 mil o 300 mil toneladas, pero no hay más, mientras que PET virgen hay todo el que quieras" solo hay que tratar el petróleo para hacerlo. "Incorporar material reciclado en un envase tiene un mérito añadido que no tenía hace 10 o 15 años" justo por esto, porque ya cuesta más caro el reciclado al virgen, comenta Serrano.

En el caso del polietileno, este no cumple con la normativa alimentaria de materiales para su contacto con alimentos, pero sirve para hacer "envases de detergente". No es apto para alimentos por "un tema de migraciones", explica el experto. "Como ha estado en la basura puede haber quedado contaminado por algún compuesto que luego puede migrar al alimento. Hay un tema de seguridad alimentaria que lógicamente es prioritario a un tema de reincorporación de envases reciclados", afirma Serrano.

Reciclado fuera de España

Fuera de España el sistema es diferente. "No diferencian en función del destino, da igual que el envase sea de plástico, de metal, de destino comercial o industrial. Solicitan todo y la responsabilidad final recae sobre todos", explica Serrano. De ahí que en algunos países al devolver un envase te devuelvan dinero con el que previamente se ha gravado el producto. Esta situación no se da en España ya que es la empresa productora la que debe pagar por poner ese envase en circulación. El ciudadano solo lo tiene que depositar en el contenedor amarillo. "En España montamos un sistema exclusivo para los envases domésticos", afirma.

"Inspiramos nuestro modelo en el francés", explica Serrano, pero se decidió que ya que se iba "a hacer el esfuerzo de concienciar al ciudadano", se le iba a pedir "todos los envases, no solo los dos que se piden en Francia (latas y botellas)", comenta. "Así que abrimos el contenedor a todos los envases. Incialmente el contenedor amarillo no estaba cerrado, tenía una tapa como el gris, pero lo cerramos y colocamos estas aperturas en forma de círculo para mejorar la calidad de la aportación y que no nos metieran bicicletas, colchones y demás. Con esto conseguimos mejorar la aportación y que entraran más envases en el contenedor amarillo", concluye.

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