Cuesta imaginar cómo hacíamos las cosas antes de internet, pero los más viejos del lugar recordarán que, a principios de los 90 en España, para saber “qué iban a dar por la tele” tenías dos opciones: consultar el diario o echar un ojo a publicaciones como TP (Teleprograma) y similares. En esa época la televisión era lineal y en directo. A lo sumo, podías grabar alguna película o programa en VHS, pero no era muy cómodo. Olvídate de Netflix, de los sintonizadores TDT e IPTV con función de grabación, YouTube o el VOD.
Pero un buen día llegó el teletexto y lo cambió todo. La televisión seguía viéndose en directo, pero con un botón del mando a distancia, tu televisor se convertía en una ventana a las noticias del día, los resultados y clasificación de fútbol, baloncesto y motor, la previsión del tiempo y mucho más. No necesitabas conectar tu televisor a nada. Si era compatible con el teletexto, lo sabías mirando los botones de colores del mando, podías acceder a este servicio de información gratuito a través del cable de la antena.
¿Recuerdas la sensación que experimentaste la primera vez que buscaste algo en Google o Yahoo!? Todo estaba en una página. Pues con el teletexto ocurría igual. Todo lo podías encontrar entre las páginas 100 y 888. Pero vayamos por partes. ¿Cómo surgió la idea de crear algo como el teletexto y cómo logró ser tan popular? ¿En qué consistía? ¿Sigue activo hoy en día?
Letras y números en el televisor
Por todos es sabido que el televisor es un electrodoméstico cuya función principal es emitir imágenes en movimiento. Cuando surgió el teletexto, sus rivales de aquel entonces eran la radio y la prensa escrita. Internet era un proyecto científico-militar, lejos de lo que es ahora.
Pero a principios de los 70 apareció en el Reino Unido el teletexto, teletext o broadcast teletext en inglés. La paternidad del invento se le atribuye a John Adams, diseñador en jefe de Philips para VDU, acrónimo de Visual Display Unit.
El teletexto acercaba las computadoras de la época, todas ellas en modo texto, a los televisores de aquel entonces, que emitían imágenes en blanco y negro o en color. La idea era llenar la pantalla de bloques de colores que formaran sencillas figuras geométricas o texto alfanumérico tipo ASCII. En definitiva, recibir páginas de texto a través del televisor. Reitero que internet estaba en pañales en esa época.
La primera versión del teletexto (1976) ofrecía 40 columnas por 24 filas de texto en siete colores diferentes. Pero durante los años 80 se lograron introducir hasta 32 colores y soporte para varios idiomas. Así pues, la BBC británica lanzó su servicio de teletexto en 1972 con el nombre de Ceefax y rápidamente fue incorporado por otros países como Austria, Alemania, Francia y Holanda. Incluso llegó a Estados Unidos y Japón.
Por su parte, España incorporó el teletexto a través de TVE en 1988 tras un periodo de pruebas durante el Mundial de fútbol de 1982. El teletexto era barato, fácil de mantener y sus ventajas eran prácticamente infinitas, ofreciendo información y servicios a los telespectadores así como facilitando el acceso a la televisión a personas con problemas auditivos. Y lo mejor, no había nada que se le pareciera.
Con el tiempo, surgieron servicios similares como el videotex, que en Francia tuvo mucho éxito con el nombre de Minitel.
El poder del mando a distancia
Además de las ventajas de instalación e implementación del teletexto, cuya señal se enviaba a través de la misma antena de televisión, otro factor que ayudó a su popularidad fue su facilidad de uso. Además, el cada vez más habitual mando a distancia ayudó a hacerlo muy manejable.
El teletexto se organizaba en páginas, de la 100 a la 888. La página 100 era la principal, desde la que teníamos acceso al todos los contenidos que ofrecía con su página correspondiente de tres cifras.
Además, esas páginas se ordenaban en cuatro bloques de colores para facilitar la navegación: rojo, verde, amarillo y azul.
A través del mando a distancia y con un simple botón, activabas el teletexto del canal que tuvieras sintonizado. Y con los cuatro botones de colores podías cambiar de sección.
Con el tiempo se incorporaron más opciones, como ver el teletexto y de fondo el canal que tenías sintonizado u obtener subtítulos de series, películas o programas, algo a lo que estamos más acostumbrados pero que en el aquel momento era pionero.
Un mundo de texto
Un posible inconveniente del teletexto es su navegación por las páginas. En vez de cambiar entre ellas de inmediato, como ocurre en la actualidad cuando navegamos por la web, al cambiar de página debías esperar a que el indicador de página llegase hasta la página deseada.
Para entendernos, es similar a lo que ocurre con los paneles de información de los aeropuertos. Las letras y números no cambian de inmediato sino que deben pasar todas ellas hasta llegar a la que queremos.
El motivo es simple. Recibías la señal del teletexto pero no podías realizar peticiones, por lo que si querías cambiar de página, debías esperar a que la señal enviara esa página en cuestión. El proceso duraba unos segundos pero interrumpía la fluidez del teletexto.
Otro inconveniente es la limitación de emplear caracteres y bloques de colores. Como mucho, podías incluir el logotipo del canal de televisión, si bien en algunas secciones pudimos disfrutar de obras de arte al estilo de los dibujos ASCII.
¿Quién mató al teletexto?
Si ahora quieres saber qué darán en televisión, leer noticias o saber si mañana lloverá o hará sol, es más que probable que utilices un smartphone, una tablet, le preguntes a tu altavoz inteligente o consultes con tu smart TV. En Google Play y en la App Store hay decenas de aplicaciones para satisfacer cualquier necesidad que cubriera el teletexto. Pero la desaparición de este servicio de información revolucionario viene de antes.
Los años 90 son del teletexto pero en el siglo XXI, internet será el rey. Eso no quita que haya quien siga consultando el teletexto, pero la popularización de internet hará que caiga en desuso su predecesor televisivo.
Otro actor que hizo acto de presencia con el nuevo milenio la televisión digital, que si bien al principio permitía acceder al teletexto e incluso se adaptó a la tecnología digital en forma de DVB-TXT, no tuvo el respaldo necesario y, con el tiempo, se descartó.
Los fabricantes de televisores dieron el golpe de gracia, y a no ser que seas coleccionista, difícilmente encuentres un modelo de televisor que permita acceder al teletexto. ¿El motivo? Con la incorporación de la TDT, los nuevos televisores ofrecían EPG o Guías Electrónicas de Programas, donde podías consultar la programación televisiva.
Con el tiempo, las televisiones inteligentes han mejorado esas guías y, además, cuentan con aplicaciones y software que satisfacen con creces nuestras necesidades de información y servicios.
Los ecos del teletexto
¿Significa todo esto que el teletexto ha muerto? Para el común de televidentes sí, pero técnicamente hablando el teletexto sigue ahí.
Si tu televisor permite acceder a este servicio, todavía lo encontrarás en los canales generalistas y públicos. Como dije al principio, su mantenimiento es barato y sigue ofreciendo un servicio importante.
Otra posibilidad para recordar y seguir usando el teletexto es acudir a la web, donde algunos canales siguen ofreciendo el teletexto.
En España, por ejemplo, encontramos el Teletexto de TVE, que funciona pulsando en los números de página o moviéndote con las flechas página a página. La Sexta también mantiene su versión de teletexto, y buscando por ahí seguramente encuentres más.
Otra curiosidad es que bajo el nombre de teletexto encontraremos páginas y aplicaciones dedicados a ofrecer la programación de TV, como es el caso de la española Teletexto.com o de la aplicación Teletexto para Android. Pero no tienen nada que ver con este sistema de información televisivo.
El acceso a la información
Si nos preguntamos los motivos que llevaron al teletexto o a Yahoo! y Google a tener éxito, obtendremos la misma respuesta: la necesidad de información. El teletexto traía a tu casa datos de toda clase en forma de texto sin que tuvieras que desplazarte al quiosco o esperar a que la emisora de televisión o radio hablase de lo que tú querías saber.
Respuestas instantáneas. Lo mismo que ofrecía Yahoo! con su base de datos de enlaces y que luego Google automatizó en forma de respuestas a nuestras preguntas.
En una época en la que las computadoras eran difíciles de manejar, caras y solo al alcance de empresas y centros educativos, el teletexto permitió que cualquiera pudiera navegar por páginas de información simplemente apuntando el mando al televisor.