Parece que las malas noticias sobre Facebook siguen llegando: de la mano de un extenso reportaje de The New York Times hemos conocido algunas interioridades sobre la compañía y su gestión de escándalos como el relacionado con Rusia y su injerencia en las elecciones estadounidenses de 2016 y la crisis de Cambridge Analytica.
Facebook vendió anuncios a cuentas falsas rusas durante las elecciones de EE.UU.
El choque con Apple y Tim Cook
Llamativa es, cuanto menos, la reacción de Mark Zuckerberg a las palabras de Tim Cook, CEO de Apple, tras el escándalo de Cambridge Analytica. Fue entonces cuando Cook, preguntado sobre cuál sería su forma de actuar de estar en el lugar del creador de Facebook, respondió tajantemente afirmando que él nunca se encontraría en tal situación. "No vamos a meternos en tu vida personal. La privacidad es un derecho humano para nosotros, una libertad civil", concluía en su entrevista para MSNBC del pasado marzo.
Palabras que Zuckerberg no supo o pudo encajar, tachándolas de "excesivamente simplistas" y atacando la filosofía de Cook y Apple en declaraciones a Recode: "es importante que no caigamos en el síndrome de Estocolmo y dejemos que compañías que trabajan duro para cobrarnos cada vez más nos convenzan de que realmente se preocupan más por nosotros. Porque es algo ridículo para mí". Un cruce de declaraciones con un tema como centro, la privacidad del usuario, que venía tiempo dividiendo a ambos líderes tecnológicos.
Tal y como destacan desde The New York Times, estas desavenencias pudieran llevar a que Zuckerberg ordenara a su equipo más cercano que dejara a un lado sus iPhone y utilizaran dispositivos Android por "tratarse de un sistema con más usuarios alrededor del mundo". Ahora bien, cabe la posibilidad de que el CEO de Facebook buscara que los principales cargos directos de la compañía tuvieran una experiencia más real con el sistema operativo que reina fuera de Estados Unidos.
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Una conspiración para defenderse de las críticas
Desde el The New York Times también ponen énfasis en la gestión de crisis de la compañía y en cómo organizó una suerte de teoría conspiratoria para intentar lavar su imagen: tras destaparse la forma en la que Rusia interfirió en las elecciones de 2016 a través de su red social, la compañía entabló relación con una agencia de relaciones públicas que terminaría escribiendo artículos críticos contra Google y Apple al tiempo que minimizaba el impacto y la culpa de Facebook en el problema entre Rusia y Estados Unidos.
Por si esto fuera poco, la firma Definers Public Affairs presionó a distintos reporteros y medios de prensa para que, en base a su información, investigaran la conexión entre el liberal George Soros y el movimiento anti-Facebook, construyendo una narrativa centrada en que "fuerzas mayores" estaban impulsando una visión cada vez más crítica e intransigente con el modus operandi de la compañía. El extracto del reportaje es el siguiente:
Mientras Zuckerberg daba una gira disculpándose públicamente el pasado año, Sandberg supervisó una agresiva campaña para combatir a los críticos con Facebook, dirigir el enfado público hacia compañías rivales y protegerse de las regulaciones perjudiciales. Así, Facebook contrató a una empresa republicana de investigación de la oposición para desacreditar a los manifestantes activistas, en parte vinculándolos con el financiero liberal George Soros. También aprovechó sus relaciones comerciales, persuadiendo a un grupo judío de derechos civiles a criticar a la empresa por ser antisemita.
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No deja de sorprender, tras dos años repletos de momentos de crisis y problemáticas internas y externas, que una compañía de la entidad de Facebook, con Mark Zuckerberg y Sheryl Sandberg a la cabeza, gestionara de esta forma situaciones tan delicadas para la compañía y, teniendo en cuenta sus 2.200 millones de usuarios, para la sociedad.